Una década cumple este miércoles 'El Mortero' y cuando echa la vista atrás, al chef Alejandro Luis se le amontonan las sensaciones. «Hoy en día, la cocina no sólo se ha convertido en mi trabajo, en mi oficio, sino en el eje fundamental de mi vida; a ella le debo el haber conocido a mi gran amor, mi esposa, que es compañera, amiga, cómplice y parte fundamental de este proyecto profesional».

No ha sido un camino fácil. Estos diez años están cuajados de enormes sacrificios y de esfuerzos constantes, esa cultura que aprendió en el seno de una familia humilde, trabajadora, que siempre lo animó a desarrollar su vocación; a cumplir sus sueños. Y en cuanto a los sinsabores quedan matizados por el firme empeño en hacer realidad el objetivo de repartir felicidad. De aquella idea original, la de una pequeña tasquita, conservan intacta la ilusión del primer día y también al primero de sus empleados, Javier López García, considerado uno más de la familia, a quien ahora se suma un nutrido equipo de profesionales.

Este proyectó vital nació en Icod de los Vinos y allí continúa empadronado, residiendo en la calle San Sebastián, nº 7 (tfno.: 922814955), abierto de martes a sábados, de 9:00 a 23.00 horas, y cerrado domingos y lunes. «Ahora en un local más amplio, en el que damos desayunos, almuerzos, meriendas y cenas». También es el lugar donde están instaladas las oficinas del Wedding Planner (organización y planificación de bodas y otros eventos), que «hoy por hoy es nuestro fuerte», tal y como subraya Alejandro Luis.

El Mortero es uno de esos espacios que mezcla mucho cariño, manojos de buen gusto, cucharaditas de encanto y pellizcos de ilusión, que se van moliendo pacientemente a mano, día a día, hasta lograr la fidelidad de los clientes. «Desde que montamos el restaurante ese siempre ha sido nuestro principal propósito; el de un lugar coqueto y diferente, en el que cualquiera se sienta arropado, y con una atención personalizada para cada uno de los clientes».

Lo cierto es que la organización de bodas y eventos como bautizos y comuniones está siendo su propuesta más sólida y eso, a pesar de la pandemia, hasta el punto de que están montando del orden de unas 56 bodas anuales.

«Siempre respetamos la gastronomía de nuestro restaurante y en ningún caso recurrimos a la fórmula del cáterin». Pero no sólo eso, en El Mortero se encargan «absolutamente de todo», destaca Alejandro Luis, orientando en espacios y proveedores: decoración floral; reportajes fotográficos y vídeo; iluminación: DJ o música en directo; decoración; papelería, etc.

Pero el menú es, sin duda, el complemento más importante, el que cierra el círculo. «Nos centramos en el producto genuinamente canario, en lo local», señala el chef, a quien le gusta recorrer con sus platos cada una de las Islas, un viaje de sabores.

La propuesta gastronómica de El Mortero es reconocible, una cocina en la que cantidad, calidad y temperatura se sirven en la mesa, adaptada además a la fórmula del tapeo , también a la alternativa de sentarse a compartir o hasta llevarse el menú a casa.

Valgan miniensalada de pavo; montadito de bacalao y pimiento de Padrón; tortilla canaria con mojo y gofio o croqueta de chorizo de perro y queso azul.

Para chuparse los dedos, tabla de quesos canarios con almogrote y mermelada de tomate; saquito crujiente de queso ahumado y plátano; papas arrugadas con mojos; cesta de croquetas; huevos estrellados con chorizo de Teror; un sabroso tartar. Además, ensaladas de pollo crujiente, de rulo de cabra o de aguacate; raviolis y tallarines.

De la mar llegan cazuela de pescado y marisco; lomo de bacalao encebollado o confitado y pulpo con refrito de ajo. Entre las carnes, el entrecote; solomillo de cerdo con salsa de almogrote, el plato estrella; solomillo de ternera; secreto ibérico; carne fiesta y codillo.

A los postres, brownie con helado de vainilla y chocolate caliente, y mucho más.