El mar siempre ha sido un símbolo canario. Seña del Archipiélago y horizonte para todos los isleños. Los 1.600 kilómetros de costa representan una de las principales demandas de los viajeros. El turismo de sol y playa siempre ha predominado en las Islas, pero el litoral de Canarias esconde mucho más que playas. Y así lo demuestra la obra de Alberto Luengo, un arquitecto que tras ocho años de trabajo ha conseguido recopilar en el libro Charcos de Marea de Canarias, editado por la Consejería de Turismo, los más de 900 piscinas naturales del Archipiélago. Rincones, la mayoría escondidos, que cada día llaman más la atención de residentes y extranjeros que con sus fotos en redes sociales pueden convertir un paraje natural en un espacio masificado. Tanto Luengo como el Gobierno autonómico abogan por una conservación y gestión adecuada de estas “joyas del litoral”.

“La sostenibilidad y la conservación de la naturaleza son fundamentales para poder aportar un turismo de valor, un turismo con principios ligados fundamente al desarrollo de una economía sostenible y a una economía circular”, asegura Ciprián Rivas, director general de Ordenación y Promoción Turística del Gobierno de Canarias. Este estudio detallado y pormenorizado de los charcos de marea se enmarca en el proyecto Ecoáreas-Mardetodos, que desarrolla el Ejecutivo canario desde 2014 y que cuenta en el ejercicio de 2021, con un presupuesto de 1.150.000 euros del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder) para acciones vinculadas con la costa y el mar.

Los 2.000 ejemplares del libro, que posee más de 1.000 páginas y casi 4 kilos de peso, serán distribuidos por las administraciones, las bibliotecas públicas, universidades, centros de investigación, e incluso entidades europeas. Además, la consejería pondrá en su portal web la guía en formato PDF.

Con un presupuesto de 39.900 euros, Turismo plantea en esta obra la conservación del mar con el objetivo de divulgar el patrimonio natural y su valía. ”Cada charco es un rincón único que tiene el valor de lo irrepetible, esculpido por la naturaleza tras millones de años. Hoy sabemos que solo se conserva lo que se valora, y solo se valora lo que se conoce; nuestros charcos no deben ser ignorados, deben ser conocidos para ser protegidos y son nuestros ciudadanos, junto a sus instituciones, los encargados de hacerlo, con urgencia y eficacia”, destaca el autor.

Luengo incluye en el libro una descripción detallada de la localización de los charcos, algo que aporta mucho valor, pero que a la vez puede convertirse en un riesgo para su conservación. “Las redes sociales pueden transformar un espacio virgen en un lugar viral en cuestión de horas”, algo que preocupa al autor de la obra. “Una cosa es el conocimiento y otra cosa es el exceso de uso que se pueda hacer de los charcos. Ese es el problema que tiene. Ya me han tirado de las orejas por indicar las ubicaciones. Y no dejan de tener razón”, reflexiona Luengo.

Los charcos que sufren mayor masificación son los que cuentan con una ubicación más accesible. “En el charco de Bañaderos pueden llegar a pasar 3.000 personas en verano y lo mismo ocurre con el charco de San Cristóbal”, apunta Luengo, quien asegura que el problema reside en la “degradación del fondo” como consecuencia de la presión de la gente. Es por esto que el arquitecto recomienda que se haga uso de los “grandes charcos, los artificiados”.

El arquitecto apuesta por la construcción de grandes charcos como modelo alternativo en el litoral. “Son intervenciones mucho menos agresivas que la creación de playas alternativas y también mucho más económicas”, defiende. Por ello, ya ha propuesto a la consejería de Turismo construir 15 nuevos charcos en la isla de Tenerife. “Una operación parecida a la de la playa de la Laja, que ha tenido mucho éxito”.

Con la obra de Luengo se dan a conocer rincones escondidos en las Islas. “Para poder encontrarlos recurro a Google Earth, localizo, utilizo cartografía y voy en busca del sitio”, explica Luengo. ¿Y cuál es el charco más espectacular? El autor lo tiene claro: lo más impresionante son los Charcones de Lanzarote en la costa de suroeste. 150 charcos con formas, tamaños y colores diferentes. “Es un espectáculo grandioso”, asegura.

Gran Canaria dispone de 42 charcos de marea y 60 vasos, gran parte de ellos localizados en la zona noroeste, entre el municipio de Gáldar y Arucas. De ellos, 23 son construidos y 18 tienen interés regional.

La isla de Tenerife es la que cuenta con mayor número de charcos en su litoral, unos 182 y 259 vasos. La mayoría se acumulan en la zona que va desde Tacoronte a Punta de Hidalgo y de ellos, 52 son construidos y 51 tienen interés regional. Fuerteventura también cuenta con una elevada cantidad de charcos, “citarlos todos es misión imposible”, asegura Luengo, quien ha conseguido referenciar 86 y 182 vasos. En La Palma el número de charcos también es incierto debido a la cantidad de acantilados inaccesibles. Las referencias señalan 35 charcos y 73 vasos. En El Hierro se conocen 14 y 28 vasos localizados principalmente en la costa norte. La Gomera es la isla que menor representación de charcos tiene debido a que los acantilados penetran directamente en el mar. Solo se contabilizan cuatro y seis vasos. La octava isla, conocida por sus playas de arena blanca, también tiene en su litoral pequeñas piscinas naturales. En La Graciosa existen 13 charcos de marea y 33 vasos.

