El Banco de España estima en sus últimas previsiones que la economía española crecerá este año en torno al 4,5%, casi dos puntos menos de lo que el propio organismo estimaba en septiembre (6,3%) y algo más lejos aún de la cifra que, contra viento y marea, aún mantiene el Gobierno, del 6,5%.

El organismo que gobierna Pablo Hernández de Cos ha presentado este viernes sus nuevas previsiones sobre la economía española hasta el ejercicio 2024 que, a grandes rasgos, si se comparan con las publicadas en septiembre, recortan fuertemente las estimaciones para 2021 (hasta el 4,5%); rebajan ligeramente las de 2022 (hasta el 5,4%) y, a cambio, mejoran en casi dos puntos las perspectivas para 2023 (hasta el 3,9%), antes de devolver el crecimiento del PIB a una velocidad de crucero del 1,8% en 2024.

Las causas

La intensa revisión a la baja que practicó el Instituto Nacional de Estadística (INE) del dato de crecimiento del PIB del segundo trimestre a finales de septiembre está en la base de las peores cifras que ahora presenta el Banco de España para este año, que incluyen una moderación de la tasa de crecimiento en el cuarto trimestre (que pasará del 2% del tercero al 1,6%). La crisis de suministros, el encarecimiento de la energía, la inflación, la nueva oleada del virus y el retraso en las inversiones del Plan de Recuperación son los otros factores que pesan en las actuales perspectivas del Banco de España.

"De acuerdo con las proyecciones más recientes del Banco de España, la recuperación de la economía española proseguirá en el próximo trienio", se afirma en el informe trimestral. "En el tramo final de 2021, el dinamismo de la actividad económica estaría viéndose moderado por la compresión de las rentas de hogares y de empresas inducida por el aumento de costes y de precios, y por la persistencia de los cuellos de botella en algunos procesos productivos, factores cuya incidencia se moderaría a lo largo del próximo año", añade el boletín. A medida que estos factores vayan despejándose y avance el despliegue de los proyectos vinculados a los fondos europeos, la recuperación volverá a tomar impulso, según el análisis del Banco de España.

Optimismo oficial

Para este año y el próximo, las previsiones económicas del Gobierno español se consolidan como las más optimistas (6,5% y 7% para cada uno de los dos años), por encima de las formuladas por la Airef (5,5% y 6,3%), la Comisión Europea (4,6% y 5,5%), la OCDE (4,5% y 5,5%) o la media del panel de economistas de Funcas ( 4,8% y 5,7% respectivamente).

La recuperación español también se muestra como más lenta que la de la zona euro. En concreto, la brecha del producto con respecto al nivel previo a la crisis ascendía en el tercer trimestre a 6,6 puntos porcentuales en España frente a los 0,3 puntos de la zona euro.

Mejor evolución del empleo

El Banco de España ve ahora más inflación en este año y los siguientes y anticipa una creación de empleo (en términos de horas trabajadas) algo más lenta, compatible, en todo caso, con una mejor evolución de la tasa de paro (por el ensanchamiento de la población activa).

De acuerdo con la senda que dibuja el Banco de España, el ligero pinchazo de la economía española en 2021 y 2022 acabaría retrasando hasta principios del 2023 la recuperación del nivel de Producto Interior Bruto (PIB) previo a la pandemia. Eso será algo más de dos años después de que haber recuperado en noviembre de este mismo año los niveles de afiliación a la Seguridad Social. "Esta evolución confirma un rasgo destacado de los desarrollos económicos recientes, como es el hecho de que la recuperación del empleo esté siendo más rápida y vigorosa que la del PIB", afirma el Banco de España en su informe trimestral.

Es esta favorable evolución del empleo lo que constituye el principal argumento del Gobierno para restar gravedad a la cascada de correcciones a la baja en las previsiones de crecimiento, como la publicada este viernes por el Banco de España. La favorable evolución de los ingresos, con un crecimiento por encima del de la economía, es el otro argumento del Ejecutivo para relativizar la mala noticia de un peor crecimiento.