No había debate sobre el seguro golpe que el sector turístico iba a recibir en 2020 como consecuencia de las restricciones que ha impuesto la pandemia global de coronavirus. Solo restaba por conocer el tamaño del batacazo y la Encuesta sobre Movimiento Turísticos en Fronteras (Frontur) lo cifró ayer en 10,48 millones de clientes menos que el año pasado (-69,3%) para un total de 4,64 millones de llegadas. El resultado anual devuelve el volumen de viajeros llegados a las Islas a niveles de finales de los años 80 del siglo pasado.

Solo la reapertura, a medio gas, durante parte del periodo estival evitó un desplome de mayor tamaño. Como consecuencia de ello, en el conjunto del año dejaron de llegar al negocio alojativo del Archipiélago siete de cada diez euros anotados en 2019. Ese retroceso del 71,43% constatado por la Encuesta de Gasto Turístico (Egatur) dejó la recaudación del principal sector de la economía canaria en los 4.815,93 millones de euros.

Para tomar idea de la dimensión del problema sin un estudio pormenorizado, basta observar el comportamiento que mostraron los principales mercados emisores. Reino Unido aportó 3,76 millones de viajeros menos (-76,2%) que en el ejercicio anterior, el retroceso en Alemania se cifró en 1,76 millones (-66,3%) y la pérdida en el conjunto de los nórdicos –Dinamarca, Suecia, Noruega y Finlandia– fue de 996.670 (-65%). Solo en el mercado peninsular la caída fue inferior al 60%: 1,15 millones de turistas menos que suponen un retroceso del 58,7%.

Si provocan vértigo los números, no es porque el devenir del año no los haya adelantado mes tras mes. Al cero turístico por el confinamiento siguió una reapertura que tardó poco en irse parcialmente al traste, justo lo que el premier británico, Boris Johnson, tardó en poner una cruz a España por la evolución de la pandemia. De nada sirvió insistir en que Canarias se mantenía muy por debajo de los niveles críticos.

Adiós a la temporada invernal

El obligado receso dio tiempo para una discusión estéril del Gobierno de Canarias con el Ministerio de Sanidad para validar los test de antígenos como suficientes a la hora de permitir a los visitantes acceder al Archipiélago. Nunca el ahora candidato del PSOE para las autonómicas catalanas, Salvador Illa, dio su brazo a torcer: solo PCR para garantizar la inexistencia del coronavirus en los turistas.

Otro palo en las ruedas del negocio alojativo, porque los laboratorios británicos o alemanes, al igual que el resto, están volcados en hacer PCR, pero para atajar el problema sanitario y no para atender a quien viaja por placer, con lo que los potenciales clientes se enfrentaban a serias dificultades para venir al Archipiélago. Eso sin contar con que esta prueba es mucho más cara que la propuesta por el Gobierno autonómico.

En la práctica dio igual. Enseguida llegó la tercera ola a asolar cualquier posibilidad de levantar la cabeza. Primero, a Reino Unido, principal mercado, y con nueva cepa incluida. Después, a Alemania y el resto de países de los que proceden los turistas que contribuyen a dinamizar la economía de las Islas.

Temporada alta perdida

Los hoteleros advirtieron en ese momento de que ya no había lugar para la temporada de invierno y descartaron nuevos intentos de apertura hasta el verano próximo. Ayer, en el Parlamento de Canarias, la consejera de Turismo del Ejecutivo regional, Yaiza Castilla reconoció que “se da por perdida”, informa Europa Press.

En su opinión, ante la evidencia de que Europa se encuentra en “uno de los peores momentos de la pandemia”, es momento de perseverar en reforzar la imagen de Canarias como destino turístico seguro. Ahora bien, “de nada servirá si no conservamos el tejido empresarial, hay que hacer esfuerzos entre todos”, añadió, y ese “todos” tiene por nombre Gobierno y por apellido, de España.

De esa manera, Castilla volvió a alertar a Madrid de la necesidad de gestar un rescate para el sector turístico. Dejando a un lado, por imposible en el corto plazo, la obviedad de que resulta necesario un golpe de timón en la economía canaria para reducir su dependencia del sector alojativo, lo cierto es que el turismo es en el presente el gran problema a resolver, porque ahora mismo no hay otra tabla de salvación.

La consejera, cuota de Agrupación Socialista Gomera en el cuatripartito que mantiene al socialista Ángel Víctor Torres como presidente de Canarias, se manifestó en estos términos en respuesta a una pregunta formulada desde la bancada del PP. La portavoz de dicho grupo, Australia Navarro, señaló que la caída del 71% del gasto turístico supone la “quiebra absoluta” para las Islas. Por ello, le resulta “incomprensible” la falta de reacción del PSOE y sus socios de Gobierno, ante esta “catástrofe económica y social”.

La única conclusión positiva que puede extraerse del nefasto balance del año tiene que ver con el gasto realizado por cada visitante que llegó. Permaneció prácticamente inamovible (-0,82%) en el entorno de los 1.200 euros y el gasto diario cerró al alza (0,06%).