La pandemia de coronavirus se ha llevado por delante 161.479 contratos laborales en Canarias. Entre marzo y junio del año pasado, cuando nadie en España había oído hablar de la Covid-19, empresas y trabajadores de la Comunidad Autónoma suscribieron 269.637 acuerdos. En los mismos meses de 2020, es decir, los del confinamiento, la paralización de la actividad productiva, el cierre de fronteras y el cero turístico, aquellos casi 270.000 contratos se han reducido a apenas 108.158. Una caída de prácticamente un 60% que habría sido impensable a comienzos de año y que evidencia hasta qué punto la pandemia y las medidas para contenerla han sacudido el mercado laboral en el Archipiélago. Aunque las contrataciones dieron el mes pasado sus primeros síntomas de vida en coincidencia con el fin del estado de alarma nacional, vigente entre el 15 de marzo y el 21 de junio, lo cierto es que las cifras aún no pasan de ahí: de un ligerísimo incremento en comparación con un hundimiento del que aún está por ver cuándo se saldrá.

Si en el análisis se incluyen los dos primeros meses del año, la caída es casi la misma que si se toma como referencia el período de la crisis sanitaria (marzo-junio), puesto que el ejercicio comenzó con la contratación en cifras casi idénticas a las de 2019. En enero y febrero se firmaron en el Archipiélago un total de 126.166 acuerdos, tan solo 1.419 menos de los que se rubricaron en los mismos meses del año anterior. En el semestre se contabilizaron así 234.324 contratos frente a los cerca de 400.000 (exactamente 397.222) que las autoridades laborales registraron entre enero y junio de 2019. Son 162.898 menos. Así pues, tanto si la caída se calcula a partir de los datos semestrales como si se hace sobre la base del período marzo-junio, el resultado es el mismo: la pandemia ha impedido que las empresas y los asalariados de las Islas suscribiesen entre 162.000 y 163.000 contratos, un desplome sin precedentes en la estadística oficial y que difícilmente volverá a repetirse salvo que medien circunstancias tan excepcionales como las actuales.

Bastaron los primeros 17 días en alarma nacional (comenzó a las 00.00 horas del 15 de marzo) para que ese mes terminara con casi 20.000 contratos menos que en 2019. En abril, las cosas empeoraron, y los 64.659 acuerdos entre empresarios y trabajadores que se habían firmado un año antes se quedaron en unos exiguos 14.433. Tres cuartos de lo mismo ocurrió en mayo, cuando los 69.148 contratos de 2019 se quedaron en 18.300. Y así hasta el mes pasado, el del levantamiento de las restricciones impuestas por el Gobierno central en el marco del estado de alarma. La nueva normalidad ha traído consigo el repunte de muchos indicadores socioeconómicos, incluido el número de contrataciones, pero es igualmente cierto que el incremento es aún muy débil e inferior al experimentado en otras comunidades autónomas. ¿Por qué? Fundamentalmente por el enorme peso del turismo en la economía regional.

La estadística del Ministerio de Trabajo y Economía Social, que acaba de publicar los datos correspondientes a junio, corrobora lo anterior. En el sexto mes de 2019 se firmaron en Canarias hasta 69.916 contratos, mientras que el mes pasado fueron 29.255. Son unos 11.000 más que en mayo y casi 15.000 más que en abril, lo que confirma que lo peor de la crisis parece haber quedado atrás también en lo estrictamente laboral. Sin embargo, también son 40.661 menos que hace un año, un 58% menos. Pese a que podría pensarse que la cifra no es especialmente mala, teniendo en cuenta que en mayo, sin ir más lejos, la caída fue de un 73,5%, cabe puntualizar, no obstante, que los datos son sensiblemente peores que los de otras regiones, y es aquí donde entra en juego el factor del turismo.

Industria versus turismo

versusEl confinamiento y el estado de alarma han finalizado, sí, pero mientras que la industria no está limitada por lo que ocurra en Alemania o Gran Bretaña, el negocio de los hoteles, los apartamentos, los restaurantes y los bares sí necesita previamente la reapertura de fronteras, la plena recuperación de la conectividad aérea, el restablecimiento de la situación sanitaria y socioeconómica en terceros países y, en definitiva, la masiva afluencia de turistas. De esos cuatro ingredientes indispensables, el Archipiélago solo cuenta con el primero. Es la factura a pagar por la dependencia del turismo. En cambio, en el industrial País Vasco ya han encendido la maquinaria de sus factorías, que, con independencia de las exportaciones, pueden funcionar y producir solo para el mercado interior en mucho mayor porcentaje que la industria turística canaria, que solo con el turista peninsular o el viajero local está abocada al cierre de multitud de empresas. De hecho, esto último no ha ocurrido por los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) por fuerza mayor. Sea como sea, los contratos suscritos el mes pasado en las Islas aún fueron ese 58% menos que en 2019; en País Vasco, un 46% menos. En otras palabras: la industrial Euskadi recupera su habitual ritmo de contratación a mayor velocidad que la turística Canarias. En concreto doce puntos porcentuales más rápido.

De los 29.255 acuerdos entre empresas y empleados rubricados en Canarias el mes pasado, la grandísima mayoría, un total de 25.292, fueron temporales, por tan solo 3.963 indefinidos, un 13,5%. Dicho de otro modo: prácticamente 14 de cada cien contratos que se suscriben en la Comunidad Autónoma son indefinidos, un porcentaje que a primera vista puede parecer pequeño pero que en realidad es uno de los datos positivos a que aferrarse, ya que a nivel nacional la tasa de indefinidos es de menos de diez de cada cien.