Las malas noticias atraen malas noticias. Y la segunda oleada del Covid parece que ha llegado en pleno periodo estival, el coronavirus también se va de vacaciones. O más bien vuelve y sus portadores son los turistas que regresan, en este caso a Alemania. Así lo ve el reconocido semanario Der Spiegel, que en su edición internacional avisa de cómo se está propagando la pandemia por el país a medida que los germanos retornan de sus vacaciones de verano.

Una advertencia en toda regla difícil de digerir en España y especialmente en Canarias, donde constituyen su segundo mercado tras el Reino Unido -2,6 millones pasaron sus vacaciones en el Archipiélago en pasado año- y en Baleares, su destino principal - llegaron 4,5 millones en 2019- , ahora salpicado por las advertencias desde el gobierno Angela Merkel a sus nacionales de no viajar ante la escalada de casos, sobre todo en Cataluña, Aragón y Navarra. La apuesta balear, de la mano del Ministerio de Turismo, para abrir corredores seguros renunciando a la realización de test en origen o a la llegada, como demandaba por contra el Gobierno canario en junio cuando se puso en marcha la medida y mantiene ante Madrid y Bruselas, empieza a hacer agua y tiene irritados a los empresarios del sector. Estos ven cómo su pírrica temporada turística se les va de las manos al tiempo que la epidemia coge fuerza en Europa. Alemania supera los 1.000 casos diarios de Covid-19 por primera vez desde el inicio de la desescalada en el país.

Según informa el Instituto Robert Koch (RKI), la agencia gubernamental dedicada al seguimiento de enfermedades infecciosas en el país, el jueves se contabilizaron 1.045 nuevos positivos, frente a los 741 del miércoles, los 879 del martes y los 509 del lunes. Para encontrar una cifra similar de contagios diarios en Alemania hay que remontarse al 7 de mayo. Der Spiegel, en un reportaje difundido el miércoles en su edición internacional -titulado "Los viajes de verano traen números crecientes de coronavirus a Alemania"- directamente insiste en que la culpa es de los turistas que han salido del país y tacha poco más o menos de irresponsables y de llegar tarde a las autoridades. Las mismas que están ahora, tarde, insistiendo en tratar de retomar el control de la propagación del virus a través de los aeropuertos, primero recomendando a hacerse pruebas a los pasajeros en los aeropuertos y ahora ya obligando a los que lleguen de las zonas con más contagios, como las tres comunidades autónomas españolas, so pena de tener que pagar una multa de hasta 25.000 euros.

La publicación alemana, con todo, hace una concesión y abre una ventana de esperanza para los empresarios canarios del sector que esperan que cuando a partir de octubre comience la temporada alta en las Islas haya quedado claro que Canarias es un destino seguro. En la misma información en la que alerta del 'peligro' de las vacaciones, el virólogo canario Amós García, presidente de la Asociación Española de Vacunación, deja claro que "las diferencias dentro de España son enormes", y que "en la mayoría de las regiones", como es el caso de Canarias, "la pandemia está bajo control". En esos lugares, dice, el riesgo para los turistas no es mayor que en sus países de origen.

Canarias como destino seguro es un mensaje que se esfuerza en transmitir la Consejería de Turismo con acciones como el vuelo de la OMT que a principios de julio avaló el destino o la suscripción de una póliza de seguro para todos los viajeros que den positivo del virus SARS-CoV-2 en el Archipiélago y que cubriría desde el alojamiento por cuarentena, a los gastos médicos o la repatriación si fuera necesario. La baja incidencia del virus es la bandera que el Archipiélago agita en Bruselas para que se abra la mano a permitir la realización de test diagnósticos en los aeropuertos de la región, si no de forma masiva al manos sí en función del lugar de procedencia.