La enciclopedia Salvat define los charcos como “una piscina natural de origen volcánico donde se acumula agua salada”, pero para Alberto Luengo, la definición va mucho más allá. “Llevo el mar en la sangre, desde niño he pasado los veranos en la costa y actualmente camino horas y horas por el litoral”, reconoce.

Gran Canaria. Charco de la Furnia. Situado en el frente costero en el núcleo de la Furnia orientado a norte, es una gran charco mixto ovalado. Tiene un sendero de acceso en escalera , siendo uno de los charcos más importantes de la costa de Gáldar, funcionando tanto a bajamar como a pleamar. Con rocas intermedias y fondo irregular dispone de una zona solarium.

Tenerife. Charco de la Leona. Esta piscina natural se encuentra en Punta de Rasca, en Arona. Es un pequeño charco artificial de rebosadero situado próximo al Faro de Rasca, aunque su uso es limitado debido a la lejanía de su acceso. Se encuentra dentro de la Reserva Natural Especial del Malpaís de Rasca y en las proximidades se localizan unas pequeñas salinas naturales.

Fuerteventura. Charcos Punta Cachorros. Este conjunto de charcos se encuentran cerca de Punta Pesebre en Jandía (Pájara), donde el acantilado se eleva hacia los 20 metros. Solo se deja ver a la bajamar, preferiblemente con buen tiempo y hasta el mediodía, cuando el sol ilumina la zona. De entre ellos destaca el Charco de las Viejas.

El Hierro. Charco de la Maceta Ubicado en Las Puntas, Frontera. Este es un gran charco mixto de rebosadero formado por tres vasos, uno de ellos –el más pequeño–, tiene menos fondo y suelen utilizarlo los niños. Permite el baño en pleamar con mal tiempo, y es una de las zonas más utilizadas por los isleños.

Fuerteventura. Charcos del Golfete Estos charcos se localizan al pie del acantilado que se encuentra sobre el Roque del Jurado, en Betancuria. Utilizables en bajamar y con buen tiempo. De difícil acceso, por lo que carecen de uso.

Gran Canaria. Charco del Bufadero Este charco se encuentra en el costado este de la Punta de Gáldar. Puede utilizarse en bajamar y pleamar y cuenta con un pequeño acceso por el acantilado. Muy cerca hay charcos naturales.

Lanzarote. Charcos Punta de Pejerrey Este conjunto de 11 charcos está ubicado en Baja del Peje Rey, en El Rubicón (Yaiza). Entre el Caletón de Río y el Caletón de las Maretas. La mayoría son útiles en bajamar y desconocidos.

Tenerife. Charco de los Ruises Desde el casco de Buenavista a partir de la carretera del Faro por el Camino de las Ánimas, se llega a una explanada en la costa y a través de una vereda costera al charco de los Ruises.

Fuerteventura. Charcos Caletones Mansos Dos grandes charcos ubicados en el Junquillo, en los Caletones (Betancuria). Solo son utilizables a bajamar y con buen tiempo dado que al estar abiertos hacia el norte suelen ser peligrosos.

Gran Canaria. El charcón de Gáldar En la Punta de Gáldar, ligado al núcleo urbano al borde del acantilado de unos 20 metros de altura, se localiza el charcón del Gáldar. Utilizable a bajamar y pleamar con buen tiempo.

Gran Canaria. Charco del Agujero Este charco mixto se encuentra en la zona del Agujero, en Gáldar. Tiene forma rectangular y varios charcos pequeños de uso infantil. Cuenta con una escalera central de acceso y una rampa lateral. Muy cerca está la Necrópolis del Agujero que reúne un conjunto de 16 edificaciones aborígenes, uno de los yacimientos más importantes de la isla.

Tenerife. Charco del Pris o de los Muchachos Este charco artificial cerrado se encuentra localizado en el Pris, Tacoronte. Fue construido a inicios de los años 70 y cuenta con una gran intensidad de uso, constituyendo una de la zonas de baño más importantes del municipio. Tiene un buen funcionamiento con pleamar, aunque con mar fuerte es invadido por las mareas.

Gran Canaria. Charco Roque Prieto Este se encuentra al este de la Punta de Guanarteme y encajonado entre un acantilado y el Risco de Roque Prieto, en Santa María de Guía. Suele ser muy visitado, llegando a ser uno de los charcos más importantes de la zona norte de la isla. Con mar fuerte puede llegar a ser peligroso.

El Hierro. Charco de las Calcosas Conjunto de dos charcos, uno natural y otro anexo artificial denominado “la piscina” de rebosadero. Se encuentra en Pozo de las Calcosas, Echedo, Valverde. El charco natural dispone de una barra que retiene el agua en bajamar, lo que permite el baño independientemente de las mareas.