Cada día de los tres primeros meses del año se destruyeron 303 puestos de trabajo en Canarias. La Encuesta de Población Activa (EPA) publicada ayer refleja que desde el final del pasado año hay 6.300 parados menos en el Archipiélago, pero no porque la crisis desatada por la pandemia dé ninguna alegría, sino porque se ha reducido en 38.800 el número de activos (personas que trabajan o que desean hacerlo pero no tienen dónde). El 93% de quienes han abandonado el mercado laboral de las Islas (31.500) son extranjeros de países que no pertenecen a la Unión Europea (UE).

Un total de 272.700 personas buscaban empleo en el Archipiélago al finalizar el primer trimestre de 2021. Son 57.400 más que doce meses antes. Ese avance del 26,6% contrasta con el 10,2% registrado en el conjunto del país y vuelve a poner de manifiesto la especial incidencia que el parón de la economía tiene en Canarias por el letargo al que el coronavirus ha condenado al turismo.

En toda España, el número de desempleados asciende a 3,65 millones, lo que supone una reducción de 65.900 con respecto al inicio del año. También en este caso por la intensa pérdida de población activa (-203.310) y no por el incremento de los puestos de trabajo; se destruyeron 137.500 en los primeros noventa días del año.

También este ritmo de pérdida de ocupados pone negro sobre blanco el tamaño del problema en Canarias. La destrucción de empleo en toda España en términos relativos entre enero y marzo fue del 0,7% y en las Islas, del 2,7%. Como se encargó de señalar la Confederación Canaria de Empresarios, la pérdida de puestos en el Archipiélago “cuadruplica” la registrada en todo el Estado.

“La especial incidencia que está mostrando la crisis en nuestro territorio justifica que en Canarias se modulen políticas de apoyo que vayan dirigidas al conjunto del sector productivo y se apliquen con criterios flexibles que garanticen su efectividad y alcance”, explicó la patronal de la provincia de Las Palmas.

En la misma línea, los empresarios de Santa Cruz de Tenerife señalaron la pertinencia de dar a las Islas “un trato diferenciado” por la “mayor afectación económica que demuestran los datos” en comparación con el resto de comunidades autónomas. CEOE-Tenerife explicó que esa peor digestión que hace el Archipiélago de la pandemia se observa en la “caída del PIB” y en “los efectos en el mercado laboral”.

El Archipiélago pierde 303 empleos  al día en el primer trimestre del año

El Archipiélago pierde 303 empleos al día en el primer trimestre del año Julio Gutiérrez

La reducción del número de parados sirvió al viceconsejero de Empleo del Gobierno de Canarias, Gustavo Santana, para definir el arranque de 2021 como un “trimestre de resistencia”. El problema es que se acumula ya demasiado tiempo sin otra aspiración que la de seguir respirando. Eso sí, Santana no ocultó que la tasa de desempleo es ya del 25,42%, la mayor de todo el país. Y todo ello sin contar que aún son casi 87.000 los empleos que siguen al amparo de los ERTE en las Islas.

Basta poner el foco sobre ramas de actividad o colectivos especialmente sensibles al contexto actual para conocer la dimensión exacta de la situación. Las restricciones derivadas de la crisis sanitaria inciden de manera especial en el tejido productivo canario.

Por supuesto, el sector privado es incapaz de crear empleo ante, en muchos casos, la ausencia absoluta de ingresos, caso de los hoteles que están cerrados por falta de clientes. Entre enero y marzo tuvieron que marcharse a casa 15.400 asalariados. Otros 11.100 autónomos y emprendedores, bajaron la persiana de manera definitiva y a la espera de iniciar nuevos proyectos en cuanto la situación lo permita.

Este golpe no se sintió en toda su dimensión porque lo amortiguaron los 9.400 puestos de trabajo generados en el sector público también en el primer trimestre. Efectivos sanitarios para pelear contra la enfermedad y gestores de ayudas son algunos de los puestos más ofertados.

Echar una mirada al sector servicios es hacerlo a uno de esos paisajes que, cuentan, dejaba Atila a su paso. En solo tres meses se volatilizaron 14.600 puestos de trabajo; durante el último año, 128.400. Yendo más al detalle menos deseable, las ramas del comercio, la hostelería y los transportes perdieron 33.300 empleos en el primer trimestre y 119.500, casi tres de cada diez (28,5%), desde que se decretó el primer estado de alarma en marzo del año pasado.

A todo ello se une que el colchón de aire que ha supuesto la construcción se ha desinflado, como advirtieron las patronales del sector; se perdieron 11.500 puestos de trabajo. Solo la industria fue capaz de crear 400 oportunidades laborales. Y el peor dato de todos es que solo cuatro de cada diez menores de 25 años que quieren trabajar lo consiguen.