En el pasado, los humanos miraban al cielo en busca de una autoridad divina que rigiese sus vidas. En los últimos tres siglos la adopción de los derechos humanos y de las democracias liberales han devuelto el poder a las personas. Sin embargo, como advierte el historiador israelí Yuval Noah Harari, la humanidad está volviendo a levantar la vista del suelo para enfocar a un cielo digital con un nuevo dios aún más omnipresente: Internet.

Cuando mandas un correo electrónico, escuchas música, divagas por las redes sociales, realizas una videollamada o ves películas o series. Todos estos caminos te llevan a utilizar la nube, el sistema de computación informática que sostiene Internet y que almacena en una red global miles de millones de datos de sus usuarios. Aunque parece algo etéreo, la nube se basa en millones de ordenadores conectados con fibra óptica para procesar los miles de millones de datos necesarios para que usuarios de todo el mundo puedan conectarse a la red. En 1960 el informático estadounidense John McCarthy imaginó la ‘computación en la nube’ como una red de conectividad global “organizada como un servicio público”. Lejos de las utópicas intenciones de uno de sus principales ideólogos, la nube es un feroz campo de batalla entre un pequeño número de gigantes tecnológicos.

Dominio de Amazon

Amazon lidera con mano de hierro ese jugoso negocio. Su filial, Amazon Web Services (AWS), controla el 32% del mercado, según Synergy Research Group. Y aunque el imperio de Jeff Bezos es conocido por su dominio del comercio electrónico, hasta un 63% de su facturación en 2020 (13.500 millones de dólares) fue gracias a su división en la nube. No es de extrañar que el responsable de AWS, Andy Jassy, herede el trono de Bezos al frente de Amazon.

En segunda posición está Azure, de Microsoft, con un 20% de la cuota del mercado. Esa división supone una cuarta parte de la facturación de la empresa fundada por Bill Gates y se espera que siga creciendo. Por detrás quedan Google Cloud (9%), Alibaba Cloud (6%) e IBM Cloud (5%). Entre los tres líderes acumulan la mitad de los 600 grandes centros de datos mundiales.

Los planes de almacenamiento gratuito en la nube van de 15GB en el caso de Google, 5GB en el de Amazon, Microsoft y Apple y 2GB en el de Dropbox. Comprar más espacio puede variar entre dos y 100 euros al mes, dependiendo de la capacidad y del proveedor. En Google One, por ejemplo, el cliente pagará 2 euros al mes por 100GB de capacidad mientras que para llegar a 10TB deberá abonar poco más de 100 euros. En AWS, el cliente puede pagar por uso de la nube, siendo más flexible.

Todas nuestras rutinas dependen de centros de datos con un entramado de cables y luces parpadeantes en los que la información circula a una velocidad vertiginosa. Antes las empresas construían sus propios centros. Sin embargo, su elevado coste de construcción está llevando a externalizar esos servicios. Así, en 2025 un 80% de las empresas habrán cerrado sus centros, según predice la firma de investigación Gartner. En España, la mayoría se concentra en Madrid y Barcelona, aunque ganan peso en Valencia y el País Vasco.

Auge del sector

La demanda de la nube no para de crecer. En España, el 64% de las empresas apuestan por esa infraestructura como un medio para la digitalización de sus negocios, según Accenture. Eso se ha intensificado con la llegada de la pandemia y el teletrabajo. “El aumento ha sido espectacular y eso es porque la nube no es una moda, sino un modo de supervivencia del negocio”, explica Hugo de los Santos, director de productos y servicios de cloud y ciberseguridad en Telefónica Tech, que asesora y provee soluciones en la nube. En tan solo un año, su facturación se ha disparado un 20,6% hasta los 772 millones de euros.

Las empresas pueden recurrir a distintos tipos de nube dependiendo de sus necesidades. La mayoría de pymes recurren a la nube pública, que es cuando se paga a un centro para almacenar sus datos junto a los de otras empresas. Ésta creció un 28% en 2019 y se espera que lo haga un 22% anual hasta 2024, según un estudio de IDC Research España, lo que llevará a un negocio de más de 3.700 millones de euros.

El grupo hospitalario HM Hospitales, que opera 18 centros y 24 policlínicos, ha relanzado su transformación digital apoyándose en la nube pública de Microsoft. Aunque su salto al ‘cloud’ fue para un proyecto de investigación oncológica, con la llegada del covid-19 han convertido la digitalización en un eje estratégico. “Nos ha permitido gestionar información sobre contagios y recursos de forma acelerada para reportar al Gobierno y a tiempo para actuar, y eso salva vidas”, explica Alberto Estirado, su director de sistemas de información y transformación digital.

