Lo advirtieron cuando retornó el confinamiento a Reino Unido y poco después del enésimo intento frustrado de que el Ministerio de Sanidad admitiera como válidas pruebas más baratas y accesibles como los test de antígenos. Los hoteleros canarios han echado el candado tras las festividades navideñas, en la mayoría de los casos hasta mitad de año, cuando se espera que la campaña de vacunación permita de nuevo la puesta en marcha de los negocios. Solo entre el 20% y el 30% de las camas están operativas ahora mismo.

Basta analizar la política que están siguiendo algunas de las grandes cadenas hoteleras para entender la situación. La cadena Lopesan mantiene abiertos solo tres de los trece hoteles que posee en las Islas, todos en Gran Canaria. Se trata del Baobab, el Villa del Conde y el Kumara Serenoa.

Los directivos del grupo que comanda Francisco López saben que la pandemia de coronavirus no va a amainar, pero no contemplan que ninguna de estas tres instalaciones cierre. Ni siquiera aun calificando con un obvio “insostenibles” las ocupaciones de entre el 15% y el 20% que se anotan en el momento actual y que tienen por protagonista casi exclusivo al cliente local.

De ahí que la estrategia de minimizar daños pase ahora precisamente por seducir a la población canaria que, según informan desde Lopesan, será desde la semana próxima el receptor al que se dirigirán importantes campañas promocionales para febrero, con precios “casi fuera de mercado”.

Desde RIU, dibujaron el movimiento que ha sido común a la práctica totalidad des sector. En el arranque de la temporada invernal comenzaron a rescatar trabajadores de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) para poner a punto los hoteles, pero la realidad sanitaria les ha obligado a dar marcha atrás.

Llegaron a abrir once de los 17 establecimientos con los que la cadena balear cuenta en el Archipiélago, pero en las últimas semanas han cerrado cuatro, tres en Gran Canaria y uno en Tenerife. Con todo, siete permanecen al pie del cañón: Riu Palace Oasis y Riu Gran Canaria, en Gran Canaria; Riu Palace Tenerife y Riu Buenavista, en Tenerife; Riu Palace Tres Islas y Riu Palace Jandía, en Fuerteventura, y Riu Paraíso Lanzarote, en Lanzarote.

La ocupación en los establecimientos de esta cadena hotelera ronda el 25%, pero saben que en febrero, vistos los problemas que existen para contener la tercera ola, la curva de facturación volverá a caer. Es una intuición que parte de la situación presente, porque las empresas se enfrentan al problema añadido de no poder contar con previsiones. El panorama es tan cambiante que nadie reserva con antelación.

¿Quiénes ocupan ahora esa cuarta parte de las camas? Aparte de los propios canarios, destacan los polacos, algún alemán o británico que viaja por libre y los españoles que llegaron a pasar las navidades y, viendo el frío y la evolución de la pandemia en la Península, han decidido prolongar su estancia en las Islas.

Contrasta en todo este contexto la decisión de mantener abiertos los quince establecimientos que posee –todos en Gran Canaria– Be Cordial Hotels & Resorts. Los niveles de ocupación se mueven entre el 10% y el 25%, muy lejos del 85% que habitualmente suelen lucir en los primeros meses del año, según explicó su director general, Nicolás Villalobos. Para él, resulta “inédito” que España no haya apostado por preservar el motor económico turístico, algo que evitaría dramas sociales cuando se doblegue la pandemia

Con este panorama, el presidente de la patronal alojativa de Las Palmas (FEHT), José María Mañaricua reiteró la necesidad de que se deje de cobrar a las empresas del sector impuestos y tasas. Desde la provincia occidental, Ashotel señaló que unos 49.000 de los 70.000 trabajadores del sector en Canarias están afectados por un ERTE.