Tras 16 años "viviendo plenamente de la música", Pepe Benavente pasa por una situación que no imaginó ni en sus peores pesadillas. El popular cantante echa de menos ejercer la profesión que ama y se plantea, incluso, la posibilidad de la jubilación. "Si esto va a más, me retiro", dice con tristeza Benavente, que confiesa haberlo pasado mal desde que la pandemia y el confinamiento decretado para frenarla impusieron un súbito e inesperado parón a la mayor parte de las actividades, incluidas las culturales, festivas y musicales.

Al igual que otros cantantes con los que mantiene contacto, el intérprete que ha popularizado en el Archipiélago temas como El polvorete dispone de "un colchoncito" de ahorros con el que hacer frente a esta situación, pero desde que empezó la cuarentena solo ha percibido dos ingresos de la ayuda extraordinaria a trabajadores autónomos por cese de actividad, cada uno de los cuales suma poco más de 600 euros.

Pero al margen de los problemas económicos, Benavente siente frustración por no poder hacer lo que más le gusta. "No tengo palabras", dice cuando se le pregunta por lo que siente ante la obligación de permanecer en el dique seco. "Tengo un acto el 4 de octubre. A ver si lo respetan. Pero ya ni miro la agenda y a veces me pregunto si me llamarán para algo en 2021", señala. La crisis ha puesto en peligro, además, proyectos con los que pensaba dar un cierto giro a su trayectoria: una grabación de "canciones lentas" que tenía prevista para Navidad y un serie de actuaciones con una "orquesta grande". "Todo se ha ido al garete. Se nos han cortado las alas", lamenta.