En enero de 2020, cuando la pandemia mundial solo existía en guiones de Hollywood, Bizum sumaba 200 comercios online adheridos en España. Al finalizar el año, la cifra de webs que permiten abonar compras a través de esta aplicación de pagos digitales ascendía a 8.000. El avance ha sido meteórico en ecommerce, pero también en número de usuarios, que en este periodo se ha más que duplicado: desde 6,3 millones hasta 13,6, con una media de 20.100 altas al día.

Esta herramienta de pago electrónico permite realizar transferencias sin necesitar el número de cuenta y que se materialicen en segundos. Entre particulares y en tiendas online. Lo único que hace falta es un smartphone y tener instalada la app del banco, una realidad para ocho de cada diez personas en España, según el último Informe de Tendencias de Medios de Pago de Minsait Payments. La facilidad de uso y la seguridad de estar en un “entorno conocido”, indica Ángel Nigorra, director general de Bizum, son las principales ventajas con las que la app ha roto incluso la barrera de acceso de la edad. El 27% de sus usuarios tiene más de 45 años, un porcentaje que supera al de jóvenes de entre 18 y 24 años (20%) e incluso al tramo millennial (25%). El rango de usuarios con mayor representación es el de 25 a 34 años, que se sitúa en el 28%. Así las cosas, no es de extrañar que para 2021 los objetivos de este servicio de bandera española pasen por alcanzar 20 millones de clientes activos y 18.000 comercios online.

“Es un hecho innegable el gran auge experimentado por el comercio electrónico, en gran parte debido al coronavirus. Si ya antes las compras online eran una tendencia al alza, la pandemia y los confinamientos han generado un crecimiento quizá impensable antes”, subraya Nigorra. De los 290 millones de operaciones efectuadas desde su creación en 2016, nada menos que 210 millones se registraron en 2020.

Un monedero digital

La frase “Te hago un Bizum” se ha popularizado en los últimos meses, impulsada por el empujón que el Covid ha dado a la digitalización. Esta transición se caracteriza por dos factores: la mayor convivencia de distintos medios de pago y la democratización de los digitales en detrimento del dinero en efectivo.

De acuerdo con el análisis de Minsait Payments, el 70% de los españoles ha reducido o abandonado el pago en metálico y cerca del 30% no ha usado los cajeros durante la pandemia. Además, casi el 60% de los españoles ha sentido aversión a tocar billetes, monedas o un datáfono. “La tendencia a realizar pagos cotidianos prescindiendo del efectivo es algo global”, defiende Ángel Nigorra, quien detecta en lo reducido del importe medio de las operaciones (48 euros) otra señal del cambio de hábitos de los consumidores. “Hemos visto nuevos casos de uso, como el pago entre vecinos de las compras que unos realizaban porque otros no podían salir de casa, el pago de clases online o la organización de juegos de mesa a distancia”, enumera. Bizum se plantea como una alternativa al monedero ‘de toda la vida’, aunque desde la compañía descartan la desaparición del efectivo “al menos a medio plazo”.

Nacido como una apuesta de innovación conjunta de una veintena de bancos españoles, entre los que figuran CaixaBank, BBVA, Santander, Bankinter, Kutxabank o Abanca, Bizum despunta como “caso de éxito en Europa”. Según explica su director general, aunque existen experiencias similares, ninguna cuenta con igual “penetración, potencial y reconocimiento social e institucional”. La entidad holandesa ING es ejemplo de ello: tras las peticiones de sus clientes, terminó en julio de 2020 por incluir en su oferta el servicio español, pese a contar con su propio medio de pagos digitales (Twyp).

Los bancos trabajan codo con codo en el desarrollo y mejora de los servicios de Bizum, pero también van incorporando de forma independiente sus propias funcionalidades. Algunas entidades permiten hacer pagos múltiples, repartir entre varias personas un pago realizado por un solo usuario o pagar desde asistentes virtuales. Y como meta común, la conquista de las tiendas físicas, un proyecto que ya han puesto en marcha en 11.000 administraciones de Loterías y Apuestas del Estado, y que seguirán ampliando este año.