No será hasta que se conozcan los balances de las mutuas que colaboran con la Seguridad Social cuando podrá saberse con certeza el coste que las bajas laborales les están acarreando este año a las arcas públicas. No en vano, las mutuas gestionan alrededor de siete de cada diez euros que el sistema de protección social destina para los trabajadores que sufren una incapacidad temporal. No obstante, el avance de los datos de las entidades gestoras y los servicios centrales sí permite al menos hacerse una idea de la tendencia. En este sentido, y en datos nacionales, las bajas laborales han costado hasta la fecha prácticamente 4.105 millones de euros, una suma que supone un 15% más que a estas mismas alturas del año pasado, un sensible incremento que da una idea del impacto del coronavirus también en esta cuestión. De esos más de 4.000 millones, exactamente 36,6 millones de euros corresponden al desembolso en favor de enfermos de la Covid-19 y personas aisladas por haber estado en contacto con infectados. Eso sí, hay que recordar que el impacto de la pandemia en el mercado laboral excede con mucho del coste de las bajas, casi anecdótico en comparación con el gasto en ERTE y prestaciones sociales, en alza por la subida del paro.

Más de 11.000 trabajadores canarios estuvieron de baja por el coronavirus entre marzo y abril, los dos primeros meses de la pandemia. El estado de alarma nacional para contener el avance de la Covid-19 se decretó el 14 de marzo y entró en vigor a las 00.00 horas del día siguiente. Ya antes de ese momento, el Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social había aclarado que tanto los trabajadores infectados por el virus como aquellos otros que tuvieran que permanecer aislados por haber entrado en contacto con enfermos tendrían a efectos de la baja la misma consideración que quienes sufren un accidente laboral. En un primer momento, la intención fue que los aislados preventivos, no necesariamente enfermos, fueran tratados como si padecieran una incapacidad temporal por contingencias comunes, como, por ejemplo, por un resfriado o una gripe estacional. Sin embargo, finalmente el Gobierno rectificó para que el importe de la prestación a cobrar por estos aislados asintomáticos llegara al 75% de la base reguladora con cargo a las arcas públicas. De no haber sido así, este colectivo no habría cobrado ni un solo euro por los tres primeros días de baja, un 60% entre el cuarto y el vigésimo día y únicamente a partir de ese momento habría percibido el 75% de la base reguladora, aunque el equivalente a la primera quincena de baja lo tendría que haber desembolsado la empresa. ¿Cuántos españoles se han visto en esta situación? Alrededor de medio millón en los dos meses iniciales y más duros de la pandemia, según los datos que acaba de publicar el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. En la Comunidad Autónoma fueron exactamente 11.139 trabajadores.

Pero ¿hasta qué punto ha sido significativo el incremento de las bajas laborales por culpa del coronavirus? Para hacerse una idea del impacto basta con apuntar que la media mensual de bajas por contingencias comunes en 2019 fue de 21.638 en el régimen general, de 1.054 en el régimen especial de los trabajadores autónomos y de 2.298 en el caso de las bajas por enfermedades profesionales. En total fueron, por tanto, 24.990 casos de media al mes, de modo que de sumarse las incapacidades temporales por la Covid-19, el incremento es de un 44,6%.

Cataluña y la Comunidad de Madrid, con 128.682 y 136.931 casos respectivamente, fueron las dos autonomías con el mayor número de bajas laborales a causa del coronavirus en los meses de marzo y abril, ya fuera directamente, por tratarse de enfermos, o indirectamente, por tratarse de personas aisladas preventivamente tras haber estado en contacto con infectados. En cambio, Canarias, con esos poco más de 11.000 casos; Galicia, con cifras muy similares (11.931); y sobre todo Baleares, donde se contabilizaron menos de 5.000 bajas de este tipo, son las tres regiones con menor incidencia de la Covid-19 en su población ocupada, al menos en los afiliados a la Seguridad Social.

Y si el hecho de que Madrid y Cataluña sean las más afectadas guarda lógica relación con su mayor número de habitantes, la ratio bajas/trabajadores también está en lógica correspondencia con el mayor o menor número de positivos en cada comunidad.

Así pues, mientras que la media nacional es de 15 bajas motivadas por la Covid-19 por cada millar de afiliados en alta, la proporción se dispara en La Rioja, uno de los territorios del país con mayor tasa de enfermos, hasta los 26 casos por cada mil altas en la Seguridad Social. A La Rioja la siguen de mayor a menor incidencia las comunidades de Navarra, con 23 bajas por millar de afiliados; Madrid, con 22,8; País Vasco, con 22,17; y Castilla-La Mancha, con prácticamente 22. El Archipiélago, también una de las autonomías menos golpeadas por el coronavirus en términos estrictamente sanitarios (muy distinto a lo que ocurre en el ámbito económico, donde es de las más afectadas por la paralización del turismo), la ratio es de 7,17 trabajadores de baja por cada mil, tasa solo superior a las de, de nuevo, Galicia (6,5) y Baleares (5,64).

La duración media de las bajas laborales relacionadas con la pandemia fue en Canarias en marzo y abril de poco más de 14 días, justamente 14,14. Solo dos semanas de incapacidad que sitúan a Canarias con las bajas por Covid-19 más cortas del país, donde la media es de 18,6 días y donde llega a casi 21 en regiones como Madrid.