La crisis turística, agravada ahora por el veto del Reino Unido a Canarias, ha eternizado en la cola del paro a la mitad de los desempleados isleños. La especial dureza con que el coronavirus ha castigado al Archipiélago ha reducido la capacidad del mercado laboral a mínimos históricos. Mucho más que en el conjunto del país. Casi no hay ofertas de trabajo en una Comunidad Autónoma cuyo motor económico, el que mueve por sí solo alrededor del 40% del Producto Interior Bruto (PIB), no consigue salir de la unidad de cuidados intensivos. Ya no solo se trata de que el número de parados haya aumentado un 29% en apenas nueve meses, sino de que el desempleo de larga duración, ese en que están atrapados quienes llevan más de un año buscando sin suerte un trabajo, lo ha hecho la friolera de un 44%.

En Canarias hay un total de 268.319 desempleados, según los datos del Ministerio de Trabajo y Economía Social al cierre de noviembre. Son 60.482 más de los que había en febrero, un mes antes de que el Gobierno de Pedro Sánchez se viera obligado a confinar al país para contener el avance de la Covid-19. Entonces, cuando aún había quienes negaban el peligro del virus a pesar de que estaba haciendo estragos en la vecina Italia, los isleños que acumulaban más de doce meses sin encontrar una ocupación no llegaban al 40%, un porcentaje ya de por sí elevado y entre los más altos de España. Nueve meses después, 36.579 canarios han engrosado la lista de los parados de larga duración. Es decir, la crisis del cero turístico convierte cada día a una media de 133 personas en desempleadas crónicas. No extraña así que de esos 268.319 trabajadores que ya están atrapados en el paro —una cifra sensiblemente mayor si se sigue la metodología de la Encuesta de población activa del INE, que es la que las autoridades europeas toman como referencia—, prácticamente la mitad, en concreto un 45%, lleve más de un año en esa situación. Son exactamente 119.617 los canarios en esa circunstancia, y lo peor es que la cifra seguirá incrementándose en las próximas semanas. El hecho de que el Gobierno británico haya vuelto a desaconsejar los viajes a Canarias por el descontrol de la pandemia acaba con cualquier esperanza de reactivar el turismo a corto plazo, con lo que la bolsa de los desempleados de larga duración continuará engordando día a día.

En el Archipiélago hay más de 350.000 personas que quieren pero no pueden trabajar

Lo cierto es que el mercado laboral de la Comunidad Autónoma está así en una delicadísima coyuntura. Crece el paro, crece el paro crónico y hasta 83.000 asalariados permanecen congelados en los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE). De hecho, si esas 83.000 personas también se consideran paradas —y de facto lo son—, el número de desempleados en el Archipiélago llega a 351.000, una cantidad insostenible para una sociedad de menos de 2,5 millones de habitantes. Esta es la razón de que los dos grandes sindicatos, UGT y Comisiones Obreras (CCOO), hayan aparcado sus diferencias con la patronal para juntos exigir al Gobierno central el rescate del sector turístico, lo que es tanto como decir el rescate de la economía misma. Con el varapalo del Reino Unido y sin resolverse la controversia entre Estado y Comunidad Autónoma por los test de antígenos —el Ejecutivo regional los ha autorizado para los turistas extranjeros en un decreto autonómico sin efectos por el desplante del Ministerio de Sanidad—, ni habrá reducción del paro, ni habrá reducción del desempleo crónico, ni saldrá casi nadie de los ERTE. Es decir, se corre el riesgo cada vez más cierto de que la mayoría de esos 83.000 asalariados en ERTE no regrese a sus empresas, sino pase directamente al paro. Y, además, cada día serán más quienes se conviertan en desempleados de larga duración.

La especial saña con que la pandemia ha golpeado a las Islas queda también de manifiesto si se compara la evolución de los parados crónicos en Canarias con la experimentada en el conjunto del país. Mientras que su número se ha incrementado en España solo un 32%, en el Archipiélago lo ha hecho un 44%, doce puntos más. En el Estado hay 400.000 desempleados de larga duración más de los que había en febrero, hasta un total de 1,6 millones de personas con más de un año en búsqueda de ocupación. De esos 400.000, los susodichos 36.579 son canarios, o lo que es lo mismo, casi un 10%. Resulta así que de cada diez nuevos parados crónicos que se contabilizan en todo el país, uno es isleño, y ello cuando el peso de la población canaria en la población nacional no llega al 5%.

“Desde agosto, el paro de larga duración (más de doce meses) ha superado al paro de menor duración (seis meses o menos)”, señala Fedea en su último informe.

El investigador de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) Florentino Felgueroso explica en declaraciones a Efe que el mayor incremento del desempleo de larga y hasta muy larga duración —más de dos años— es un fenómeno habitual en las grandes crisis que es probable que continúe en los próximos meses. “Desde el principio de la pandemia lleva creciendo pero se ha acelerado en septiembre y octubre y es posible que se siga así”, ahondó Felgueroso, que agregó: “Mientras que se reduce el paro de las personas que iniciaron su demanda de empleo durante la crisis sanitaria sigue aumentando el de las personas cuya demanda se registró antes del inicio de esta crisis”.