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EMILIO ONTIVEROS PRESIDENTE DE ANALISTAS FINANCIEROS INTERNACIONALES

"No hay que renegar del turismo, sino usar los fondos europeos para mejorar la oferta"

Cuestiones como el encarecimiento de la energía y las materias primas, y su repercusión sobre la inflación amenazan con lastrar la recuperación económica. Emilio Ontiveros, sin embargo, es optimista con el impacto positivo que van a tener los fondos europeos.

El economista Emilio Ontiveros, en una imagen reciente. | GERMÁN CABALLERO

Emilio Ontiveros ha participado en las Jornadas sobre Economía Española organizadas por la Universidad de Alicante (UA), las cuales se han centrado en esta ocasión en la recuperación después de la pandemia de coronavirus. El economista y presidente de Analistas Financieros Internacionales (Afi) considera que, pese a las trabas que han ido surgiendo en los últimos meses, España tiene ante sí una oportunidad histórica de salir fortalecida de la crisis, incluidos sectores tan significativos para la provincia alicantina como es el turismo.

Los incrementos de costes energéticos y de materias primas, e incluso los problemas de abastecimiento de algunos productos, han generado incertidumbre con relación a las previsiones de recuperación. ¿Hay que estar preocupados?

Es cierto que han aparecido una serie de perturbaciones, y que hay elementos inquietantes como los cuellos de botella en las cadenas de suministro o el encarecimiento del precio de los combustibles, sobre todo del gas. Pero, aunque los ritmos de recuperación puedan resultar menos expansivos de lo que se pensaba en un principio, seguimos inmersos en este proceso de una manera totalmente inequívoca. Además, hay indicadores que así lo atestiguan. Todo parece indicar que a mediados del próximo año se habrá podido recuperar el Producto Interior Bruto perdido durante la pandemia, mientras que la afiliación a la Seguridad Social ya es incluso algo superior a la que registrábamos a finales de 2019. Si las cosas no se tuercen mucho, insisto en que hay razones más que suficientes para pensar en una recuperación clara.

¿Qué factores son los que le hacen ser tan optimista?

España va a ser el segundo país de la Unión Europea que más se va a beneficiar de los fondos de recuperación, con nada menos que 140.000 millones de euros, cantidad que irá a parar a dos sectores estratégicos como son la transformación energética y la digitalización. Una suma de esa envergadura va a animar, además, la inversión privada. Estoy convencido de que, si canalizamos bien esos recursos y afrontamos de forma correcta las reformas, no solo recuperaremos el terreno perdido, sino que, encima, nuestra economía adquirirá una mayor resistencia ante futuras crisis.

¿Cuál es la principal clave?

Hay que hacer de la necesidad virtud y convertir esta crisis en una oportunidad. Como digo, tenemos que desarrollar resistencias para no continuar siendo una de las economías más vulnerables de la Unión Europea. Y para ello es necesario que las empresas adquieran más capacidad competitiva y un mayor tamaño, que el empleo sea menos precario, que haya un capital humano más capacitado en tecnología, y que nuestros sectores sean más modernos y resistentes. De lo que se trata, en definitiva, es de no crecer más, sino de crecer mejor.

En la provincia de Alicante está de plena vigencia el debate de cambiar el modelo productivo y que no haya tanta dependencia del turismo. ¿Qué es lo que opina a este respecto?

La economía española cada vez es más intensa en servicios, y este sector ocupa un espacio muy importante. En mi opinión no hay que renegar del turismo, sino realizar esfuerzos y utilizar los fondos europeos para mejorar la calidad de la oferta. Es necesario que sea más sostenible a nivel medioambiental, y también más tecnológico y digital. Insisto en que lo que hay que hacer es mejorarlo en lugar de renegar de su dependencia.

¿En qué dirección debería caminar el sector?

A mí no me importaría que vinieran la mitad de turistas y que gastaran el doble. Y, para ello, además del binomio del sol y playa, sería importante exhibir otros atractivos, como la historia de este territorio, su cultura o su gastronomía, para que disfruten de atributos más amplios. El turismo es uno de los candidatos a beneficiarse de los fondos que van a llegar de Europa, y lo que tiene que hacer es aprovecharlos. El error sería volver al punto de partida, porque lo que no podemos hacer es competir a nivel de precios, dado que hay mucha competencia en ese terreno. El objetivo, como digo, es competir en calidad, eliminando en ese proceso los focos de precariedad que puedan existir.

Hablando de precariedad, ¿qué opina de la reforma laboral que negocian el Gobierno y los agentes sociales?

Yo creo que todos estamos de acuerdo en que hay que mejorar la calidad del empleo, porque es cierto que existe un exceso de temporalidad. Ese era una especie de cartucho que tenían las empresas en momentos diferentes a los actuales, pero ahora no les interesa tener empleados temporales y mal pagados, porque no conozco a ninguna compañía que sea competitiva trabajando de esa forma. En Afi somos 200 profesionales, y lo que me interesa por encima de todo es contar con gente estable que me haga competir mejor. Los trabajadores, por su parte, también deben ser conscientes de que, en un entorno competitivo y cambiante, las empresas deben tener un cierto margen de maniobra. Con relación a la negociación colectiva, también estoy plenamente convencido de que se acabará encontrando un equilibrio.

El Gobierno acaba de presentar los presupuestos, y ya hay quienes dicen que no podrá cumplir con las previsiones económicas que los sustentan. ¿Qué opina al respecto?

Creo que si el Gobierno tuviese que hacer ahora misma el proyecto de presupuestos, quizá lo revisaría un punto o un punto y medio a la baja. Pero aún así, la recaudación tributaria y el empleo avanzan a un ritmo mayor del que creíamos, y la inversión empresarial y extranjera está aumentando. Al final, los presupuestos descansan mucho en que se generen inversiones a través de los fondos europeos, y con la cantidad de millones que van a llegar, y contando con que los gobiernos de las diferentes comunidades autónomas no se pongan chinchetas unos a otros, cualquier presupuesto terminaría siendo viable aunque contásemos con unas autoridades muy torpes.

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