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La inflación escala al 4% y amenaza la recuperación económica en España

La electricidad, el gas y las materias primas llevan el IPC hasta el nivel de hace 13 años

Torretas de distribución eléctrica. Andrés Cruz

En los últimos meses, el índice de precios de consumo (IPC), que recoge la cesta de la compra, se ha disparado hasta niveles de hace 13 años, con una tasa interanual del 4%, siete décimas más que en agosto, como indica el último dato avanzado del Instituto Nacional de Estadística (INE). La escalada registrada en los precios del energía, que coincide con el inicio de la recuperación tras la crisisdel coronavirus, tiene mucho que ver en esta evolución. El Banco Central Europeo (BCE) y su presidenta, Christine Lagarde, insisten en que se trata de un fenómeno pasajero, pero hay expertos que ya vislumbran futuras subidas de los tipos de interés, que podrían empezar por EEUU y seguir en Europa.

En contraste con estos mensajes públicos tranquilizadores de las autoridades monetarias, hay expertos que avisan de que la situación empieza a ser preocupante, dado que las economías europeas, en plena recuperación, son menos flexibles que la de EEUU, afirma, Pedro Aznar, profesor de Economía de Esade.

La energía.

El precio de la energía tiene mucho que ver con la escalada que registra en los últimos meses la inflación. En agosto, el IPC ya alcanzó una tasa interanual del 3,3%, lo que suponía un nivel máximo desde 2012. Los sucesivos récords en el precio de la luz empujaron al conjunto, a pesar de que las medidas del Gobierno contuvieron una parte de ese impacto. Con todo, la electricidad subió un 7,8% en un mes y un 35% en 12 meses. El gas natural es uno de los principales causantes de la escalada en los mercados eléctricos, junto con la cotización del CO2.

El BCE defiende que el alza de los precios es coyntural, pero hay expertos que alertan de riesgos

La tasa interanual de inflación subyacente, la que no incluye los elementos más volátiles como los alimentos no elaborados y la energía, ha escalado también tres décimas con respecto la mes anterior, hasta situarse en el 1%, tres puntos porcentuales por debajo del nivel general, la diferencia más alta desde 1986. Pero, en todo caso, indica que el despegue de la energía se estaría trasladando al conjunto de la economía, aunque todavía hay mucha distancia entre la inflación más volátil y la estructural. De ahí que las autoridades monetarias no estén aún preocupadas o así lo manifiesten públicamente.

El encarecimiento de la energía complica las cosas más a España, que la paga más cara que otros países, lo que le hace perder competitividad. Y además es un bien poco elástico, por lo que su encarecimiento hace que aumente la desigualdad, explica Pedro Aznar.

Materias primas

A pesar de considerar que la actual subida del nivel general de precios es un fenómeno transitorio, hay otros elementos que pueden truncar la recuperación que parece consolidada en la mayoría de los países, como la escasez de materias primas, provocada por el desajuste tras la paralización por la pandemia y la posterior recuperación, que ha dejado la oferta por debajo de la demanda y que eleva los costes de producción. Esto se ha visto en la evolución de los últimos datos de los precios industriales, con la mayor subida en cuatro décadas, según los datos de agosto.

Un ejemplo son los chips, que han provocado parones en la producción de vehículos, como es el caso del último expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) de Seat.

El BCE admite, en todo caso, el riesgo que supone la escasez de materias primas y que esta pueda ser «más persistente» o que la inflación «resulte en unas demandas salariales» superiores.

Todo ello puede derivar en lo que los economistas denominan efectos de segunda ronda, cuando las empresas pueden sentirse tentadas a subir los precios de sus productos y servicios para recuperar el margen perdido con el incremento de los costes, explica el profesor de Esade.

Los sobrecostes

Cuanto más elevada es la inflación más porción de los presupuestos públicos puede ‘comerse’ por el sobrecoste que significará en actualización de las pensiones y los salarios de los funcionarios.

En EEUU ya estudian subir los tipos de interés para evitar el sobrecalentamiento de la economía

A su vez, recorta el poder adquisitivo de los asalariados y el rendimiento (ya muy bajo) de los ahorradores en depósitos bancarios, que retribuyen como mucho una media del 0,50% a más de un año y hasta dos, según los últimos datos del Banco de España. La inflación reduce el valor real del dinero. Con la misma cantidad se pueden adquirir menos bienes y servicios que unos meses atrás.

En esta situación, a su vez, crece la presión por las subidas salariales. Hasta agosto, el incremento salarial medio pactado fue del 1,5% para 5,6 millones de trabajadores. No llegan ni al 20% los convenios vigentes que incluyen cláusulas de garantía salarial al final del año.

La herramienta tradicional para evitar sobrecalentamientos de la economía (despegue de la inflación), la subida de los tipos de interés, no la ha mencionado aún el BCE, pero hay expertos que temen que esté más cerca que lejos. En EEUU, con una inflación del 5%, ya se empieza a debatir sobre ello. Y se puede afirmar que «en el 90% de los casos, cuando ha habido subidas de tipos de interés en EEUU, las ha acabado habiendo en Europa», afirma Aznar. No es por mimetismo sino para evitar pérdida competitividad frente al dólar.

La eléctricas se mueven

Las grandes eléctricas empiezan a mover ficha tras la polémica del plan de choque del Gobierno que recorta sus ingresos y les obliga a subastar parte de su energía a otras compañías. Endesa e Iberdrola, las principales eléctricas de España, pedirán a sus clientes renegociar sus contratos para incluir en ellos las nuevas «reglas del juego» fijadas por el Gobierno. Endesa considera hacer cambios en las condiciones firmadas con aquellos grandes clientes «cuyos contratos de precio fijo estén cubiertos por las plantas afectadas por la nueva legislación». Con los clientes domésticos y pymes se mantendrá la misma línea que hasta ahora. Iberdrola ha ido un poco más allá al advertir a sus clientes industriales que o renegocian o cancelan los contratos.

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