Las innovaciones tecnológicas no solo tienen importantes consecuencias en la sociedad y la economía, sino también en las arcas públicas. Y el vehículo eléctrico no es una excepción. La implantación de este tipo de automóvil, aún en pañales aunque con un crecimiento imparable (la generalización de su uso tardará más o menos pero se producirá en todo caso), también se notará en la recaudación de la Comunidad Autónoma, y lo hará cada año un poco más en paralelo a la progresiva invasión de las carreteras isleñas por parte del coche eléctrico. De entrada, y de acuerdo con los ingresos previstos en los presupuestos autonómicos para 2020, la recaudación se reducirá cada año en más de diez millones de euros solo por la merma en el impuesto sobre combustibles, que experimentará una caída de un 2,9% anual.

Así lo adelanta la consultoría Corporación 5 en la sexta edición de sus Papeles de economía canaria, para la que ha contado con la colaboración de Cepsa y que aborda el tema de La fiscalidad energética en Canarias. Un trabajo al que ha tenido acceso este diario y que analiza la evolución de esta clase de impuesto, que en general nace en compensación de los efectos negativos de la energía sobre la población y el medio ambiente, de 2002 en adelante. En este período de 18 años, la recaudación en el Archipiélago por este tipo de tributo ha pasado de sumar 274 millones de euros a llegar a prácticamente 407 millones, según los cálculos plasmados por la Consejería de Hacienda en los presupuestos para el actual ejercicio. Así pues, los ingresos públicos por la fiscalidad energética, que forma parte de la fiscalidad ambiental (este último es un concepto más amplio en el que también se incluyen, por ejemplo, los impuestos que tratan de desincentivar el uso de materiales contaminantes, como el plástico), se incrementan cada año en unos 7,4 millones de euros de media.

El análisis de Corporación 5, fundada en 1990 por el hoy presidente de CEOE-Tenerife, José Carlos Francisco, se detiene en los efectos que tendrá la generalización del vehículo eléctrico en el impuesto sobre matriculación y en cada uno de los tres tributos energéticos que nutren las arcas regionales: el impuesto especial sobre determinados medios de transporte, el impuesto sobre la electricidad y, sobre todo, el impuesto sobre combustibles derivados del petróleo.

Este último, que supone 350,5 millones de los exactamente 406,8 que la Comunidad Autónoma recauda al año por la fiscalidad energética, es el que más sufrirá la irrupción del coche eléctrico, hasta el punto de que los ingresos se reducirán ese 2,9% anual por el menor consumo de gasolina y diésel. Un mordisco de 10,2 millones de euros menos en cada ejercicio al que aún habría que sumar las cantidades que se perderán en los impuestos sobre matriculación y sobre determinados medios de transporte. Por el contrario, el coche eléctrico tendrá el efecto contrario, lógicamente, en el tributo sobre la electricidad, para el que Corporación 5 prevé un incremento anual del 0,4% que en cualquier caso no compensará la merma en los otros impuestos. No en vano, la carga fiscal sobre la electricidad solamente representa el 0,6% de los ingresos, poco más de 47 millones.

Además, la consultoría también hace hincapié en que la recaudación por el IGIC disminuirá en torno a un 0,1% cada año precisamente porque el tipo del IGIC es menor en las compraventas de vehículos eléctricos. De hecho, esta medida fiscal se adoptó para promover la compra de este tipo de coche en detrimento de los automóviles que funcionan con combustibles fósiles.