¿Cómo han tenido que adaptar sus objetivos a la pandemia?

Ante la situación del Covid-19 estamos en un compás de espera, deseosos de poner en marcha nuevos proyectos que consoliden y lideren el nuevo sindicalismo del siglo XXI que necesita la clase trabajadora en Canarias.

Uno de cada cuatro trabajadores continúa en ERTE, ¿qué le parece esta vía?

Evidentemente, lo que hay que aprender de todo esto es que la relación entre trabajador y empresario es una relación no solo de intercambio por dinero, sino que también las empresas ganan, tienen potencia, aciertos y se expanden en la medida de que generan una buena prestación de servicios. Y eso lo hacen los trabajadores, de ahí que sea necesario que exista una sinergia, una relación, una complicidad. Pero el coronavirus ha debilitado esa relación.

¿Qué modelo sugeriría?

El de los ERTE es un modelo que genera frustración, incertidumbre, inquietud, tristeza... De los modelos que hemos visto en otros países quizás habría que plantearse que con el mismo coste que le está suponiendo al Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), se hubiese dado la misma cantidad económica a las empresas para que mantuviesen a sus trabajadores y trabajadoras. Eso sería lo óptimo y daría mayor garantía. La empresa se va a preocupar de que los empleados cobren y no se darían circunstancias en el sentido contrario, como ha pasado. Esto generaría confianza, seguridad y la vinculación directa del trabajador con la empresa; daría más tranquilidad, más eficacia y eficiencia en los cobros y mantendría la estructura del empleo.

Se habla de efectos nefastos si hay rebrotes...

No podemos pensar que esto acaba aquí. Se ha gastado parte de la dinamita económica y ya vemos una segunda oleada. Este gobierno tiene una percepción en la que parece que no valora su principal activo. Esperaba de un gobierno progresista que adoptara acciones más innovadores en materia laboral y económica, en vez de poner a la clase trabajadora a la voluntad del SEPE.

¿Cuál sería su propuesta?

Tenemos ejemplos de países como Dinamarca en el que su objetivo ha sido mantener las empresas, mientras que en España lo que se está generando es un cierre. Todo se está parando en seco. Manteniendo al personal vinculado a su empresa se pueden realizar actividades formativas, ya sea online o presencial, durante una parte de la jornada y afianzar la relación del empleado con su empresa. Ahora se podría plantear que las empresas pagaran solo los salarios y que el Estado afrontara la Seguridad Social. Seguro que habría más actividad porque las empresas optarían por desafectar más trabajadores que están en Erte, y así el Estado también se ahorraría el pago del desempleo.

¿Qué diferencia a Intersindical Canaria de UGT o CCOO?

Somos un sindicato con un alto grado de participación y de eficacia en la toma de decisiones. Hemos tenido la capacidad de crear un sindicato de clase, nacional canario, unitario, autogestionario, sociopolítico y reivindicativo y solidario, muy participativo, con asambleas de manera permanente, muy eficaz en la toma de decisiones colectivas. Se trata de un sindicato que se construye entre todos y todas, donde no hay verticalidad. Somos una organización en continua lucha, por la defensa de los derechos de la mujer, por la igualdad y la defensa de los colectivos que luchan por ser reconocidos. No dependemos organizativamente de Madrid, ni de decisiones surgidas de donde no estamos. Nuestro punto de partida es el análisis de la realidad canaria, diferente a la del resto del Estado.

¿Cuál es esa visión de la realidad canaria?

Está marcada por la lejanía y por una economía canaria que guarda más relación con la economía internacional que con la de España. Si estas son las circunstancias, y nuestra realidad nos coloca en un marco diferente, las normas que se tienen que aplicar tienen que responder a una realidad económica propia. La inversión que recibimos del Gobierno de España es inferior a la media y, con independencia de los partidos gobiernen, eso no ha mejorado, hay un distanciamiento de la realidad política de España y Canarias. Lo que significa que seguimos siendo una comunidad de tercera categoría para ellos.

¿Qué plantea desde el punto de vista laboral?

Es imprescindible saber cuál es nuestra realidad. Somos un referente mundial en turismo, pero la situación es muy compleja para la hostelería y la restauración, hay mucha incertidumbre. El turismo es nuestra principal industria, un valor. Por eso abogamos por hacer las pruebas de PCR tanto en origen como en destino, tenemos que ser garantes de un destino seguro, eso aporta confianza económica, nos define como marca de calidad, y todo este conjunto ha de servir para incrementar la calidad de vida de la clase trabajadora, no caben contratos precarios. No es de recibo que Canarias reciba 15 millones de turistas y nuestro nivel de desempleo sea de los más elevados de Europa. Es imprescindible crear un marco económico y laboral de Canarias.