La banca española se acerca a los niveles de concentración más altos de la Unión Europea. Si los procesos de fusión que hay en marcha en estos momentos prosperan, los cinco primeros bancos españoles alcanzarán una cuota de mercado del 80% en activos. Con el anuncio el pasado lunes de las negociaciones de fusión entre BBVA y Banco Sabadell, se da inicio a la tercera gran operación de consolidación en el sector en los últimos tres meses tras las de CaixaBank-Bankia y Unicaja-Liberbank, un proceso que conllevará una importante reducción del número de entidades significativas. La cuota de mercado de los cinco grandes bancos estaba en un bajo 31,4% en 1997, si bien se elevó hasta el 41% en el 2007. El estallido de la Gran Crisis Financiera y el consiguiente proceso de quiebras y fusiones aceleró el proceso y disparó el negocio en manos de las principales entidades hasta el 67,4% al cierre del año pasado, según los últimos datos oficiales del Banco Central Europeo (BCE).

En estos momentos, “un primer análisis pone sobre la mesa que el porcentaje de activos en manos de las cinco primeras entidades nacionales se situaría alrededor del 80%, unos 15 puntos porcentuales por encima de la media europea (65% al cierre del 2019)”, apunta la agencia Axesor Rating, al sumar el negocio de la combinación de CaixaBank-Bankia, BBVA-Sabadell, Santander, Unicaja-Liberbank y Bankinter. “Pero lo más relevante es el aumento de la cuota de mercado del volumen de negocio que aglutinarían las tres entidades de mayor tamaño, que ascendería a más del 70% con un incremento de 20 puntos porcentuales”, pone de manifiesto la firma Analistas Financieros Internacionales (AFI).

Competencia en cuestión

Es cierto que España va muy avanzada en el proceso de consolidación bancaria al que empujan desde hace años las autoridades europeas, pero la consecuencia es que por el momento las otras grandes economías del continente presentan niveles de concentración mucho más bajos: Alemania (31,2%), Francia (48,7%), Reino Unido (31,2%) e Italia (47,9%). “En un principio puede parecer una amenaza para los consumidores, que tienen menos donde elegir, pero la entrada de nuevos players (neobancos, fintech, etc.) que ofrecen servicios bancarios a precios muy competitivos, hace que los bancos tengan que ser más agresivos en precios a la hora de ofrecer sus servicios”, afirma Alberto Valle, director de la firma de consultoría Accuracy.

El sector bancario argumenta que la escasa rentabilidad que han provocado los bajos tipos de interés de los últimos años ha provocado “que la competencia en el sector nunca haya sido tan elevada como en estos momentos: la pugna por las hipotecas, con tipo fijo que en algún caso llega al 1%, no es un síntoma de falta de competencia”, comentan fuentes financieras. En la misma línea se ha pronunciado esta semana la subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado: “Corresponde a otras autoridades determinar si una mayor consolidación puede tener efectos negativos respecto a la competencia, pero bajo nuestro punto de vista existiría todavía cierto margen”.

La número dos del supervisor recordó que el grado de concentración medido según el Índice Herfindahl e Hirschman (IHH), que las autoridades de Competencia utilizan para analizar la situación de un mercado y aprobar o no las operaciones de fusión que se les presentan, muestra un “grado medio-bajo” en la banca española y seguirá siendo “moderado” incluso si se cierran las fusiones en marcha. El año pasado alcanzó los 1.110 puntos. Las uniones de CaixaBank y Bankia (200 puntos más), Unicaja y Liberbank (7) y BBVA y Sabadell (235) elevarían el indicador a 1.552 puntos, por debajo de los 1.800 que para el BCE marcan la frontera con una concentración preocupante. Eso sí, sería el noveno más alto de los 28 recogidos por el supervisor comunitario.

Pero, si el nivel de concentración se mide por áreas territoriales en España, pueden saltar las alarmas en algunas zonas. Destaca AFI en su informe, en el que analiza la evolución y los incrementos de concentración en oficinas: “De las comunidades analizadas, en cuatro de las mismas el índice de Herfindhal se sitúa por encima de 2.500, que en términos de economía industrial se podría interpretar como mucha concentración y capacidad de poder de mercado”. Entre esas comunidades destacan Cataluña y Valencia.

El proceso de concentración, asimismo, está lejos de las aspiraciones de la autoridades europeas de que descansase en integraciones transfronterizas para crear un mercado bancario comunitario. De hecho, la operación con el Sabadell “planteada inmediatamente tras la venta de la filial estadounidense de BBVA abunda precisamente en un proceso de desglobalización y focalización en el mercado local, con las lógicas implicaciones en términos de mayor concentración en el sistema bancario nacional”, considera el analista de la consultora Accuracy.

En este sentido, la absorción de Sabadell por BBVA parece una operación tan lógica como necesaria, puesto que el adquirente es la única entidad que parece estar en disposición de hacerlo. Santander absorbió Popular y no parece dispuesto a crecer en España significativamente y CaixaBank se queda con Bankia, así que no es posible hacer más quinielas si el comprador ha de ser español.

Si para la estabilidad del sistema financiero es una operación idónea, para los clientes españoles es un drama más. La reducción de competencia es enorme y la pérdida de opciones en el segmento de empresas y, en particular, de pymes, tremenda, pues entre las dos grandes entidades que van a resultar de las últimas absorciones, acaparan casi un 60% del crédito concedido en España y más de un 50% de los depósitos. Aun así, no va a haber problemas de las autoridades de Competencia puesto que se considera que la estabilidad del sistema financiero es un objetivo mayor que la defensa de la competencia.