La asamblea de la patronal industrial de Canarias eligió ayer a Virgilio Correa como nuevo presidente para afrontar la etapa postpandemia. Director general de Tirma desde 2007, Correa cree que la industria canaria ha estado a la altura en el último año y acota la crisis de JSP a un problema concreto que no destapa ninguna situación crítica en el sector. Pide prudencia al Gobierno en el avance de la economía circular.

¿Cómo ha sobrellevado el sector industrial canario este año y pico de pandemia?

Todos nos hemos visto afectados por los cierres y las restricciones de hoteles, restaurantes y cafeterías en función del porcentaje que ese tipo de establecimientos signifique para cada uno de las industrias de la alimentación en concreto. Hay industrias y empresas que se han visto afectadas por un descenso en las ventas de un 40% y otras del 10 o el 15%. Hicimos un sondeo entre las industrias asociadas en 2020 y la media en la caída de ventas con respecto a 2019 oscilaba entre el 20 y el 30%. Con posterioridad hemos seguido con una tónica similar ya que, tras la recuperación paulatina de la hostelería en el verano pasado y hasta diciembre, volvieron de nuevo las restricciones en varias islas y eso se nota mucho en las ventas. Este año nos estamos situando en el mejor de los casos sobre un 60% en relación con las ventas que había antes de la pandemia.

¿Cuál ha sido el impacto de los ERTE en el sector?

Creo que prácticamente todas las empresas han tenido que utilizar los ERTE. La intensidad depende y es variable en función de cada industria. En algunas ha afectado al 10% de la plantilla por unos cuatro o seis meses y en otras las afectados han sido más y con una duración de al menos un año.

¿La pandemia ha cortado las expectativas que se habían generado cuando se inició el 2020 en cuanto a crecimiento y diversificación?

El efecto negativo de la pandemia es evidente por el descenso de las ventas y los recortes de la facturación. Otro de los efectos que ha supuesto esta crisis es que hay que pensarse mejor cuál es el momento en el que se debe invertir porque cuando un mercado se mueve a la baja con una situación sanitaria y económica complicada, si se tienen inversiones pendientes intentas retrasarlas todo lo posible a la espera de una situación económica mejor. Por el lado positivo la industria ha demostrado a los canarios y al resto de sectores que hemos sabido responder ante una situación de falta de suministros y de solicitud de requisitos especiales. Hemos estado ahí en todo momento, demostramos que somos un sector cercano y que responde rápidamente como fue el caso de la fabricación de geles hidroalcohólicos en un espacio temporal muy corto. Fuimos capaces de suministrar lo que otras industrias de la Península no pudieron porque en el confinamiento hubo un tirón del consumo superior al 40% y la industria canaria respondió con prontitud a las demandas. Somos fuertes ante la adversidad.

¿Asinca prevé una recuperación rápida de la actividad económica?

Particularmente creo que la recuperación del consumo va a ser lenta. Hay una mejora de las previsiones económicas pero no serán tan buenas porque la caída también ha sido muy importante. Todavía hay muchas incertidumbres sobre la mesa y es que la pandemia ha modificado también la forma de comportarse del consumidor y han cambiado los hábitos. La actividad se irá recuperando poco a poco y para ser similar en todos los sectores como en 2019 se tardará tres o cuatro años más, en mi opinión.

¿La delicada situación de JSP o los movimientos de integración entre Haricana y Molinera de Schamann son síntomas de algo en el sector?

Es verdad que la situación no es buena en general pero el asunto de JSP es un problema concreto en el que todos los industriales deseamos que su situación económica se pueda revertir lo antes posible. Lo sucedido con Haricana y Molinera es una decisión estratégica por parte de ambas empresas y es que uno de los problemas que tenemos en Canarias es la dimensión del mercado y los sobrecostes de producción. Si dos empresas se unen para realizar un proceso de producción en conjunto creo que es asegurar el futuro para corregir la situación, lo cual es algo positivo. No creo que sea un síntoma, hay empresas en dificultades porque los márgenes son escasos y un descenso en ventas en la industria es más gravoso que en otros sectores. Los últimos datos de los que disponemos reflejan que el sector industrial ha creado empleo en el último año, quizá poco pero es significativo que no se hayan destruido puestos de trabajo pese a la pandemia.

¿La aspiración de la industria canaria sigue siendo llegar al 10% del PIB de las Islas o ahora este objetivo está más lejos?

Creo que estamos en unos niveles relativos del PIB industrial del 6,5 o 7% mientras que a nivel nacional es del 10 u 11%, por lo que el objetivo es llegar a la media nacional ¿Cómo llegar? Pues para eso se está terminando de elaborar la Estrategia de Desarrollo Industrial 2021-2025, con un análisis de fortalezas y debilidades de la industria en las Islas para tratar de establecer las líneas de actuación de los próximos cuatro años. Hay que buscar mercados exteriores con todas las dificultades que ello conlleva.

¿Cómo van los planes de diversificación de la industria en sectores como el reciclaje, las energías alternativas, la industria 4.0, etcétera?

En la cuestión del reciclaje tenemos industria en Canarias que está absolutamente al día con respecto al resto del país. Debemos ser conscientes de dónde estamos, aquí la industria del reciclaje tiene los mismos problemas que el resto de industrias porque en las islas no capitalinas montar una planta de reciclaje es antieconómico y hay que traer los residuos de esas islas a las capitalinas. Toda la legislación sobre la economía circular va muy rápida pero con esfuerzos la industria canaria está asumiendo el papel que le toca en todo este proceso.

¿En qué posición está el sector en el debate de los impuestos verdes que hay en Europa y en España?

Poner en marcha todo esto va a suponer un incremento de costes. El Gobierno de Canarias tiene en estudio su ley pero la postura de Asinca es esperar y hemos logrado que la Comunidad Autónoma aguarde a que esté la ley nacional para adaptarla a Canarias. Hay comunidades que se adelantaron y han surgido los problemas en las empresas nacionales para adaptarse a las leyes autonómicas. El impuesto al plástico vendrá sí o sí a razón de 450 euros por cada tonelada de plástico que, teóricamente, lo paga el primer importador o el primer productor en cada país. Aquí estamos con el intento de evitar el plástico de un solo uso pero primero hay que definirlo; hay que ser más sostenibles pero también hay que acompañar al industrial en este proceso para determinar qué material puede sustituir al plástico para que le dé al producto la misma vida útil. La legislación y la industria tienen que ir de la mano porque lo que se ha transmitido a la población es la necesidad imperiosa de cambiar determinados envases y hay cuestiones que son más complicadas de lo que parece.

¿Están satisfechos a día de hoy con lo que destina el presupuesto de la Comunidad Autónoma al sector industrial?

Nunca estamos satisfechos con la cantidad global pero sí es verdad que en los últimos años ha habido buena sintonía con la Consejería de Industria y han sido sensibles con la problemática del sector y han incrementado la ficha financiera de determinadas líneas de actuación como la modernización o los sobrecostes de producción.

¿Qué esperan de los fondos europeos que van a venir?

Asinca invitó a todas las empresas asociadas a presentar sus proyectos de digitalización, así como también de transición energética y economía circular. Todas las empresas que quisieron contestaron y al final fueron unas 30 empresas por un importe total de 160 millones de euros.