Tras el mazazo inicial de la pandemia, el sector turístico español se enfrenta ahora a sus meses más duros, en la fase final de una travesía del desierto, con la esperanza de que la vacuna permita levantar lo antes posible la losa que pesa sobre su actividad. El sector es consciente de que, después de afrontar el reto de sobrevivir, vendrá el de una ineludible transformación, barnizada por la digitalización y la economía 'verde. Aunque también, por la movilidad segura, así como por otros cambios sociales y económicos que han venido con el coronavirus y que dejarán su huella tras la pandemia.

El primer reto será la supervivencia de las empresas, mientras esperan una coordinación normativa entre países que devuelva la confianza a los viajeros y, por tanto, aumente las reservas. En el 'mientras tanto', hay fondos de inversión que han puesto el el ojo en hoteles que ahora se ofrecen a precio de saldo; hay otros hoteles que están reformulando sus propuestas para darles una nueva vida; y se alimenta el eco de fusiones y adquisiciones en hoteles y aerolíneas, al tiempo que las agencias buscan "reinventarse".

En medio de este desierto, las vacunasque el sector espera comenzar a atravesar a partir de Semana Santa, para coger un ritmo "lento" pero "estable" durante el verano y poner, así, fin a la peor catástrofe que se recuerda. Aunque las cifras de 2019 no se recuperarán hasta dentro de dos, tres, cuatro o cinco años. España cerrará 2020 con cerca de 20 millones de turistas internacionales, muy lejos de los 83,7 millones de hace un año, el último de los siete récords consecutivos.

Según un informe de American Express y el lobi turístico mundial World Travel & Tourism Council (WTTC), la aportación al PIB español del turismo fue del 15% en 2018 (191.000 millones), el triple que la automoción. Según el lobi español Exceltur, el 67% de la caída de la economía prevista para este año por el Banco de España, corresponde a la actividad turística, por tanto, de ella dependerá en buena medida la recuperación. "Sin el turismo será muy complicado que España supere esta crisis", aseguraba la presidenta del Consejo de Turismo de la CEOE, Marta Blanco, esta semana durante un foro en Deusto Business School.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, calificaba hace dos años al turismo como "salvavidas" de la anterior crisis económica. "Gracias por tirar del carro en momentos de dificultad extrema", llegó a decir. Ahora ese salvavidas llora para que le auxilien. Sin apenas ingresos y con los gastos fijos corriendo, hoteles, agencias de viajes, líneas aéreas, taxis, bares o restaurantes, de todos los tamaños, urgen ayudas directas antes de que llegue enero, febrero y marzo, los meses de menor demanda.

"Con una caída del 80% en ventas y siendo importantes estratégicamente, vamos a recibir muchas menos ayudas que otros sectores, no sé por qué", lamentaba el consejero delegado de Barceló, Raúl González, en el foro de Deusto. Entre sus propuestas: revitalizar la demanda con bonos o reducir gastos municipales como el IBI, IAE o la tasa de basuras. "¡Cómo vamos a pagar este impuesto si no hemos tenido basuras!", exclamó.

La ministra Reyes Maroto ha prometido aprobar un plan específico antes de que acabe el año, pero el sector no se muestra muy convencido de su efectividad. "Habrá que ver, porque estamos en un escenario en que prima lo mediático sobre el contenido. Turismo no es solo bares y restaurantes", avisa el vicepresidente de Exceltur, José Luis Zoreda. Tan importantes son las ayudas, como "el mensaje", según el director general de Turespaña, Miguel Sanz Castedo. El 82% de los turistas internacionales que llegaron en 2019 lo hizo en avión. Por ello, el sector pide una "armonización de las medidas" a nivel europeo, para dar confianza al turista y definir cuál será el elemento que rija los viajes: ¿la vacuna, los test o la incidencia acumulada?.

Cambio de modelo

El sector turístico lleva años tratando de conseguir un cambio de modelo bajo el mantra de 'menos turistas, pero de más calidad y gasto' y ahora parece haber llegado el momento. "Buscamos formas de financiación pero a la vez también nuevas oportunidades, nuevos negocios y nuevos mercados", cuenta el fundador de Room Mate, Kike Sarasola. En su caso, apuestan por atraer a clientes del mercado asiático y americano "porque son los que dejan mayor gasto". También quieren diversificarse hacia hostales y campings y lanzan un aviso: "Habrá muchas antiguas oficinas que a lo mejor se conviertan en hoteles".

"La pandemia va a cambiar muchos de los fundamentos del modelo turístico tradicional", reconoce el presidente de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat), Jorge Marichal. Entre ellos, aprecia una mayor apuesta por la gestión, en vez de por la propiedad, y un interés creciente de fondos de inversión en estos establecimientos. Además, "puede que desaparezcan algunos productos que pasaban por dificultades en destinos en declive y con problemas económicos en años de récords" y otros se reconviertan en geriátricos o residencias de estudiantes, según cuenta.

Aunque sobre todo, la crisis acelerará las concentraciones en el sector hotelero, muy fragmentado, y puede que también en el transporte aéreo. "Probablemente alguna compañía no operará y llegarán otras", según el consejero ejecutivo y director general de aeropuertos de Aena, Javier Marín en el foro de Deusto. Por su parte, las agencias buscan modernizarse. "Si de verdad queremos salir de esta hay que reinventarse, poner en valor la agencia de viajes e invertir en conocimiento porque el cliente está muy informado", explicó el director general del area corporate en Ávoris, Juan Carlos González, en un foro organizado por Hotusa.

La transformación pasará por la digitalización y la transición energética. Y para ello estarán los fondos de recuperación de la Unión Europea que plantean la llegada de 140.000 millones de euros a España, 70.000 millones a fondo perdido. "Es esencial aprovechar los fondos europeos para hacer proyectos pegados al territorio", según la exsecretaria de Estado de Turismo Isabel Oliver, que ahora forma parte de la Oficina del Secretario General de la Organización Mundial del Turismo.

Un ejemplo es la propuesta de Iberia por conectar el AVE con la T4 de Madrid para sustituir los vuelos cortos por viajes de tren. "Produciríamos entre un 20% y un 25% menos de emisiones a la atmósfera", según el director corporativo de Iberia, Juan Cierco. Pero el coronavirus ha traído consigo cambios de hábitos sociales y económicos que se verán reflejados en la manera de viajar. Algunos, como un creciente interés por la seguridad o una caída del denominado turismo de negocios, ante el auge de las nuevas tecnologías como Zooms o Teams, son más evidentes; pero otros puede que sean todavía inapreciables.