Los años del boom turístico en Canarias, lejos de haber aumentado la productividad del mercado laboral en el Archipiélago, han colocado a la región a la cola del país. En 1975, las Islas era la sexta comunidad con un Producto Interior Bruto (PIB) por trabajador más alto. 45 años después se han convertido en el territorio español en el que este indicador es el más bajo. Que las Islas se hayan convertido en una de las regiones con PIB por trabajador menor, es el resultado de que la riqueza generada por la economía de la región haya crecido mucho menos de lo que lo ha hecho la población. Eso junto a otros factores, como los bajos salarios que suelen caracterizar a las economías altamente dependientes del sector servicios, explican que Canarias se haya convertido en la comunidad donde este indicador es menor.

Así lo evidencia un informe elaborado por el Consejo General de Economistas de España y la Cámara de Comercio Nacional, que analiza la evolución económica de las autonomías en los últimos 45 años, desde el fin de la dictadura franquista hasta 2019.

Pero, ¿qué es el PIB por ocupado y para qué se utiliza? Este es uno de los indicadores más utilizados para medir el crecimiento económico, la competitividad y el nivel de vida de una región y se obtiene de la división de la riqueza generada en un año por la economía de un territorio entre su número de trabajadores.

Para poder explicar por qué Canarias no ha podido mantener su posición en este ranking autonómico hay que prestar especial atención al aumento de población que ha tenido el Archipiélago en los últimos años. Por un lado, la riqueza producida en las Islas se ha incrementado, pero este incremento no ha ido aparejado al crecimiento del número de habitantes. En los últimos 45 años Canarias prácticamente ha multiplicado por dos su población. Si en 1975 residían en la comunidad 1,2 millones de personas, en 2020, esta cifra se alzaba hasta los 2,2 millones, lo que supone un crecimiento del 82%. ¿El motivo? Una actividad turística que genera muchas posibilidades laborales, eso sí, poco cualificadas y en general con bajos salarios.

De esta manera, Canarias ha pasado de ser la novena comunidad autónoma de España en cuanto a cifra de población en 1975 a ocupar la séptima posición en la actualidad. Por lo que, aunque el Producto Interior Bruto haya aumentado en los últimos años, ahora se tiene que repartir entre más ciudadanos.

Un escenario similar ha experimentado otra de las comunidades en la que el desarrollo turístico ha sido también determinante en los últimos años. Baleares ha doblado su población en 45 años, pasando de apenas medio millón a 1,2 millones. En este mismo periodo ha pasado de ser la segunda comunidad con un mayor PIB por ocupados a descender hasta el puesto número once.

Además de ocupar el último puesto en el ranking regional del PIB por trabajador, Canarias es la autonomía que ha perdido más posiciones. Más allá de por el aumento de la población y las características de la propia economía insular, esto también sucede porque el aumento de la riqueza en otras regiones del país ha sido muy superior al canario, mientras que el crecimiento de su población no ha sido tan importante. Ni siquiera Madrid ha experimentado un alza del número de habitantes tan relevante como el que se ha producido en Canarias y Baleares, ya que la capital ha registrado un aumento de su padrón del 62,9%. Madrid, que ocupaba en 1975 el primer puesto y lo sigue manteniendo actualmente, el PIB por ocupado se ha disparado un 65,5%, y ha pasado de ser 44.202 a 73.189 euros. Otras regiones como Aragón, –que ha pasado de ser la novena comunidad a estar entre las cinco primeras–, ha doblado este indicador en los últimos 45 años, al haber crecido su economía en mayor medida que el número de personas que residen allí.

La situación tampoco mejora en Canarias si en lugar de analizar el reparto de la riqueza solo entre los trabajadores se tiene en cuenta el PIB per cápita, es decir, el resultado de dividir la renta generada durante un año por el total de habitantes de la región. Tal y como indica el informe, el Archipiélago con un PIB por habitante equivalente a 10.791 euros en 1975 ocupaba en aquel momento la décima posición del Estado. 45 años después ha descendido hasta el puesto 14 de este ranking, cuando este mismo indicador era de 20.449 euros en 2019.

PIB per cápita

Al igual que el PIB por ocupado, el PIB por habitante es también uno de los principales indicadores para medir el bienestar de una sociedad. Por lo tanto, existe una estrecha relación entre el PIB per cápita y el nivel de vida de la población, es decir que cuanto mayor es el primero mejor es también el segundo. De tal manera que las comunidades que tienen una renta media por individuo superior a los 30.000 euros, –Madrid, Navarra y País Vasco–, son las regiones con mejores indicadores económicos, mientras que aquellas que tienen un PIB por habitante menor, –Andalucía, Extremadura y Canarias–, suelen ocupar las últimas posiciones en casi cualquier variable socioeconómica.

Sin embargo, se debe tener en cuenta que el estudio solo abarca hasta el año 2019, por lo que la actual situación podría haberse agravado, y mucho, debido a las consecuencias de la crisis provocada por la irrupción del coronavirus. Canarias ha sido una de las regiones más afectadas por la debacle económica que ha producido la pandemia, debido a su alta dependencia de la actividad económica, que se ha visto prácticamente paralizada desde marzo de 2020. De hecho, la brecha en las condiciones de vida de los canarios respecto al resto del país se está acrecentando hasta el punto de que al cierre de 2020 la diferencia era de casi 30 puntos. Para encontrar un momento en el que la riqueza media de los isleños estuviera tan por debajo de la media nacional habría que remontarse hasta 1962, es decir, en pleno franquismo.