La paralización económica provocada por el coronavirus el año pasado está causando estragos en las cuentas de muchos hogares del Archipiélago. Una situación que ha empujado a 11.800 familias canarias a tener que compartir sus viviendas debido a la falta de ingresos. En total, en las Islas existen 102.000 hogares compartidos. En 58.400 de ellos convive un núcleo familiar con personas ajenas a él, mientras que en 43.600 viviendas residen dos o más familias diferentes.

La casuística es muy diversa. Familias o jubilados que deben arrendar una habitación para llegar a final de mes o que acogen a un allegado que está pasando por una mala situación financiera; abuelos que abren la puerta de su casa a sus hijos y nietos; o personas que ofrecen un lugar donde vivir a parientes o amigos divorciados a los que la crisis ha dejado sin ingresos. Sin embargo, todos tienen en común las dificultades económicas que la pandemia ha generalizado en la sociedad canaria. No es de extrañar, por tanto, que el Archipiélago sea la comunidad autónoma en la que las viviendas compartidas representen un mayor porcentaje del total de hogares de las Islas.

Si además de los hogares familiares se suman aquellos en los que conviven compañeros de piso sin ningún tipo de relación familiar, –una fórmula muy común entre los estudiantes, pero cada vez más extendida entre trabajadores con bajos ingresos que no pueden acceder a un alquiler o a la compra de una propiedad–, el número de viviendas compartidas alcanzó en Canarias los 131.900 en 2020, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Una cifra que representa el 15,3% del total de hogares que existe en el Archipiélago y que sitúa a las Islas como la región en la que este tipo de residencias son más importantes, incluso por encima de las grandes capitales como Madrid o Barcelona, en donde esta tipología representan al 10,5% y el 10,3% del total.

La mayor incidencia que ha tenido la crisis en el Archipiélago, debido a la alta dependencia económica que tiene sobre el turismo, uno de los sectores más afectados por la pandemia, puede explicar el alza de este indicador. De hecho, Baleares, –otra de las comunidades autónomas más castigadas por los efectos del coronavirus–, es la siguiente región española donde este indicador es más elevado, en concreto, el 14,4% de sus hogares son compartidos.

Aunque el fenómeno no es nuevo y ya antes de la pandemia existían en las Islas 122.000 viviendas de uso compartido y se había experimentado un alza debido al incremento del precio de los alquileres y las dificultades para acceder a una casa en propiedad, la crisis ha disparado este modelo y su número se ha incrementado un 8,1% en Canarias en el año de la pandemia.

“No cabe duda de que es consecuencia de la situación actual”, valora Isidro Martín, delegado en Canarias de la Asociación Profesional de Expertos Inmobiliarios (APEI), ya que los dos archipiélagos españoles son los que más están sufriendo las consecuencias de esta paralización económica. Algo que a su vez se une con los altos precios de la vivienda en la comunidad y a la escasez de suelo.

Canarias cerró 2020 con 61.600 desempleados más que en el último trimestre de 2019, 232.021 personas se han visto afectados por un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) en algún momento a lo largo del primer año de pandemia y casi 52.000 hogares de las Islas no disponían de ningún tipo de renta al final del año pasado. “Nos encontramos con personas sin los ingresos que tenían antes”, expone Martín, para los que compartir una vivienda es la única alternativa “honrada” antes de recurrir a la ocupación. “Al no poder seguir pagando lo que hasta ahora, muchos vuelven con sus padres y les arriendan una habitación o varias parejas o compañeros deciden alquilar una vivienda en común”, expone y asegura que también está siendo cada vez más habitual que personas jubiladas arrienden habitaciones a estudiantes o profesores para obtener unos ingresos extra.

Se trata de situaciones que en el último año se están viendo con más frecuencia en las Islas. “Es un modelo que ha existido durante muchos años, familias que acogían a otras cuando se mudaban al área metropolitana desde las zonas rurales”, indica. Pero a medida que pasaban los años esta tendencia se abandonó y parece que ahora la crisis ha vuelto a recuperar. 

De hecho, un estudio elaborado por el portal inmobiliario Idealista señala que la oferta de habitaciones en pisos compartidos en las capitales españolas se ha disparado un 93% en el año de la pandemia. Sin embargo, a pesar de que según la encuesta elaborada por el INE este tipo de viviendas tienen un mayor peso en Canarias respecto al número total de hogares, no han experimentado alzas tan importantes. Las Palmas de Gran Canaria vio incrementado el número de anuncios un 5,9%, mientras en Santa Cruz descendieron un 7,6%. Sin embargo, el delegado de la APEI en Canarias evidencia que suele tratarse de acuerdos privados.