El confinamiento obligó a millones de personas a encerrarse durante semanas en sus casas y convertirlas en un espacio polifacético: oficina, colegio, parque infantil o cine improvisado. La falta de libertad se convirtió para muchas familias en una oportunidad para dar un giro radical al hogar, apostando por reformar ciertas estancias para adaptarlas a los nuevos tiempos de pandemia. Una necesidad que se sumó a una carencia, la provocada por la crisis económica, con los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) al orden del día y el riesgo de que en 2021 muchos de ellos se conviertan en un despido real y sin marcha atrás. Ante esta incertidumbre, muchos canarios optan por mejorar sus actuales viviendas y dejar la compra de una nueva para más adelante.

Andimac, patronal del sector de las reformas, presentó en julio un informe que recogía que seis de cada diez hogares españoles estaban dispuestos a realizar reformas tras el confinamiento. Con casi todas las actividades parada por el estado de alarma, se produjeron caídas del sector de un 35% en marzo –a mitad de mes se declaró el cierre económico y ciudadano– y hasta del 75% en abril. Un descenso que se frenó en mayo, cuando se redujo al 10% debido a que las restricciones comenzaron a levantarse, y que se convirtió en una subida del 8% en junio.

Este aumento de las reformas se contrapone al descenso de las hipotecas, que descendió un 42 % en octubre respecto al mismo mes de 2019 en Canarias, quedando en 800, según datos publicados este martes por el Instituto Nacional de Estadística (INE). El Archipiélago anotó la mayor bajada interanual de todo el país, duplicando prácticamente los siguientes descensos más altos, registrados en La Comunidad Foral de Navarra (-21,7%) y Cataluña (–21,1 %).

“Hay gente que estaba pensando en mudarse, pero decide que es mejor emplear el dinero que iba a invertir en la compra de la nueva casa a mejorar la actual, en vez de meterse en una hipoteca y una inversión importante dentro de un contexto de futuro incierto”, explica el arquitecto Ricardo García, quien recuerda que renovar la vivienda habitual es “muchísimo más barato que dar una entrada”.

García forma parte, junto con dos compañeras, del estudio Arquitectos de Familia, que se dedica sobre todo a la reforma de viviendas y que nació en el año 2011, en el peor momento de la anterior crisis. Es, precisamente, en estos periodos de recesión cuando aumentan las pequeñas obras en casa –ellos tienen la agenda llena–, algo muy habitual en Argentina, donde se emplea el método que practica este estudio, el de analizar directamente con las familias qué es lo que quieren hacer con su hogar. “Se trata de hacer un traje a medida, por lo que, primero, nos reunimos con la familia antes de ver la casa, para ver qué necesitan y cómo les podemos ayudar”, explica.

Este arquitecto indica que son muchos los que sueñan con tener una vivienda más grande pero que, en realidad, lo que ocurre es que las casas no están bien aprovechadas, pues cuentan con muchos espacios desperdiciados, pasillos muy largos o habitaciones que no están bien utilizadas. “Al adaptar la vivienda, quienes pensaban que necesitaban otra casa, ven que pueden aprovechar mejor los metros cuadrados de la que ya tienen”.

Los cambios del confinamiento

La pandemia y la obligación de encerrarse en casa para evitar la propagación del virus ha marcado una serie de cambios que muchos ciudadanos deben hacer para adaptarse al modo de vida marcado por el coronavirus, lo que provoca que las reformas sean específicas de esta crisis. Los ciudadanos demandan un espacio de trabajo, mejorar las habitaciones de los niños y las cocinas y arreglar los patios. Además, al pasar más tiempo en casa, se ponen a ordenar y se dan cuenta de que necesitan espacios de almacenaje”, explica García, quien recuerda que al poco de empezar el confinamiento ya les salieron varios trabajos que tuvieron que realizar vía online, con herramientas informáticas que les permitieron hacerlo a distancia.

