Las compras navideñas han coincidido este año con una segunda ola de la pandemia del que está siendo especialmente dura, lo que ha hecho que muchas personas se hayan animado por primera vez a realizar compras a través de Internet. Y muchos canarios, cuando descubren que algunos productos que quieren adquirir no se venden en las Islas, se sienten discriminados. Basta leer los comentarios de los lectores a los artículos de la prensa digital para comprobar que muchas personas parecen compartir la idea de que “nuestro principal problema es que ‘Madrid’ (o ‘la Península’, o ‘el Gobierno Central’) nos discrimina”. Por ello es necesario explicar brevemente por qué hay empresas que operan en el resto de España (o de la Unión Europea) que no realizan envíos a Canarias.

De forma muy coloquial podríamos decir que, a efectos fiscales, las Islas no son España, ni tan siquiera Europa, ya que tienen un estatuto especial (el famoso Régimen Económico y Fiscal, REF). Y tampoco es cierto que paguemos nuestros impuestos “como todos los españoles”. Pagamos impuestos, pero no como todos los españoles: aparte de la cuota que del IRPF establece cada comunidad autónoma, en Canarias, a diferencia del resto de la UE, no pagamos el IVA, sino el IGIC, que tiene unos tipos impositivos mucho más reducidos. Tengo amigos que se han llevado una agradable noticia cuando, al comprar por Internet un reloj GPS de última generación, y tras lidiar con empresas que no enviaban a Canarias y haber encontrado una que sí, han descubierto que el mismo producto cuesta más barato aquí que en la Península. De siempre nos han dicho (el REF actual tiene su origen en 1972) que lo de que en las Islas se paguen menos impuestos era para compensar los costes derivados de la insularidad y lejanía. De hecho, tanto se compensaron que, debido a instrumentos como la REA, durante mucho tiempo el queso holandés se compraba más barato aquí que en Holanda, lo que ha tenido influencia en el modelo económico de las Islas (a los fabricantes locales les costaba competir con los productos importados). Como todo régimen económico y fiscal, el modelo económico imperante en las Islas desde los puertos francos de Bravo Murillo a mitad del siglo XX ha beneficiado a unos y perjudicado a otros. Hubo una época en que los productores industriales se sentían discriminados no por Madrid, sino por un sistema económico que favorecía a quienes importaban frente a quienes querían fabricar en las Islas; claro que como el sector industrial apenas tiene fuerza, ese discurso estuvo silenciado hasta que la pandemia y la crisis que ha traído al sector turístico ha vuelto a poner en el candelero la necesidad de que nuestro modelo social y económico no dependa enteramente de la importación de mercancías y de personas, es decir, de turistas.

En los últimos años se ha generalizado en los medios el uso del término ‘ideología’ para descalificar a los argumentos del contrario, argumentando que ‘los otros’ tienen una visión ‘ideológica’ (distorsionada) de la realidad mientras que sólo los nuestros tienen una visión ‘científica’ y objetiva de la realidad. En Sociología se tiende a subrayar el hecho de que toda ideología implica la justificación de un determinado sistema de estratificación social, lo que en último término se desarrolla muy estrechamente con los modos de producción, que no hay visiones ‘subjetivas’ y otras ‘objetivas’, sino que unas favorecen a unos y otras a otros.

Si los ciudadanos canarios se sienten discriminados porque las empresas de otros lugares no venden a Canarias habría una solución relativamente fácil: si nos integráramos fiscalmente con el resto de la Unión Europea y se eliminaran las trabas aduaneras muchas más empresas se animarían a vender en las Islas. Claro que eso favorecería a algunos, pero también perjudicaría a otros. ¿Nos discrimina (negativamente) Madrid? Desde el punto de vista fiscal está claro: en la medida en que tenemos impuestos distintos, Madrid (el gobierno central) nos discrimina… positivamente. Ahora bien, otra cuestión bien distinta es la qué grupos sociales de las Islas se benefician de nuestro actual régimen y económico y fiscal. Pero eso ya daría para otra reflexión.