La crisis del coronavirus ha disparado las renuncias a herencias en Canarias. En 2020, el Año I de la pandemia, los notarios del Archipiélago tramitaron una renuncia por cada seis adjudicaciones de legados. Se trata del mayor porcentaje de rechazos desde que en 2007 el Consejo General del Notariado empieza a publicar estos datos. Ni siquiera en los ejercicios más duros de la larga crisis financiera (2008-2014) se llega a una tasa tan alta de renuncias a herencias.

Aunque el Gobierno de Canarias recupera el año pasado el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones, suprimido en 2016 por el Ejecutivo de Coalición Canaria –en realidad bonificado con un 99,9% de la cuota, ya que las comunidades autónomas no pueden suprimirlo en sentido estricto–, la razón del incremento de los rechazos de herencias no es el impuesto. El decano del Colegio Notarial de Canarias, Alfonso Cavallé, explica que el tributo no grava los legados más modestos, que son la mayoría. De hecho siguen exentas del impuesto las herencias de menos de 300.000 euros, y las de entre 300.000 y 350.000 euros se bonifican con el 90% de la cuota. La causa de ese cada vez mayor número de isleños que prefieren no heredar son las deudas.

Cavallé recuerda que las renuncias experimentan una primera gran subida tras el crac financiero de 2007. Los canarios rechazan ese año 338 legados. En 2014 ya son 1.218. Y suben a 1.301 en 2015. La Consejería de Hacienda decide entonces bonificar el Impuesto de Sucesiones y Donaciones hasta convertir el pago del tributo en un mero trámite sin coste para los herederos. Sin embargo, las renuncias continúan incrementándose y llegan a 1.449 en 2016. La tendencia se mantiene desde entonces: 1.574 en 2017, 1.710 en 2018 y 1.776 en 2019. Y el año pasado irrumpe una nueva crisis tras la aparición del coronavirus.

El crecimiento de la mortalidad, los retrasos en los trámites por los meses de confinamiento –en los que los notarios se ven obligados a limitar su actividad a las actuaciones urgentes– y la recesión económica forman un cóctel que ya se nota en 2020 y que se notará aún más en 2021. El Consejo General del Notariado registra de enero a septiembre del año pasado un total de 1.033 renuncias a herencias en las Islas. Son 252 menos que en los mismos meses de 2019, pero la comparación es engañosa por la paralización de la actividad durante el primer estado de alarma. En realidad hay que decir que solamente son 252 renuncias menos, ya que en el segundo trimestre de 2020, el que coincide con el confinamiento de la nación, apenas se tramitan en Canarias 183 rechazos de legados. La menor cantidad en un trimestre desde 2012. Es por tanto el parón de la actividad en las notarías el que enmascara el nuevo incremento de las renuncias a herencias, que no se muestra en términos cuantitativos pero sí en términos relativos.

Lo cierto es que los notarios de la región nunca habían tramitado un porcentaje tan alto de legados rechazados hasta la irrupción de la crisis de la Covid-19. En los tres primeros trimestres de 2020 –el Consejo aún no ha publicado las cifras del último tramo del año–, se despachan en el Archipiélago un total de 6.197 adjudicaciones de herencias. 1.033 renuncias y 6.197 adjudicaciones, es decir, una renuncia por cada seis adjudicaciones. La ratio más alta desde que existen estadísticas oficiales.

Es más, entre julio y septiembre se tramitan en Canarias 437 rechazos de legados, el mayor volumen de la historia en un tercer trimestre de ejercicio. Es el primer indicador claro de los efectos de la crisis en la economía de los herederos isleños.

Con todo, lo peor está por venir, avisan los notarios, que prevén un aluvión de nuevas renuncias a herencias en 2021. “Lo normal es que así sea; la gente se endeuda y luego en crisis ocurre esto”.

El decano del Colegio Notarial de Canarias insiste en que, al final, son dos los factores que determinan la aceptación o el rechazo de la herencia: las deudas que vienen con el legado, y que también se heredan, y la capacidad del legatario para hacerles frente. No extraña así que en una autonomía con el mercado de trabajo tan castigado como la canaria –con 80.000 asalariados en ERTE y 280.000 desempleados–, recibir una herencia sea en muchos casos más un castigo que una bendición.

Cavallé puntualiza que hay un caso que no suele tenerse en cuenta y que también está detrás, aunque en menor medida, del aumento de los rechazos. El caso de esos hermanos, por ejemplo, que renuncian a su parte para que toda la herencia vaya a uno solo.