Canarias sueña con recobrar pronto el pulso. A medida que avanza en la fase 1 de la desescalada y La Graciosa, El Hierro y La Gomera ya pasan al siguiente nivel, el Archipiélago se adentra en un escenario insólito envuelto en un mar de incertidumbres socieconómicas. Los indicadores no dejan lugar para la duda. El impacto diferencial del coronavirus en la economía canaria hace mella. A la cabeza en destrucción de empleo y con una fuerte caída del consumo, la región busca fórmulas para que nadie quede por el camino, para que la temida quiebra social y económica no se perpetúe en el tiempo y para que las Islas vuelvan a recuperar, más pronto que tarde, su ritmo. No va a ser fácil. Sin vacuna de por medio ni garantías de que no vuelva a producirse un nuevo repunte con las llegadas del próximo otoño e invierno, Canarias se enfrenta a un reto sin precedentes con uno de cada tres canarios en edad de trabajar en el paro o afectado por un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE).

Gran Canaria, Tenerife, Lanzarote, Fuerteventura y La Palma igualaron a principios de esta semana el compás que La Graciosa, El Hierro y La Gomera comenzaron a marcar siete días antes. El primer sorbo de aire fresco para una economía que tuvo que frenar en seco por la crisis sanitaria. Lejos quedan ya las preocupaciones suscitadas por la quiebra del gigante británico de la turoperación Thomas Cook, segundo en importancia para el Archipiélago, o las incertidumbres del brexit. La irrupción del Covid-19 aplastó de llenó tales inquietudes para despertar otras mucho más profundas. Los expertos lo advirtieron desde un principio: se avecinaban números rojos. No se trataba de una crisis económica como las anteriores. Por primera vez, tanto la demanda como la oferta, debido al obligado confinamiento, se hundían de la mano. Un escenario más parecido al que dibuja una guerra. Los más optimistas esperan una recuperación en 'V', otros, por contra, auguran una recuperación mucho más pausada.

Cero turístico

El cero turístico ha sido la principal puñalada. El turismo representa el 35% del PIB y genera el 40% de los empleos. El cese del principal motor de la actividad canaria conduce a las Islas a una situación extraordinaria y a la necesidad de redoblar esfuerzos para no perder tirón en el tablero internacional una vez se comience a salir de esta crisis. La dependencia de otros sectores a su buena marcha, como es el caso de la restauración, complica aún más la partida. Más aún si se tiene en cuenta que la recuperación del sector turístico depende, igualmente, de la recuperación de los países emisores de turistas. Los últimos datos de la estadística de movimientos turísticos en frontera (Frontur), publicados la pasada semana por el Instituto Nacional de Estadística (INE), arrojan que Canarias fue la comunidad que más turistas internacionales recibió en marzo: 459.947 visitantes, un 65,7% menos que un año atrás. Un retroceso que tuvo su reflejo en el desplome del gasto turístico: anotó un descenso del 64,9% hasta anclarse en los 611 millones.

La declaración de la alerta sanitaria a mitad de marzo truncó las vacaciones de muchos visitantes, que se vieron obligados a regresar de forma paulatina a sus países de origen sin pisar antes las playas o restaurantes de las Islas. Canarias, para protegerse de la entrada del virus, restringió las conexiones aéreas y portuarias con el resto del país. Ahora, el Ministerio de Transportes ha señalado al aeropuerto de Gran Canaria como el único de la región que puede operar vuelos internacionales. El objetivo del Gobierno central es controlar el flujo de entrada de los pasajeros procedentes de otros países para evitar un rebrote.

Ante tal panorama, los empresarios de la restauración -hay 14.594 establecimientos de servicios de comidas y bebidas en la región- apelan al apoyo del consumidor local para mantener abiertas las terrazas de sus locales con un 50% del aforo. Muchos dependen de la clientela turística, en especial los ubicados en los municipios turísticos, y han decidido continuar cerrados. Otros, en cambio, también se nutren de la población local, pero luchan también contra el miedo al contagio.

La caída del consumo eléctrico evidencia también la inactividad. La demanda de energía eléctrica se hundió hasta los 558.619 megavatios-hora. En otras palabras, cayó un 20,3% en abril, el primer mes completo con la crisis del Covid-19. La bajada registrada en las Islas ante el parón económico solo fue superada por el otro archipiélago, Baleares, también muy dependiente al turismo, que anotó un retroceso del 27,6%.

