El activismo social y sindical ha perdido en las Islas a una de sus figuras más combativas y coherentes. Luis Pérez Serichol falleció en la mañana del jueves a la edad de 72 años y después de toda una vida de dedicación a la defensa de los trabajadores y la población más vulnerable. Pérez Serichol destacó en sus últimos años como portavoz de la Asociación para la Defensa de las Pensiones Públicas de Canarias, de la que también era vicepresidente. Con sus camisetas amarillas, los miembros de este colectivo han enarbolado la bandera de unas pensiones de jubilación dignas, no solo para ellos sino, sobre todo, para los que hoy aún son jóvenes y se enfrentan a la incertidumbre que supone no saber si en su vejez contarán con recursos suficientes.

Madrileño de nacimiento, Luis Pérez Serichol era el segundo de once hermanos -uno de los cuales murió dos días antes que él-. Siendo niño se afincó en Tenerife junto a su familia, aunque ya como trabajador de Telefónica se mudó a Barcelona. Allí se embarcó en la oposición al franquismo en las filas de la Liga Comunista Revolucionaria. Eran tiempos convulsos: el régimen daba sus últimos coletazos -pronto comenzaría la agonía del dictador- y mostraba su cara más represiva. En esta etapa, Serichol fue elegido delegado en las Comisiones Obreras de Telefónica, comenzando una labor sindical que se prolongaría mucho más allá de la clandestinidad.

Unos años después, Serichol y su mujer -junto a su hijo, Pablo Pérez Navarro, nacido en Cataluña y que aporta muchos de los datos en los que se basa esta semblanza de su padre-, regresaron a Tenerife para instalarse, de nuevo, en La Laguna. En la Isla continuó poniendo en práctica su actividad sindical, siempre en CCOO, que desarrolló hasta su jubilación. Con el retiro, su activismo -en el seno de movimientos como Asamblea por Tenerife o el 15M- se dirigió a múltiples causas, desde la denuncia de los privilegios fiscales de las grandes empresas a las protestas por la construcción del edificio de aparcamientos de la playa de Las Teresitas -el conocido como Mamotreto, ya derribado por sentencia judicial-, pasando por la oposición a la Ley del Suelo o, más recientemente, al hotel de La Tejita o por su compromiso con el pueblo saharaui.

Pero fue la lucha por las pensiones públicas la que centró la mayor parte de sus esfuerzos desde que en 2013 participara en la creación de los primeros grupos organizados de pensionistas en Canarias, coincidiendo con las primeras grandes reformas del sistema de prestaciones (2011, por el Gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, y 2013, por el del popular Mariano Rajoy). La de Serichol ha sido una de las voces que se han alzado en estos años para exigir la vinculación de las pensiones al índice de precios al consumo (IPC) o su blindaje constitucional mediante su inclusión entre los derechos fundamentales consagrados por la Carta Magna.