Los británicos totalmente vacunados podrán seguir viniendo a Canarias sin tener que hacer cuarentena al regresar a sus casas. El Gobierno de Reino Unido revisó ayer nuevamente –lo hace cada tres semanas– su sistema de semáforos y mantuvo a toda España en nivel ámbar, despejando así algunas dudas creadas en los últimos días sobre si las Islas, dado el alto nivel de contagiosidad de las últimas semanas, caerían un escalón hasta el ámbar plus, categoría que finalmente no se ha creado, o incluso, el rojo.

Con “alivio” recibió ayer la noticia en su cuenta de Twitter el presidente canario, Ángel Víctor Torres. El mercado británico, principal nutriente de la industria alojativa del Archipiélago podrá ayudar a mejorar el volumen de negocio este verano. La decisión de Downing Street demuestra que los expertos ya no centran toda su atención en la incidencia de los contagios, como ocurría antes. O mejor, otras variables han entrado en escena para restar protagonismo a las tasas de infectados por cada cien mil habitantes en los últimos siete y catorce días.

Un sector tan planificado como el turístico vive a salto de mata desde que la pandemia apresó al planeta. Turoperadores como Jet2 mantenían los dedos cruzados en espera de la decisión que adoptara el Gobierno de Boris Johnson, porque el principal temor que se detecta ahora en los viajeros es un cambio de semáforo mientras ellos están de vacaciones, y los trastornos que eso les crearía. El interés de la demanda era intenso y cada vez más evidente, pero la toma de decisiones se aplazaba.

La concreción de las reservas tiene otras tres semanas de horizonte despejado. En el Gobierno canario están seguros de que para entonces se habrá conseguido meter en vereda a esta quinta ola y los números dejarán de ser un obstáculo de cara a ganar enteros en la futura lista de destinos seguros que confeccione el Ejecutivo británico. Si en el presente Canarias ha logrado escapar, cualquier contexto que mejore el actual será garantía de vacaciones tranquilas para los ciudadanos de Reino Unido. Ganar terreno al coronavirus es el único camino válido.

En el Consejo de Gobierno celebrado ayer se brindó por la noticia, pero sin champán del caro, porque en realidad no hay tiempo para celebrar nada y resulta más rentable seguir adoptando medidas, como hicieron, para poner coto al coronavirus. Están convencidos de que una consolidación de los escandalosos números que hoy ensombrecen el panorama turístico terminará por provocar que el principal mercado empiece a concretar viajes hacia otros destinos, y la economía de las Islas no puede permitírselo.

El esfuerzo de la Consejería de Turismo ante la escalada de los contagios ha sido titánico para hacer llegar a través de las embajadas informes de detalle que convencieran a las autoridades de Gran Bretaña de la escasa nocividad que tiene el coronavirus entre los vacunados. Perfil de los infectados, nivel de ingresos hospitalarios o avance de la tasa de vacunación han resultado fundamentales para poder continuar alumbrados por una luz ámbar.

“Una gran noticia”, a juicio de la consejera autonómica de Turismo Yaiza Castilla, quien expuso que seis de cada diez ciudadanos de Reino Unido han completado la pauta vacunal. Ese es el volumen de potenciales clientes que no tendrán que hacer una cuarentena cuando acaben sus vacaciones en el Archipiélago y retomen la rutina en sus ciudades de origen.

Para el presidente de la patronal alojativa de la provincia tinerfeña (Ashotel), Jorge Marichal, «la mejor noticia es que no hay noticia», es decir, que todo se queda como está y las autoridades de Reino Unido mantienen el estatus de Canarias. Su homóloga en Lanzarote –esta isla y Tenerife son las más dependientes del mercado británico–, Susana Pérez, consideró notable el impulso que se ha dado «a la confianza de los turistas». En 2019, antes de la pandemia, arribaron al Archipiélago cinco millones de turistas desde Reino Unido, y aunque «estamos muy lejos de eso», apuntó Pérez, se «dan pasos adelante para recuperar la confianza y la tranquilidad de los viajeros». Una clientela que, como afirmó Jorge Marichal, tiene «muchas ganas de viajar».

Cada vez que se ha abierto un claro en la tormenta del covid, los sitios web turísticos se han llenado de consultas de ciudadanos británicos deseosos de descansar en Canarias. Por eso, el presidente de la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Las Palmas (FEHT), José María Mañaricua, respiró al saber que Londres había decidido no apretar más. «Teníamos miedo», reconoció. Y no podía ser de otra manera si se atiende a que en lo peor de la pandemia las Islas nunca habían llegado a los 500 contagios en un día y en estas semanas se han superado los mil.

Los turoperadores británicos miraban hacia Downing Street. De haberse endurecido las condiciones de los viajes, habrían tenido que echar el freno a toda la operativa que tenían en marcha para este verano. «Teníamos un cero de ingleses y cada vez podemos ver más en la isla», constató el presidente de los hoteleros y extrahoteleros de Fuerteventura, Antonio Hormiga, para quien resulta imparable el camino, «lento por el momento, hacia la normalidad».

El concepto más manejado entre los empresarios fue el incremento de la confianza, el espaldarazo que ha supuesto que Londres entienda que el mal momento en contagios es pasajero, mientras que crecen variables más sólidas como la vacunación. «Las reservas y la ocupación» van a reflejar la decisión de las autoridades británicas, en opinión del presidente de IFA Hotels (Grupo Lopesan) y de la Comisión de Turismo de la Cámara de Comercio de Gran Canaria, Santiago de Armas.

«Un soplo de aire fresco». Así definió la noticia el director general de Dunas Hotels & Resorts, Ángel Luis Tadeo Felipe. En medio de tantos obstáculos para que el motor de la economía canaria recupere ritmo en su funcionamiento, tanto él como sus colegas celebraron que al fin lleguen momentos en los que, «sin lanzar las campanas al vuelo», puedan respirar; «sin bajar la guardia», matizó.

Normas para los británicos

Los británicos que estén vacunados y visiten países de la lista ámbar no tienen que confinarse diez días al regresar a sus casas, pero sí deben presentar un test negativo realizado tres días antes, completar un formulario de registro y volver a someterse a pruebas diagnósticas en el segundo día de su vuelta. A pesar de mantener a toda España en ámbar, el secretario de Transporte, Grant Shapps, recomendó a los viajeros de su país permanecer «alertas» dado el alto nivel de incidencia. «Los médicos y científicos del Reino Unido se mantendrán en estrecho contacto con sus homólogos en España para estar al tanto de los últimos datos y la imagen de los casos en España», aseguró el Gobierno británico, que advirtió de que no dudará «en tomar medidas cuando cambie el panorama epidemiológico de un país».