“Es un balón de oxígeno”. El propietario y director de Bodegas Viñátigo, Juan Jesús Méndez, resume con esta frase el alivio de los exportadores de vinos isleños por el armisticio comercial entre Europa y Estados Unidos. El nuevo presidente norteamericano, Joe Biden, no ha tardado en dar su primer gran paso hacia el fin de la era proteccionista de Donald Trump. Bastó con una conversación telefónica entre Biden y la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, para acordar un alto el fuego en la guerra arancelaria entre Washington y Bruselas. Durante los próximos cuatro meses, los exportadores canarios no tendrán que pagar el arancel del 25% para introducir sus caldos en Estados Unidos. Pero la intención de Biden y von der Leyen es que ese plazo de cuatro meses sirva para llegar a un acuerdo permanente, lo que supondría el empujón definitivo para que las bodegas de la región no pierdan un mercado en el que llevan más de diez años abriéndose paso poco a poco.

La relación comercial entre EE UU y Canarias se deterioró sobremanera durante la estancia de Trump en la Casa Blanca. De 2017 a 2020, la factura de los intercambios de productos y mercancías entre las Islas y el país norteamericano se redujo la friolera de un 63%. El año en que el magnate llegó a la presidencia estadounidense, el montante del comercio entre EE UU y el Archipiélago ascendió a 191,5 millones de euros, según los datos suministrados por ICEX España Exportación e Inversiones, la empresa pública estatal encargada de promover la internacionalización del tejido productivo. El año pasado, aquellos más de 191 millones ya se habían reducido a solo 70,8 millones de euros. Es decir, a menos de la mitad, o más bien a mucho menos de la mitad. Es cierto que la pandemia redujo el comercio internacional en 2020 a mínimos históricos, pero no es esta la razón principal de la caída del tráfico de mercancías entre Canarias y EE UU. De hecho, el declive ya era evidente en 2019, cuando el comercio entre Washington y el Archipiélago ya se había aminorado un 47% coincidiendo con el endurecimiento del proteccionismo de la Administración Trump. El coronavirus solo le dio la puntilla.

En 2019, la Organización Mundial del Comercio (OMC) le dio vía libre al expresidente de EE UU para imponer aranceles a una larga lista de productos europeos. Le dio permiso, en definitiva, para cobrarse cumplida venganza por las ayudas que España, Alemania, Francia y Reino Unido le inyectaron en su día a la aeronáutica Airbus. Ayudas de Estado que la Administración estadounidense denunció en 2004 porque suponían una perversión de la libre competencia entre la europea Airbus y la norteamericana Boeing, los dos gigantes de la fabricación y el diseño de aeronaves. En el caso de España, han sido los productores y exportadores de aceite de oliva, aceitunas, quesos y vinos los que han pagado el pato de un conflicto originado en la industria aeronáutica.

De repente, las bodegas isleñas que exportan a EE UU se encontraron con que tenían que pagar un arancel del 25% –un porcentaje casi confiscatorio– para poder seguir llevando sus vinos a uno de sus principales mercados. Por eso el anuncio de Biden y von der Leyen ha supuesto un alivio tan importante. Firmas tan prestigiosas como Suertes del Marqués, Frontón de Oro –que envía cada año a EE UU unas 80.000 botellas–, El Grifo o la mencionada Viñátigo son algunas de las 16 isleñas que cuentan con prestigio, reconocimiento y un hueco en el competitivo mercado estadounidense, de ahí que dieran la voz de alarma cuando Trump anunció su particular venganza arancelaria contra las potencias económicas de Europa.

El director de Viñátigo explicó nada más conocerse la tregua entre Washington y Bruselas que el anuncio es “una de las mejores noticias” de los últimos meses. No en vano, a la subida de los aranceles se sumó la pandemia, con lo que la venta de vino a importadores de EE UU se redujo el año pasado en torno a un 40%. “Los aranceles y la pandemia frenaron las exportaciones tras más de una década trabajando para ganar peso en Estados Unidos”, expuso Juan Jesús Méndez, que confía en salvar 2021.

Además, el bodeguero celebra que la suspensión de los aranceles coincide con la reapertura de los negocios de la restauración en la ciudad y Estado de Nueva York, que en el caso de Viñátigo es fundamental. La firma canaria tiene presencia en hasta 26 Estados de EE UU, pero donde más se consumen sus caldos es en Illinois, sobre todo en la ciudad de Chicago, en California y en el mencionado Nueva York.