¡A comer insectos! La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por su terminología en inglés) acaba de publicar su primer informe favorable sobre un insecto comestible en el ámbito del viejo continente. El organismo regulador cuenta que el consumo por parte de seres humanos del llamado gusano de la harina o larva de escarabajo oscuro (Tenebrio molitor), ya sea como snack o como ingrediente para otros alimentos, “no plantea problemas de seguridad”. Eso sí, aclara que “puede provocar reacciones alérgicas”.

Aunque cocinar y comer bichos sigue siendo un concepto que aún genera revuelo en la mayoría de países de Europa –en Asia y América sí hay tradición– los citados insectos como el gusano de la harina y otros ganan terreno en el mercado alimentario occidental, donde aún son percibidos como una novedad. Sin embargo, en países como México, Colombia o Tailandia su consumo es mucho más habitual; son parte de la gastronomía tradicional de ciertas regiones, al igual que aquí lo son unos langostinos, unos percebes o un plato de caracoles. Según el instituto agroalimentario Ainia, los insectos, por regla general, tienen una gran eficiencia en la conversión de los alimentos; su alto nivel de reproducción aprovecha al máximo los nutrientes de su entorno para convertirlos en proteínas, vitaminas y grasas. Estudios científicos han comprobado que algunos producen proteínas a un ritmo muy superior al de otros animales que proporcionan carne a los humanos, pudiendo llegar hasta cerca de veinte veces la producción que pueda tener una vaca. Estos ingredientes se usan cada vez más en restaurantes de alta cocina y en algunos países como China, donde hay puestos callejeros con insectos listos para comer en diferentes formatos.

Gusano

El gusano de la harina es el primero que ha evaluado la EFSA de forma completa para consumo humano. Con todo, la UE analiza para su aprobación definitiva las medidas transitorias establecidas en el reglamento 2015/2283, según constata un informe de Consumer. También estudia otros insectos hasta que se llegue a una decisión firme sobre su inclusión o no en la lista de nuevos alimentos. Se trata de los siguientes: Acheta domesticus, Locusta migratoria, Grylloides sigillatus, Schistocerca gregaria, Alphitobius diaperinus y Apis mellifera.

El asunto pasará este año a la mesa de los Estados miembros, cuyos expertos en el Comité Permanente de Plantas, Animales, Alimentos y Piensos tendrán que votar a favor de autorizar su comercialización en un plazo de siete meses. La opinión del organismo europeo es la primera desde que entró en vigor en enero de 2018 el reglamento sobre nuevos alimentos. Desde entonces, la EFSA recibe un gran volumen de solicitudes que cubren una amplia variedad de nuevas y tradicionales fuentes de alimentos, entre las que se incluyen productos derivados de plantas y algas, frutas no autóctonas e insectos comestibles. A la espera de nuevas autorizaciones, diversas empresas agroalimentarias españolas consideran una fuente de negocio estos nuevos alimentos. Por eso no faltan iniciativas entre el mundo de los emprendedores.

Empresas con proyectos

¡Si ve un grillo no lo pise! Puede transformarse en alimento para Trillions, una startup valenciana que nació como Insectfit, firma emergente de la aceleradora empresarial Lanzadera de Juan Roig en La Marina de Valencia, liderada por dos jóvenes de la localidad alicantina de Crevillente. Ya ofrece barras energéticas elaboradas a base de harina de grillo.

Otras compañías que trabajan con estas especies han optado por la fabricación de harinas, que después se pueden comercializar para su uso como ingredientes en la elaboración de galletas, panes o rebozados. La introducción del consumo de insectos en el mercado agroalimentario europeo a través de productos hechos a base de grillos y larvas de escarabajo también es el objetivo del proyecto de la firma vizcaína Insekt Label Biotech, así como de Iberinsect, compañía de Reus (Tarragona) dedicada a la investigación de proteínas alternativas de alta calidad y sostenibles a base de insectos. Además, la salmantina Tebrio, antes conocida como MealFood, se dedica al proceso de cría industrial y transformación del gusano de la harina.

Habrá que superar la aversión que produce pensar que los insectos formarán parte del menú de los europeos en los próximos tiempos. Veremos qué pasa.

En la imagen, ejemplar de ‘Grylloides sigillatuspou’ (también en fase de análisis). Aproximadamente unas 2.000 especies de insectos se han utilizado como alimento y son parte de las dietas tradicionales de al menos dos mil millones de personas, particularmente en partes de Asia, África y América del Sur.

En la imagen superior, un ejemplar de ‘Locusta migratoria’ (en fase de análisis por le UE). Según los análisis del Ainia, hasta el 80% del peso corporal de los insectos es comestible y digerible en comparación con el 55% del pollo y el 40% del ganado. |