La Comisión Europea seguirá adelante con su intención de proponer un impuesto sobre las multinacionales digitales a nivel comunitario si no se logra un acuerdo en las negociaciones a nivel global, al tiempo que ha instado a Estados Unidos a volver a las discusiones en este ámbito en el seno de la OCDE, de las que se ha retirado.

Bruselas ha lamentado la decisión que Washington ha comunicado a España en una carta que el ministro galo de Finanzas, Bruno Le Maire, ha tildado de "provocación".

El Gobierno español asegura que mantendrá el proyecto de creación del nuevo impuestoGobierno español asegura que mantendrá el proyecto, pese a la carta dirigida por el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steve Mnuchin, a la titular de Hacienda española, María Jesús Montero.

En un mensaje compartido en la red social Twitter, el comisario de Economía, Paolo Gentiloni, ha remarcado la necesidad de tener una fiscalidad digital "adaptada a la realidad del nuevo siglo". "Es necesario un pacto en la negociación global. Si la retirada estadounidense lo hace imposible, la Comisión propondrá una nueva propuesta europea sobre la mesa", ha remarcado.

En una rueda de prensa, el portavoz de Fiscalidad del Ejecutivo comunitario, Daniel Ferrie, ha reiterado esta idea. "Lamentamos esta decisión y pedimos a Estados Unidos que vuelva a la mesa de negociación de la OCDE", ha dicho, para después subrayar que una fiscalidad digital "justa" es una "prioridad absoluta" para la UE.

Sin embargo, la idea de crear la llamada 'tasa Google' en la UE tampoco tiene el apoyo de todas las capitales europeas. Los Estados miembros ya discutieron una primera propuesta legislativa de Bruselas que planteaba un gravamen del 3% sobre los ingresos de aquellas multinacionales del entorno digital.

Pero la oposición de países como Suecia, Dinamarca o Irlanda bloqueó su adopción y los ministros de Economía de la UE sólo fueron capaces el año pasado de esperar a los avances en las negociaciones en la OCDE.

Este debate tuvo lugar en marzo del año pasado y entonces las capitales europeas se comprometieron a debatir de nuevo el asunto si a finales de 2020 las conversaciones a nivel mundial no habían tenido ningún éxito.