En un mercado laboral totalmente distorsionado por el obligado parón de la mayor parte de la economía, el paso de los meses da pistas sobre la velocidad de la recuperación. Con los datos de paro registrado y la afiliación a la Seguridad Social de junio en la mano, se constata que la velocidad de la recuperación, que ya existe, será lenta. En el séptimo mes del año se generaron 4.285 empleos en el Archipiélago; 2.533, en la construcción , y 1.140, en el ámbito sanitario. No obstante, no fueron suficientes para evitar que se sumaran 640 nuevos desempleados más.

En el conjunto del país, el número parados se incrementó en 5.107 personas, mientras que el de afiliados a la Seguridad Social -empleo creado- también ofreció un movimiento positivo con 68.208 nuevas altas, un 0,37% más que al terminar mayo.

El análisis actual de la evolución del paro puede realizarse desde dos ángulos opuestos sin que ninguno implique salirse de los parámetros de la veracidad. El más catastrofista ofrece una butaca desde la que continuar haciendo recuento de daños.

Las Islas tienen 59.031 desempleados más que en junio de 2019, un 29,12% más, y 47.839 afiliados menos (-5,90%). En España, el paro generado, en su mayoría desde marzo, afecta a 847.197 (28,09%) ciudadanos y la pandemia global se ha llevado por delante 893.360 puestos de trabajo, el 4,58% de los que había hace un año.

Únase a ello que la caída de la contratación anotada en las Islas en los últimos doce meses (-58,16%) es la segunda más intensa de todas las comunidades autónomas, solo por detrás de Baleares (-69,83%). No es casualidad que los más afectados sean los dos productos interiores brutos españoles que mayor dependencia tienen del turismo, una de las actividades más heridas por el parón de la economía que hubo de decretarse hace tres meses y medio.

En positivo

La posición más cercana a la evolución de los datos en el corto plazo es la que constata que la situación ha mejorado con respecto a la hecatombe desatada en marzo. Eso sí, de una manera absolutamente insuficiente como para que haya aún algo que celebrar.

La construcción está llamada a ser la tabla de salvación para poner algo de maquillaje en unos números que serán malos hasta que se recupere la confianza de los turistas y el principal sector de la economía canaria ejerza su protagonismo. En junio, el ladrillo cumplió ese rol y, aparte de ser el sector que más empleo generó, también fue el que más canarios sacó del paro (1.279).

Los estamentos públicos ya han dejado claro que invertirán decididamente en infraestructuras necesarias -carretera de La Aldea o Anillo Insular de Tenerife, por ejemplo-, pero se sigue a la espera de los fondos necesarios para sufragarlas. El momento en que los socios de la Unión Europea (UE) se pongan de acuerdo será clave para restar parados con mayor intensidad de la observada hasta el momento. Del otro bastión del séptimo mes del año, el sanitario, poco más que añadir a la demostración de su necesidad que ha supuesto el Covid-19. Continuó creando empleo en junio, pero su techo empieza a intuirse.

Prolongar los ERTE

Repasados los números principales se entiende la insistencia en prologar los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) hasta final de año. Aunque sobre todo es necesario en el sector alojativo, no es menos cierto que la salud de gran parte de los restantes pasa por que la ocupación de hoteles y apartamentos camine hacia la normalidad.

La hostelería generó empleo en junio (470) en Canarias y esa es una buena noticia, pero de tamaño escaso. Suficiente para revelar que la mejoría del mercado laboral isleño está casada con la respuesta de la clientela. Solo resta esperar una recuperación de la confianza y una total ausencia de rebrotes que espanten a los futuros visitantes.

La confianza, esa es una de la claves que pone sobre la mesa una y otra vez el viceconsejero de Empleo del Gobierno de Canarias, Gustavo Santana. En este caso la empresarial, que, en su opinión, será buena o mala, contribuyendo con mayor o menor decisión a la reactivación, en función "de los mensajes que se lancen".

Incógnitas de gran tamaño existen y hacen que la consejera de Empleo, Elena Máñez, se muestre "moderadamente optimista" y asida a la "prudencia". "El otoño será muy duro", advirtió el presidente de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA), Lorenzo Amor. No obstante, el máximo representante de los autoempleados constató la existencia de signos de reactivación tras superar el estado de alarma.

Una cuestión sí está clara. La recuperación debe llegar antes de retirar el paraguas de la protección estatal -los ERTE-, de la que se nutren aún 156.121 trabajadores del Archipiélago. La desescalada y el final del estado de alarma han propiciado que 51.508 de ellos -el 24,8% de los que había al inicio de junio- se hayan reincorporado a sus puestos.