Los radares de la Dirección General de Tráfico tuvieron en 2020 mucho menos trabajo que en los años anteriores. Los confinamientos y las cuarentenas para contener el avance del coronavirus han reducido los desplazamientos por carretera a mínimos históricos, y Canarias no ha sido una excepción. Los aparatos distribuidos a lo largo y ancho de la red viaria regional cazaron en el Año I de la pandemia a 32.157 conductores menos que en 2019. Muchas menos denuncias que se traducen en menos recaudación para la DGT. Los ingresos públicos por las multas a los conductores isleños, aún a falta de datos definitivos, se aminoraron en 2020 en unos cuatro millones de euros.

Los datos suministrados por el organismo dependiente del Ministerio del Interior muestran que las denuncias por radares de tráfico sumaron el año pasado en el Archipiélago un total de, exactamente, 53.523. ¿Muchas o pocas? En realidad, poquísimas. En 2019, sin ir más lejos, llegaron a 85.680. Así pues, la pandemia mundial ha reducido un 37,5% las denuncias a conductores cazados por radares en la Comunidad Autónoma. Es la mayor caída interanual registrada hasta la fecha, si bien no es atribuible a una mayor responsabilidad al volante, sino a las restricciones de la movilidad por la Covid-19.

La mayor parte de las denuncias por radares se convierte en multas, y las multas, en ingresos para la Dirección General de Tráfico. A más sanciones económicas, claro, mayor recaudación. En consecuencia, el último año no fue precisamente bueno para la DGT desde el punto de vista recaudatorio. El organismo dirigido por Pere Navarro ingresa cada ejercicio una media de casi 16,8 millones de euros por las multas a los conductores canarios. Una cuantía en la que están incluidas las sanciones por radares –tanto fijos como móviles– y también el resto de multas, como las que se les ponen a quienes conducen mientras hablan por el móvil, por ejemplo. El menor número de denuncias por radares redujo el año pasado el montante de la recaudación en alrededor de cuatro millones de euros. Y esto solo en Canarias.

La extraordinaria caída de las sanciones por radares, o más bien la histórica reducción de los desplazamientos por carretera, se refleja en el menor número de accidentes con víctimas, ya sean heridos o fallecidos. La DGT contabilizó el año pasado un total de 1.390 accidentes con víctimas, es decir, accidentes graves. En 2019 se registraron la friolera de 1.874, esto es, 484 más. En otras palabras: los confinamientos y cuarentenas no solo salvaron vidas al evitar un mayor número de contagios de la Covid-19, sino que también salvaron vidas, de manera indirecta, en las carreteras. Y esto es literal. En 2020 hubo en las Islas 17 víctimas mortales menos –un total de 22– y 67 heridos menos que necesitaron hospitalización. En resumen, los accidentes graves disminuyeron un 26%; las víctimas mortales, hasta un 43,6%; y los heridos hospitalizados, un 26,7%.

Radares más voraces

La organización de los Automovilistas Europeos Asociados (AEA) actualiza cada año su lista de los radares de tráfico que más multan, que vienen a ser los empleados más eficientes de la DGT. El último ranking muestra que el aparato que más sanciones reparte en todo el Archipiélago es una vez más el instalado en la carretera GC-1, en Gran Canaria. En concreto en el punto kilométrico 5,3, a la altura del centro comercial El Mirador y en dirección a Las Palmas de Gran Canaria. Este radar da lugar cada año a una media de cerca de 11.000 denuncias. En el segundo puesto está el cinemómetro ubicado en la carretera LP-3, en la isla de La Palma. Se encuentra en el punto kilométrico 20,1, en el municipio de El Paso, y suma una media anual de más de 11.500 sanciones, aunque en el último año dio lugar a menos multas que el de la GC-1, de ahí que no esté en la primera posición del ranking de los AEA.

Hay que recordar que la DGT sanciona desde este año con 200 euros de multa y la pérdida de tres puntos del carné a quienes lleven en el vehículo aparatos para la detección de radares o cinemómetros.

Una red de 78 ‘cazadores’ en las carreteras canarias

La Dirección General de Tráfico tiene repartidos en las carreteras de la región un total de 78 radares, entre fijos, móviles y de tramo. En igual cantidad en ambas provincias: 39 en la provincia de Las Palmas y otros 39 en la de Santa Cruz de Tenerife. Los más activos son el situado en la GC-1, en Gran Canaria, y el ubicado en la LP-3, en La Palma. Por islas, y según la información recopilada por Automovilistas Europeos Asociados (AEA), los 78 de la DGT se distribuyen de la siguiente manera: 14 en Fuerteventura, 17 en Gran Canaria, ocho en Lanzarote, cuatro en La Palma y 35 en Tenerife, que es con diferencia la isla con mayor número de cinemómetros en sus carreteras. En 2019, el último año prepandemia, la DGT recaudó por multas un total de 374,3 millones de euros, de los que alrededor de un 4,3% corresponde a las sanciones impuestas a los conductores del Archipiélago, entre 16 y 17 millones. El ejercicio en que más ingresos ha arañado en la Comunidad Autónoma el organismo dependiente del Ministerio del Interior fue el de 2013, cuando la recaudación superó los 22,5 millones de euros. La suma ya se había reducido en los últimos años y lo hizo aún más en 2020 por las restricciones de la movilidad.