Ecologistas, emprendedores y expertos en energías renovables unen su voz a favor de este sorprendente recurso natural que a priori es barato de producir y sirve, además de como alimento de osos panda, para un sinfín de utilidades más. Aunque es cierto que las posibilidades de esta materia prima todavía se están explorando y que solo empieza a implementarse su uso en los diferentes mercados, los beneficios frente a competidores como la gasolina, el plástico o, incluso, el algodón, son muy claros.

"El bambú es un material mucho más suave que el algodón. Nos declaramos fans de esta planta salvaje cuyo cultivo, gracias a su rápido crecimiento, no requiere fertilizantes ni pesticidas. Además, necesita muy poca agua a diferencia del algodón. Tiene grandes propiedades hipoalergénicas y es un excelente material termo-regulador, aportando una sensación de frescura en verano y calidez en invierno", son palabras de Maria Font, fundadora de la marca de accesorios de bebé Molis&Co. ¿Quién se iba a imaginar que a partir de esta planta se podrían elaborar textiles para bebés? Esta catalana lo tuvo claro. Pese a sus 'inconvenientes', "es un material a veces demasiado fino, lo que dificulta su confección. También el coste del producto suele ser más caro en relación al algodón y al polyester", a María le ganó por la sostenibilidad y por el tacto único que aportaba a sus muselinas y saquitos. Sus clientas, además, están encantadas "especialmente en mercados más maduros como son Reino Unido o Francia". Y es que desde Molis&Co sueñan con un futuro más verde y, además de confeccionar con bambú, han iniciado una particular cruzada contra el plástico que les ha llevado a eliminar los embalajes de plástico y a desarrollar en su lugar un nuevo packaging sostenible.

Luchando contra los plásticos de un solo uso nació también Bali Boo la marca que Fred Kreder y Diego Morodo fundaron en Bali. Ambos son amantes de la naturaleza y surfistas y, una vez establecidos allí, fueron realmente conscientes de que la basura plástica es una de las peores amenazas a nuestro planeta. Impactados por las consecuencias de este material en los ecosistemas de la isla, decidieron hacer algo. "Así comenzamos con Bali Boo, para crear alternativas al plástico que fueran naturales, éticas y de calidad". Ahora fabrican y comercializan, entre otras cosas, cubiertos, pajitas, bastoncillos de oídos y cepillos de dientes de bambú. Además se involucran a tope en el proceso de producción desde el inicio. "Trabajamos con varios granjeros locales en Bali y el este de Java, la isla mas grande y principal de Indonesia. Les pagamos un precio justo y superior al precio de mercado por las recolectas, y siempre nos aseguramos de que el proceso de cultivo y recolecta afecte lo menos posible al ecosistema. Nunca cortamos las plantas enteras y solo cogemos lo que necesitamos, dejando que crezcan sanas y fuertes", explica Diego.

El bambú es también para Fred y Diego el protagonista de su iniciativa #TheEarthSaysThanks a través de la cual reparten pajitas de este material de forma gratuita a los restaurantes y bares locales de la isla. "Estas empresas locales normalmente no tienen el conocimiento o la posibilidad financiera de dejar de utilizar las pajitas de plástico. Les damos la oportunidad de volverse ecológicos y, al mismo tiempo, eliminar las horribles pajitas de plástico en Bali."

¿Una nueva energía limpia?

Un reciente ensayo realizado en la ciudad japonesa de Nankan, en la prefectura de Kumamoto, reveló que el bambú quemado como biomasa (a modo de briquetas o pellets para después quemarlos en una caldera) ha entregado resultados satisfactorios. ¿Significa eso que estamos ante una planta que, además de servir como alimento, material de construcción y para fabricar utensilios y textiles, también sirve como combustible? En palabras de Fernando de la Casa, experto en energías renovables "supone una oportunidad muy interesante dentro de los productos de origen forestal. Existen grandes extensiones de bosques de bambú sin un uso concreto. Su viabilidad radica en su rápido crecimiento y rendimiento de producción, así como su capacidad para volver a crecer después de una cosecha sin necesidad de ser replantado en la mayoría de los casos. Requiere menos insumos y fertilizantes agrícolas que otros cultivos como la soja o el maíz y permitiría liberar esas plantaciones para consumo humano. No obstante habría que controlar la posible deforestación asociada al auge de este cultivo y que podría dañar ecosistemas naturales que sería usados en favor de estos cultivos". Nuestro experto además va un paso más allá y ve posibilidades en el bambú por ejemplo como sustituto de la gasolina: "una materia prima se considera en el campo de las energías renovables cuando proviene de una fuente natural potencialmente inagotable y con un impacto sobre el medio ambiente bajo o nulo". Y el bambú cumple.