En tiempos de incertidumbre los inversores se refugian en el oro, un valor seguro. Lo hemos visto en anteriores crisis y se aprecia especialmente ahora, en medio de la pandemia del Covid. Así, las dudas sobre el panorama actual han desatado un furor por el metal dorado que ha llevado a una revalorización de su precio de alrededor al 30%.

El 6 de agosto el oro se situó en 2.051 dólares por onza (1.733 euros), superando por primera vez en la historia la barrera psicológica de los 2.000 dólares y llegando a su precio más alto desde agosto del 2011, cuando alcanzó los 1.888 dólares. Este hito culminaba una tendencia alcista iniciada en junio, cuando su valor era de tan sólo 1.670 dólares.

Este auge se debe a las turbulencias sociales y económicas generadas por la pandemia. El impacto del Covid-19, que hundió las bolsas a mediados de marzo, llevó a los inversores a buscar refugio en valores menos susceptibles a los altibajos del mercado. La deuda a corto plazo, los depósitos bancarios y los bonos estadounidenses también fueron sus apuestas, pero, a diferencia del oro, estas conllevan un posible riesgo de impago y no proporcionan cobertura contra la caída del sistema fiduciario.

En las últimas semanas, la subida de las bolsas y la ligera recuperación de algunas economías ha hecho rebajar el precio máximo del oro. Conscientes de esa mejora, los inversores han empezado a deshacerse de sus títulos en el metal dorado, que ha retrocedido hasta un 3,4%. La reciente corrección del valor va acorde con su espectacular auge.

Aún así, la cotización se mantiene muy elevada, en torno a los 1.950 dólares por onza, casi 300 dólares más que a principios del verano. Algunos expertos auguran que el metal seguirá siendo atractivo y que en los próximos meses podría volver a rebasar los 2.000 dólares y alcanzar un nuevo máximo.

Según el Market Report de Degussa, el ascenso del precio del oro sería una consecuencia de las medidas de estímulo impulsadas por los bancos centrales para hacer frente a la crisis sanitaria, por un lado, y de la reducción de los tipos de interés para reactivar el crecimiento de producción y empleo, por el otro. "No parece que sea el final de su apreciación", remarca el informe, que calcula que pueda llegar a alrededor de los 2.550 dólares a mediados de 2021.

Otros creen que a medio-largo plazo, con la recuperación de las economías mundiales, el precio del oro decaerá. Para Carsten Menke, experto del banco suizo Julius Baer, la revalorización del oro refleja el debilitamiento del dólar, algo que cree que es "más cíclico que estructural". "Los EEUU están lidiando peor que Europa con la crisis, por lo que el dólar está abajo frente al euro", apunta. En julio el dólar cayó casi un 5%, el peor descenso mensual en una década. Desde marzo se ha depreciado un 10%. "Está siendo respaldado por la continua debilidad del dólar y, a medida que los tipos de interés reales descienden, los inversores buscan una cobertura ante la inflación", añade Adam Vettese, analista de mercado en el informe de eToro.

Philippe Waechter, economista jefe de Ostrum AM, coincide con que la actuación de la Reserva Federal está perjudicando el dólar. "Es una manifestación de preocupación por la situación de EEUU", señala el estudio del banco de inversión francés Natixis.