Los efectos en el mercado laboral también son notorios. El Archipiélago lideró el pasado mes la destrucción de empleo y experimentó la tercera subida más alta en el paro. Canarias contó, de media, a 759.346 cotizantes, 38.831 menos que en marzo (-4,87%). En un solo mes desaparecieron en las Islas casi el triple de los puestos de trabajo generados en todo 2019 (14.441). Las cifras de desempleo no son más alentadoras. En abril el paro creció un 12,01% hasta alcanzarse los 254.981 desempleados. Patronales y sindicatos tildaron las cifras de dramáticas. En ellas no se computan, además, las 231.537 personas afectadas por un ERTE -220.630 por causa de fuerza mayor y 10.907 por cuestiones de productividad-. En total, la región cuenta con 486.518 personas que están en situación de paro o bajo los efectos de un ERTE. En otras palabras, uno de cada tres canarios en edad de trabajar -o dos de cada cinco activos- no encuentra un hueco en el mercado laboral o se ha visto afectado por un despido temporal o reducción de jornada. La situación se agrava aún más en el caso de los 126.948 parados, el 49,8% del total, que no cobran ningún tipo de prestación.

Matriculaciones a la baja

Pero hay mucho más. Canarias cerró el primer trimestre de 2020 con 56.521 empresas dadas de alta en la Seguridad, un 8% menos (-5.426) que los tres meses anteriores. Las restricciones impuestas para frenar el avance del coronavirus también se ha notado en mercados como el del automóvil. En abril solo se matricularon 82 vehículos, un 97,7% menos que en marzo. Incluso la venta de cemento al por mayor da cuenta de la caída de actividad en la región. En marzo se dio salida a 37.962,8 toneladas, un 22,8% menos que en el mismo mes del ejercicio anterior, según los datos publicados por el Instituto Canario de Estadística (Istac).

La patronal de Las Palmas, la CCE, ya advirtió en su informe de coyuntura socioeconómica de marzo que las especiales características de Canarias como región ultraperiférica, aún en fases favorables del ciclo económico, siempre condicionan la economía de las Islas. En un escenario como el actual añaden, por tanto, aún más barreras a la recuperación.

Escenarios pesimistas

BBVA Research prevé que las comunidades más dependientes del turismo y de las actividades de consumo social sean las más afectadas por la crisis del coronavirus y que su recuperación, además, sea más lenta. Así, para 2020, estima una caída del PIB "especialmente intensa" en Baleares y Canarias, con retrocesos del 17% y 13%, respectivamente. El servicio de estudios de esta entidad bancaria apunta que tras la fuerte contracción de 2020, los dos archipiélagos serán las comunidades con mayor crecimiento, del 9,6% en Baleares y del 7,8% en Canarias. Su PIB, en cualquier caso, se situará todavía un 5% por debajo de los niveles alcanzados en 2019.

Tres son los escenarios sobre los que ha trabajado el Istac para lanzar sus previsiones. En el mejor de los casos, prevé una reducción del PIB del 20,4% este año y una caída de turistas del 71%. En un escenario intermedio, el PIB caería un 26,3% y el volumen de visitantes tres puntos más que en la hipótesis anterior. El impacto será mayor en una Canarias que de aquí a final de año solo registre un millón de pernoctaciones, lo habitual en cualquier fin de semana del pasado ejercicio. En este escenario, el PIB se reduciría un 32,3% y el Archipiélago acogería un 79% menos de turistas.

Los efectos del coronavirus también han atacado a la liquidez del Gobierno. La recaudación por el Bloque de Financiación Canario -compuesto por el IGIC, el AIEM y el Impuesto sobre la Matriculación- ha sufrido un desplome del 26,25% en los cuatro primeros meses del año, la primera caída de la década anotada en los ingresos que entran en las arcas de la Comunidad Autónoma por el REF en el primer cuatrimestre. Hasta abril, el Gobierno regional recaudó 520,7 millones, 185,3 millones menos que en el mismo periodo de 2019. La caída de la recaudación evidencia la debilidad del consumo.

Ante tales números y la difuso panorama que se dibuja para las Islas, patronales, sindicatos y el propio Gobierno canario reclaman a Madrid y Bruselas medidas diferenciadas para lograr sacar al Archipiélago del pozo económico al que ha empujado la crisis del coronavirus.