A pesar de que resulta muy complicado cuantificar cuántas reformas se han producido en las Islas –pues al ser obra menor ésta no necesita ni visado ni licencia, como sí ocurre con la obra mayor y la nueva–, desde el Colegio Oficial de Arquitectos de Gran Canaria (Coagc)  sí tienen referencias sobre su aumento y, de hecho, su decano, Vicente Boissier, ha realizado varias ponencias sobre este asunto. Durante la crisis anterior, cuando se dejaron de construir viviendas nuevas, la gente optó por reformar su casa. Pero entre 2017 y 2018 empezó a cambiar de nuevo la tendencia, la construcción se reactivó y los ciudadanos empezaron a comprar de nuevo, lo que elevó el precio del ladrillo de nuevo. Pero el Covid volvió a frenar estas transacciones.

La crisis sanitaria ha alterado muchos aspectos, no sólo el económico, sino también la concepción de la propia vivienda, explica Boissier, que recuerda que antes el hogar era, para muchas personas, “prácticamente un lugar de paso al que se iba a comer o a dormir, mientras que el trabajo, el ocio y las vacaciones se ejecutaban fuera”. Sin embargo, en los últimos meses todas estas actividades se han tenido que realizar entre cuatro paredes. “La vivienda ha pasado a ser un espacio donde uno se debe entretener, descansar, trabajar y pasar tiempo en familia”, explica el decano de los arquitectos grancanarios. Las necesidades en el interior de la vivienda han variado y ahora se quiere mejorar la experiencia en casa.

Con una crisis económica galopante y cientos de miles de puestos de trabajo en riesgo, la posibilidad de comprar una vivienda nueva se aparca a favor de mejorar la ya existente. “Es como una tormenta perfecta, porque los cambios no pasan por una sola razón, sino que confluyen varios aspectos y, al final, la gente da por bueno tener una casa y lo que hace es adaptarla a las nuevas condiciones de vida”, asegura Boissier.

El espejismo de las reformas

A pesar de esta crisis, en el Colegio Oficial de Arquitectos de Gran Canaria se ha producido un repunte de la facturación por visados en edificio nuevo, cuando los profesionales esperaban un descenso. “Se trata de proyectos que se iniciaron en 2018 y 2019 y que han obtenido la licencia ahora y se ha redactado el proyecto de ejecución, pero venían de años anteriores”. Boissier calcula que en la Isla hay más de mil viviendas nuevas, pero no se aventura a afirmar que éstas vayan a venderse, ni siquiera si todas las obras se van a iniciar, aunque tengan redactado el proyecto de ejecución. “Hay muchas promociones que tienen el 60% vendido, pero todo dependerá de las condiciones que den los bancos a la hora de conceder los préstamos hipotecarios”, analiza el arquitecto grancanario.

El pesimismo ronda las palabras de la presidenta de la Asociación de Empresarios Constructores y Promotores de la provincia de Las Palmas (AECP), Salud Gil, quien recuerda que “los visados de viviendas residenciales han sufrido un bajón interanual de enero a septiembre del 60,9%, es decir, que se han reducido drásticamente y la rehabilitación integral ha descendido un 25%”. Para Gil, hablar de reformas como revulsivo económico supone “un espejismo, porque no tiene la misma enjundia un cambio integral de una vivienda que el menudeo de las reformas, los que van a una tienda de bricolaje y hacen pequeñísimos proyectos arreglando un baño o una terraza, es algo testimonial respecto a la actividad real”.

La presidenta de AECP insiste en que “reformar el baño no va a crear empleo, ya que, seguramente sea economía sumergida. No supone una alimentación para las empresas, aunque sí pueda beneficiar a los autónomos”, reconoce Gil, para quien el meollo de la cuestión se encuentra en que se ponga en marcha el Plan de Vivienda, que cuenta con un plan complementario que se ha trabajado con Viviendas Sociales de Canarias, S.A. (Visocan) y que se activará sobre la marcha, a través del que se dará luz verde a las licitaciones de rehabilitación de miles de viviendas. Además, promotores y constructores se encuentran pendientes de que el Parlamento canario valide, el próximo día 26, el decreto ley para que el Plan de Vivienda, donde hay una gran actividad rehabilitadora, se inicie de manera simplificada.