La vicepresidenta económica del Gobierno, Nadia Calviño, podría ser la próxima presidenta del EurogrupoEurogrupo, un puesto desde el que tendrá que administrar la disciplina europea en un momento complicado en el que se requiere flexiblidad para poder afrontar la recuperación tras la pandemia de COVID-19.

Desde esa posición Calviño tendrá que liderar a los ministros de Economía , pero representando asimismo los intereses de España, que está pendiente de fijar con Bruselas la senda de déficit público a medio plazo, después de que este año el objetivo se prevé que se dispare por encima del 10 % del PIB.

Calviño, guardiana de la ortodoxia dentro del Gobierno de coalición del PSOE y Unidas Podemos, es respetada por sus colegas europeos y reconocida por su labor después de doce años de trabajo en la Comisión Europea donde los últimos cuatro (2014-2018) desempeñó el cargo de directora general de Presupuestos.

Su credibilidad fue clave para que Pedro Sánchez la aupara a una vicepresidencia del Gobierno cuando la economía empezaba a desacelerarse y las políticas pactadas con Podemos despertaban recelos en algunos ámbitos económicos, aunque al final ha tenido que enfrentarse a una crisis económica inédita en la historia reciente del país.

Su departamento ha coordinado muchas de las medidas para frenar el impacto en la economía de las restricciones para contener la epidemia, como la línea de avales de 100.000 millones de euros del Instituto de Crédito Oficial (ICO) para sostener la liquidez de las empresas ante la falta de actividad.

En la anterior legislatura ya dejó claro que le parecía poco productivo deshacer la reforma laboral de 2012 y en la actual zanjó la reapertura del debate forzando el cambio del acuerdo parlamentario de PSOE y Podemos con EH Bildu que incluía la derogación íntegra de la reforma a cambio del respaldo al estado de alarma.

Calviño aclaró que no se iba a generar inseguridad jurídica en un momento en que el tejido productivo y el empleo del país están en riesgo por una crisis económica sin precedentes, e invitó a volver a la mesa de diálogo social al presidente de CEOE, Antonio Garamendi, después de que los empresarios reaccionaran con dureza al pacto con Bildu, firmado hace poco más un mes cuando el país iniciaba la desescalada.

Ahora podría formar parte de las instituciones europeas a las que España está pidiendo generosidad y recursos suficientes para salir de una crisis inesperada que ha afectado a toda Europa, aunque la economía española es una de las que saldrá peor parada.

Hace un año ya se postuló a la dirección del Fondo Monetario Internacional (FMI), pero el Gobierno retiró su candidatura para favorecer un acuerdo europeo que permitiera presentar un candidato común.

Nacida en A Coruña en 1968, Calviño es licenciada en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid y en Derecho por la UNED, y pertenece desde 1994 al Cuerpo de Técnicos Comerciales y Economistas del Estado.

Antes de dirigir el Presupuesto europeo, Calviño había sido directora general adjunta en materia de servicios financieros en la Dirección General de Mercado Interior y Servicios de la CE (2010-2014) y ocupado este mismo cargo en Fusiones y Defensa de la Competencia, en la Dirección General de Competencia del Ejecutivo comunitario (2006-2010).

Previamente había trabajado en España como funcionaria del Estado en diferentes ministerios, y antes de entrar en el sector público fue consultora para firmas de abogados y profesora asociada en la Universidad Complutense de Madrid.