Las empresas del sector turístico dejan de facturar alrededor de 115 millones de euros por cada semana que el Reino Unido mantiene a Canarias entre los destinos con semáforo en ámbar. El Archipiélago es la región preferida por los británicos para pasar sus vacaciones en España, hasta el punto de que algo más del 30% de todo el dinero que genera el turismo inglés en el país sale de los bolsillos de quienes visitan las Islas. Un enorme negocio que seguirá en mínimos históricos al menos hasta el próximo día 24, cuando Londres volverá a revisar su particular semáforo de riesgo y Canarias tendrá así una nueva oportunidad de pasar del ámbar al verde, donde figuran los destinos que a juicio de las autoridades británicas tienen la pandemia bajo control. Hasta que eso pase, los ingleses, escoceses, galeses e irlandeses que vengan al Archipiélago no solo deberán someterse a una prueba antes de su regreso y a otras dos una vez estén en su país –al segundo y octavo días tras su vuelta–, sino que, además, tendrán que pasar cuarentena domiciliaria obligatoria. Una serie de restricciones que, de facto, conlleva la suspensión del turismo británico en las Islas.

La decisión de Londres de mantener a toda España con semáforo en ámbar desató ayer un aluvión de críticas hacia las autoridades británicas. Una decisión «absolutamente incomprensible» para la Asociación de Líneas Aéreas y que «no se ajusta a la realidad epidemiológica de las Islas», agregó el jefe del Gobierno regional, Ángel Víctor Torres. El presidente de la ALA, Javier Gándara, deslizó que el empeño del Reino Unido en mantener a España, en general, y Canarias, en particular, entre los destinos no seguros no obedece a cuestiones estrictamente sanitarias. «O el Gobierno británico no quiere que sus ciudadanos salgan del país este verano» –hay voces que apuntan la posibilidad de que Londres esté intentando que las libras que sus súbditos destinan para sus vacaciones en las Islas se queden en el Reino Unido–, «o bien quiere esconder posibles ineficiencias, como la falta de recursos en su Policía de fronteras, que ya se ha visto tras la reapertura del tráfico con Portugal», señaló Gándara.

Por su parte, Ángel Víctor Torres reconoció, en declaraciones recogidas por Efe, que en su gabinete confiaban en que Londres le daría el verde a la Comunidad Autónoma, si bien Steve Heapy, el máximo directivo del turoperador y aerolínea Jet2 y uno de los personajes con más y mejores contactos entre la industria turística europea, había reducido al 50% las posibilidades del Archipiélago de pasar del ámbar al verde de forma inminente. Al final la moneda salió cruz y a los Gobiernos de Torres y de Pedro Sánchez no les quedó ayer más remedio que seguir implorando al Reino Unido la amnistía de los destinos turísticos nacionales y regionales. «De nuevo le volvemos a pedir al Gobierno británico que atienda esta petición de España», insistió una vez más la ministra de Turismo, Reyes Maroto.

No en vano, está en juego un negocio de miles de millones de euros. José Luis Zoreda, vicepresidente ejecutivo de Exceltur –la Alianza para la Excelencia Turística–, explicó que la principal industria del país deja de facturar una media de casi 386 millones de euros por cada semana que el destino España se mantiene en ámbar. Si se tiene en cuenta que Canarias representa más del 30% del gasto de los británicos en sus vacaciones en el país, resulta que las empresas del sector en el Archipiélago –bares, restaurantes, cafeterías, hoteles, apartamentos, supermercados, bazares, tiendas de souvenirs...– dejan de ingresar más de 115 millones a la semana mientras sigue vigente el veto de las autoridades británicas.

Hay que recordar que las empresas de la región ya daban por descontado que junio sería un mes perdido para el negocio turístico incluso antes de que Londres decidiera mantener en ámbar al Archipiélago. La esperanza era que la reactivación se produjera a finales de este mes, lo que ahora queda en el aire hasta el día 24.