La primera fase de la campaña del atún rojo ha finalizado en Canarias con unos resultados aceptables en cuanto a volumen de capturas pero menos satisfactorios desde el punto de vista de la rentabilidad. La flota isleña pescó hasta el 14 de junio, cuando se cerró esta etapa, 396 toneladas de patudo, casi el 70% de la cuota asignada por el Ministerio (571 toneladas), y tiene hasta el 31 de diciembre para pescar la cantidad restante. El año en que los pescadores canarios han conseguido el mayor cupo de su historia -un 30% más que en 2019- ha coincidido, sin embargo, con un auténtico desplome de los precios como consecuencia del cierre de los circuitos de comercialización originado por la epidemia de Covid-19. Si en anteriores campañas los profesionales recibían entre diez y doce euros por kilo, en esta ocasión se han tenido conformar con algo más de cuatro.

"Los precios cayeron bastante al no estar el canal Horeca (hoteles, restaurantes y cafeterías), que era el que más valorizaba, y probablemente la gente se retrajo y no capturó tanto porque no tenía donde vender", explica Carmelo Dorta, director general de Pesca del Gobierno autonómico, quien intuye que, de no haberse producido ese cierre de las vías de comercialización a causa del estado de alarma decretado para contener la pandemia, la flota canaria podía haber pescado todo el volumen que le ha permitido el Ejecutivo central.

La actividad se encuentra ahora en suspenso porque el atún rojo se ha alejado de las costas del Archipiélago, adonde regresará alrededor de septiembre y octubre. Será a partir de ese momento cuando los barcos de las Islas se lancen a tratar de hacerse con las 174 toneladas que aún les corresponden. El sistema aplicado este año combina los utilizados en campañas precedentes. En una primera fase -que concluyó a mediados de junio, aunque todas las capturas se produjeron entre febrero y mayo- se establecieron límites por buque. En la segunda -que en principio arrancaba el 15 del mes pasado- desaparecen las restricciones individuales, de modo que lo que no se hubiese pescado hasta entonces se podrá capturar mediante la modalidad conocida como pesca olímpica, en la que se faena hasta que se agota la cuota.

Tanto la Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca como el sector no renuncian a seguir elevando el cupo. Para empezar, reivindican que se pueda capturar la parte de la cuota de 2019 que no pudo pescarse. No obstante, el director general advierte de la dificultad de que el Ministerio finalmente lo autorice, puesto que esta posibilidad depende "de cómo vayan otras pesquerías" del país durante la actual campaña. Al mismo tiempo, el Gobierno canario mantiene, incluso en vía judicial, la aspiración de conseguir el 12% de la cuota nacional.

Los aprietos en que el coronavirus y las restricciones económicas adoptadas para frenarlo han puesto a los pescadores han llevado a la Consejería a arbitrar distintos tipos de medidas. Así, se han convocado ayudas para que "los puntos de primera venta siguieran abiertos", ante la bajada de ingresos de las cofradías, y también para sufragar los gastos corrientes de estas. Ahora, la Administración prepara otras ayudas directas a los pescadores con las que paliar, al menos parcialmente, las pérdidas que puedan haber sufrido. La situación es, sin embargo, muy desigual. "A nivel general [no solo túnidos] no ha habido pérdidas, porque el volumen de capturas ha compensado el descenso de los precios. Pero si se analiza isla por isla, en algunas, sobre todo las no capitalinas, donde la comercialización ha sido más complicada, sí se han producido", detalla Dorta. Este es el caso de los barcos de las islas periféricas dedicados a la captura de pescado blanco, que acumulan pérdidas de 1,3 millones de euros.

Paradójicamente, en el pescado blanco se han mantenido más los precios, una circunstancia atribuible a la desaparición de los intermediarios durante el estado de alarma. "El pescador ha salido beneficiado y el cliente también", apunta el director general, que cree que de lo sucedido se pueden sacar conclusiones para planificar canales de venta alternativos.

Aunque muy codiciado por sus altos precios, el atún rojo no es el único túnido relevante para la flota canaria. El conocido en las Islas como tuna -patudo para el resto del país, como se llama al rojo en Canarias, lo que ocasiona no pocas confusiones- es "mucho más importante", advierte Dorta. En este caso, el cupo es muy superior -2.564 toneladas-, pero no suficiente. De hecho, ya se han capturado 1.755, lo que hace temer que la pesquería se cierre pronto y las embarcaciones se vean obligadas a amarrar. La Consejería defiende una ampliación hasta las 2.800 toneladas en atención a la condición ultraperiférica del Archipiélago y el carácter artesanal de su flota, pero la epidemia ha paralizado las negociaciones en el seno de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT).