La obtención de un certificado de operador aéreo (AOC por sus siglas en inglés) es un proceso complicado que puede extenderse como mínimo entre seis y nueve meses, pero que puede durar años, y que requiere de una serie de requisitos que la compañía área debe acreditar. La Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) detalla que, entre otros requerimientos, la compañía debe contar con una infraestructura en tierra suficiente para respaldar sus operaciones en los aeropuertos solicitados, así como constatar que el operador tiene los fondos suficientes para financiarlas.

Cualquier aerolínea en Europa que desee realizar operaciones de transporte aéreo comercial debe contar con este certificado. Con él se acredita que tiene la capacidad profesional y la organización necesaria para garantizar la seguridad de las operaciones para las que está autorizada. Estos requisitos legales están establecidos por la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) en el reglamento 965/2012 y en España es la Dirección de Seguridad de Aeronaves de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) la encargada de expedir estas autorizaciones en función de ellos.

De esta manera, One Airways, la aerolínea matriz de Canarian Airways, –compañía avalada por 14 empresarios hoteleros y el Cabildo de Tenerife–, también debe someterse a este proceso para poder obtener la AOC que le posibilite poder volar con un Airbus A319 desde Canarias a destinos europeos ya que, en estos momentos, solo cuenta con autorización para operar con aeronaves de la familia Cessna 500/501, aviones ligeros que nada tienen que ver con el que pretenden volar a partir de junio. De hecho, One Airways ya ha solicitado a la EASA esta autorización, pero aún el expediente no está resuelto.

Como todas las compañías que solicitan este certificado, One Airways deberá cumplir también con una serie de extensos requisitos que además de la infraestructura en tierra y la solvencia financiera también incluyen contar con sistemas aceptables para el entrenamiento de la tripulación y la operación de la aeronave; un sistema de calidad para asegurar que se cumplan todas las regulaciones; la designación del personal responsable clave en funciones críticas específicas para la seguridad; además de contratar un seguro de responsabilidad civil que cubra la lesión o fallecimiento de cualquier pasajero transportado.

La obtención de este tipo de certificados es un proceso complicado, sobre todo si no se cuenta con un equipo técnico, –interno o externo–, que gestione el proceso, ya que pueden generarse dificultades y sobrecostes que acaben provocando la inviabilidad del negocio. De hecho, hay varios casos de compañías que ante el retraso de la certificación obligadas a tener la flota en tierra durante meses y han quebrado incluso antes de despegar.

El proceso para su obtención se divide en varias fases. Durante la precertificación, se lleva a cabo una reunión inicial con la autoridad cuando ya está establecido el plan de negocios. Se realiza después la solicitud formal, se complementan los formularios y se presentan los documentos necesario que definen los procedimientos del futuro operador. Se inicia entonces la siguiente fase de evaluación de documentos, en la que la autoridad puede requerir que se subsanen algunas cuestiones. En ese momento ya debe estar configurada toda la organización, las instalaciones deben estar funcionando y el personal de operaciones de vuelo y de operaciones en tierra debe estar contratado para resolver las discrepancias que podrían surgir. La siguiente fase es la de inspección, cuando se llevará a cabo una inspección física en la que se evaluarán las bases y puede efectuarse un vuelo de prueba. Una vez que se garantiza que los niveles de seguridad son correctos y se cumplen los requisitos, finalmente se emite el certificado.