Otro modelo es la nube privada, más exclusiva y con un mayor grado de privacidad. Es la que desde 2011 utiliza CertiBox, una compañía que hace llegar las comunicaciones de las más de 10.000 administraciones públicas españolas a despachos profesionales como abogados o asesorías, agilizando y automatizando esos trámites. Al tratar con información delicada la diversifican en centros de España, Alemania, Reino Unido y Países Bajos. “Dedicamos buena parte del presupuesto a desarrollar la nube porque para garantizar el servicio debemos duplicar toda la información que gestionamos”, explica Daniel Camiroaga, su director comercial. Con 70 empleados, la empresa da servicio a 165.000 clientes y espera cerrar el año facturando más de seis millones de euros.

Sin embargo, el híbrido avanza como modelo de referencia, pues un 86% opta por esta vía, según Nutanix. “La gran mayoría de empresas utiliza varias nubes, diversifican para no casarse con un único proveedor”, según De los Santos.

España es un país de pymes. Y precisamente esas son las que más han sufrido con la pandemia porque estaban poco digitalizadas. Así, las que estaban en la nube han visto caer su beneficio un 7% mientras que las que no lo estaban lo han hecho hasta un 17%. El impacto de la crisis sanitaria ha acelerado la adopción de la nube para mejorar la productividad y abrir puertas a la internacionalización de sus negocios. Hasta un 62% de ellas ya utilizan esos servicios, según Ipsos Mori.

Es el caso de Arangur, una pyme aragonesa que desde 2018 recurre a la nube pública de AWS para transcribir audios a texto de forma automatizada. “Nos ha permitido innovar de manera más rápida y sencilla, garantizar la seguridad de los datos, ser más competitivos y reducir costes”, explica su director ejecutivo, José Luis Pérez. Su adopción les ha llevado a triplicar su volumen de trabajo y a ampliar personal. En plena pandemia esta microempresa casi triplicó su facturación, que llegó a los 120.000 euros, y este año se plantean dar el salto al mercado estadounidense y latinoamericano.

El salto tardío a la nube hace que siga existiendo margen para competir en el sector. Amazon, Microsoft, Google, Salesforce y Telefónica copan el 38,5% del mercado, lo que permite la llegada de otras empresas como la francoespañola Nuubb. Creada el 2018 en Barcelona, ofrece sus servicios para ayudar a la digitalización de las pymes. “Nuestro cliente busca proximidad, flexibilidad y tener sus datos bajo la legislación europea”, explica su responsable comercial, Mireia Salazar.

Según el INE, el 42,5% de las pymes que tienen entre 50 y 249 empleados cuentan con servicios en la nube, un porcentaje que cae al 24,4% entre las que tienen entre 10 y 49 trabajadores y al 10,35% entre las que tienen menos de 10. WLas pymes son las que necesitan más ayuda porque desconocen la nubeW, advierte De Los Santos. WEllas tienen que liderar ese salto”.

Ante el dominio de multinacionales, el mercado español también ve la llegada de alternativas como Internxt, una nube que opera con la tecnología Blockchain para encriptar todos los datos y garantizar una mayor privacidad. “Los servicios que ofrecen Amazon, Microsoft y Google son un medio para su fin, que es tener datos de los usuarios”, remarca Fran Villalba Segarra, el emprendedor valenciano de 23 años detrás del proyecto. La plataforma recurre a centros de datos de terceros para ofrecer almacenamiento híbrido o público a distintos sectores. Con 35.000 usuarios activos y cerca de un millón de euros en financiación, buscan hacerse un hueco en el mercado cloud español.

Soberanía europea

La digitalización forzada por la pandemia y la tendencia de las empresas a la externalización incentiva una concentración de poder en manos de los actuales líderes del mercado. En la Unión Europea (UE) eso se ve con preocupación, pues sospecha que puedan no seguir las leyes de protección de datos. Ante esa situación, Alemania y Francia han impulsado, junto a administraciones nacionales y grandes empresas, el desarrollo de un proyecto de nube propio conocido como GAIA-X que permita lograr mayor soberanía digital, transparencia y privacidad para no depender tanto de EEUU y China.

Sin embargo, se hace difícil pensar en una alternativa al oligopolio de las grandes tecnológicas estadounidenses. “Es un problema de base porque no tenemos soberanía europea ni con los chips», apunta Jordi Torres, catedrático de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC). Y es que, según Synergy Research Group, dos de cada tres euros que las empresas europeas destinan a la nube van a parar a los bolsillos de Amazon, Microsoft o Google. Esos tres gigantes tienen ya 67 centros de datos instalados en el continente. E irá a más.