Llueve sobre mojado. Los hoteles que poco a poco volvieron a la actividad desde finales de junio, con el fin del confinamiento, se han mantenido abiertos a duras penas. Máxime después de que el Reino Unido incluyera a Canarias entre los destinos a los que desaconseja viajar por el descontrol de la pandemia. Las autoridades británicas metieron a las Islas en la lista negra el 27 de julio, con lo que en agosto pudieron permitirse seguir abiertos aquellos establecimientos con menor dependencia del mercado inglés. Pero fue Alemania el país que este miércoles dio la puntilla a la actividad al seguir los pasos del Reino Unido y declarar el Archipiélago zona de riesgo. Las consecuencias no se han hecho esperar y Riu Hotels & Resorts, el gigante hotelero con sede en Palma de Mallorca, anunció ayer que cerrará ocho de sus establecimientos en Canarias el próximo día 13. Riu inicia así una más que probable oleada de cierres cuando muchos hoteles ni siquiera han reabierto sus puertas desde el estallido de la pandemia.

El turoperador alemán TUI ya avisó el lunes que el negocio turístico depende de que la sociedad isleña sea capaz de reducir la ratio de contagios por debajo de 50 por cada 100.000 habitantes. Ese es el límite que fijan las autoridades germanas para meter o sacar a un territorio de su particular lista negra. Decir TUI es casi como decir Riu, hasta el punto de que la estrecha colaboración entre ambas firmas desde la década de los cincuenta se traduce en que el turoperador es hoy propietario del 50% del capital social de la hotelera. Ambas multinacionales se juegan mucho en la recuperación de la primera industria regional pero ni TUI puede traer turistas ni Riu puede llenar sus hoteles en las actuales circunstancias sanitarias. Así pues, la firma mallorquina echará temporalmente el candado a cinco de sus establecimientos en Gran Canaria, el Riu Papayas, el Riu Vistamar, el Riu Palace Palmeras, el Riu Palace Meloneras y el Riu Palace Maspalomas; a otro en Tenerife, el Riu Arecas; a uno más en Lanzarote, el Riu Paraíso; y a un último en Fuerteventura, el Riu Calypso. En toda la red de la multinacional en la Comunidad Autónoma solo permanecerán abiertos después del día 13 cuatro establecimientos: el Riu Palace Oasis, el Riu Gran Canaria, el Riu Palace Tenerife y el Riu Palace Tres Islas.

¿Cuándo reabrirán los ocho hoteles que bajarán la persiana el domingo de la próxima semana? Tan pronto como Alemania saque a las Islas de la lista negra, o lo que es lo mismo: tan pronto como Canarias recupere el control de la pandemia. "Están listos para reabrir en cuanto la situación epidemiológica permita a los mercados de origen retomar su operación", explicaron desde la hotelera. El hecho de que Gran Canaria sea la isla que más cierres sufrirá tiene que ver con que es también la de mayor dependencia del turista alemán, lo que en el caso de Riu-TUI se agrava porque es precisamente Alemania el centro neurálgico de su negocio.

Que a estos cierres los sigan otros en las próximas semanas dependerá de que el Archipiélago vuelva a ser un destino seguro, pero también de cuánto estén dispuestos a resistir los empresarios. En el caso de las cadenas canarias, la idea generalizada es la de resistir manteniendo en actividad los hoteles abiertos tras el confinamiento, es decir, tratar de aguantar en medio de la tormenta. Eso sí, "sin descartar tener que cerrar en algún momento". Es el objetivo compartido por Lopesan Hotel Group, Be Cordial Hotels & Resorts o Dreamplace Hotels & Resorts, tres de las firmas a la vanguardia de la actividad en las Islas en sus respectivos segmentos de mercado. Cordial fue la entidad que primero reabrió sus hoteles. Su director general, Nicolás Villalobos, dijo confiar en un "milagro sanitario" para cumplir el objetivo de mantener en actividad los 17 establecimientos de la cadena. "Pero en todo caso será con unos niveles bajísimos de ocupación y de ingresos", puntualizó.

El director comercial de Dreamplace, Jordi Estalella, también adelantó que la idea de la compañía es que sigan abiertos los tres hoteles que están en funcionamiento, siempre "sin descartar nada". Estalella reconoció que los números en agosto han sido históricamente bajos pero suficientes para mantener la actividad, de ahí que la empresa opte por ver el "recorrido" en los próximos días y semanas antes de variar su hoja de ruta, una estrategia que coincide con la de Lopesan, según avanzó su consejero Santiago de Armas.