Las autoridades sanitarias españolas han contabilizado en el último mes un total de 104 casos de coronavirus importados, es decir, positivos de personas que han llegado al país desde el extranjero. La preocupación que ha despertado este repunte de casos foráneos de la Covid-19 la hizo ayer patente Fernando Simón y de algún modo avala la tesis del Gobierno de Canarias de no aceptar la llegada de turistas sin que se hagan test PCR en sus países de origen.

La consejera de Turismo, Industria y Comercio del Ejecutivo autonómico, Yaiza Castilla, ya remitió hace solo días una carta a la secretaria de Estado de Turismo, Isabel Borrego, para explicarle la negativa de su departamento a sumarse al plan piloto que a partir de este lunes llevará a Baleares a los primeros turistas de la era pospandemia. Aunque el Ministerio de Turismo, que dirige Reyes Maroto, invitó a la Comunidad Autónoma a seguir los pasos del archipiélago mediterráneo y sumarse a este proyecto experimental, que traerá a Baleares a 10.900 turistas alemanes y que traería a las Islas a unos 9.300, Castilla ya ha dejado claro que es necesario garantizar que los viajeros no estén infectados al subirse al avión. Y ocurre que el programa piloto balear no ofrece las suficientes garantías en este sentido, ya que se limita a un cuestionario sobre salud a cumplimentar por los turistas y a su posterior seguimiento una vez estén en territorio español. Es decir, que si uno de estos visitantes está infectado, efectivamente importará el virus al Archipiélago.

De esta forma, las advertencias que ayer hizo Simón, que alertó sobre esos más de un centenar de positivos en personas procedentes de Sudamérica y Norteamérica, en este último caso fundamentalmente provenientes de los Estados Unidos, contravienen de algún modo la invitación del Ministerio de Turismo para que Canarias se sume a Baleares en esta experiencia piloto. Tan es así, que Simón pidió abiertamente un mayor "esfuerzo" a las Comunidades Autónomas para "controlar" los posibles casos importados y a todos aquellos con quienes estas personas hayan podido entrar en contacto. Hay que recordar que una de las razones de Canarias para declinar sumarse al plan piloto es precisamente que un eventual rebrote de la enfermedad no solo amenazaría la actividad turística a corto plazo, es decir, de cara al verano, sino que incluso pondría en riesgo la próxima temporada de invierno, que es la temporada alta en las Islas.

En esta línea, el portavoz del Gobierno regional, Julio Pérez, insistió ayer tras la reunión del Consejo de Gobierno que la preferencia del Ejecutivo que preside Ángel Víctor Torres es que los turistas lleguen con su test hecho durante las 72 horas inmediatamente anteriores a que despegue su avión rumbo el Archipiélago. En cualquier caso, Pérez puntualizó que no descartan que finalmente haya que hacer los test PCR en destino, esto es, una vez que el viajero aterrice en alguno de los aeropuertos isleños. En tal caso, si un turista diera positivo tendría o bien que volver a su país de inmediato o bien tener que pasar una cuarentena de 14 días antes de disfrutar de sus vacaciones. Esta es la razón de que Yaiza Castilla esté trabajando en el establecimiento de verdaderos corredores seguros con los países emisores, fundamentalmente Alemania y el Reino Unido, de modo que los turistas estén controlados en destino y luego no corran el riesgo de ver alteradas sus vacaciones.

El portavoz del Ejecutivo autonómico también adelantó que justamente ayer se instalaron cámaras termográficas en cuatro de los aeropuertos de la región, lo que permitirá medir la temperatura de los viajeros. La persona que tenga fiebre no necesariamente ha de estar contagiada del coronavirus, pero ayudará en el control del virus.