La crisis originada por la pandemia del nuevo coronavirus y por la paralización de la actividad económica a la que ha obligado ha sido un auténtico "terremoto" para el sector turístico. Pero a este devastador fenómeno puede seguir pronto otro de signo positivo: un tsunami de visitantes que relance la considerada primera industria de las Islas. Para que estas expectativas se conviertan en realidad es preciso, no obstante, que confluyan diversos factores. El primero, que se descubra la vacuna para el virus -o al menos tratamientos suficientemente efectivos-, y, a partir de ahí, que el sector demuestre haber "aprendido la lección" y asuma que será necesario hacer esfuerzos, tanto inversores como en políticas de descuentos y ofertas.

La Fundación Fyde CajaCanarias lleva varias semanas promoviendo la reflexión sobre los efectos de la epidemia en diferentes ámbitos. El pasado jueves congregó, vía telemática, a destacados empresarios hoteleros de Canarias, bajo la moderación de Eduardo Solís, coordinador del grupo Calínico Hoteleros x Tenerife: José Barreiro, consejero delegado de Coral Hotels; Victoria López, presidenta del Grupo Fedola; José Fernando Cabrera, presidente del grupo Golf Resort; y Bruno Correa, consejero del Hotel Paradise Park. Todos ellos mostraron tanta preocupación y prudencia por las consecuencias de un desafío histórico como esperanzas en la fortaleza del destino y del propio sector como arma para poder superar la situación.

Fue José Barreiro quien se refirió al tsunami turístico, al que puso fecha -verano de 2021-, siempre que la lucha sanitaria contra la Covid-19 dé buenos resultados. La apertura de fronteras marcará el inicio de la lenta recuperación. Los empresarios -en sintonía con lo manifestado por las instituciones europeas- confían en que este verano pueda comenzar la actividad. "Si podemos abrir en junio o julio, podremos respirar", dijo el directivo de Coral Hotels. El tiempo en que el sector ha permanecido parado y los ciudadanos prácticamente recluidos en sus domicilios ha servido, a su juicio, "para pensar". "No creo que las cosas vayan a cambiar tanto, pero hemos aprendido que la vida es muy corta y que hay que aprovecharla", sostuvo Barreiro, cuyas apreciaciones van en línea con el estado de las reservas de varios turoperadores.

Deseos de venir

"Hay un gran deseo de salir de vacaciones y de venir a Canarias. Solo hace falta que se den las circunstancias", coincidió José Fernando Cabrera. El expresidente de Ashotel trazó la evolución que los hoteleros esperan que se dé en los próximos meses: "un verano regular, un invierno un poco mejor y seguro que un gran verano de 2021, con la lección aprendida".

Además de los progresos de la investigación sanitaria, la recuperación exigirá a los hoteleros, en expresión de Barreiro, "atarse los machos". "Nos van a exigir ofertas y descuentos para adaptarnos a la situación y ser más competitivos", advirtió. Victoria López se mostró de acuerdo. "Que nadie piense que vamos a subir precios, los tendremos que bajar". Y será así pese a que las empresas tendrán que acometer "inversiones brutales" -aunque "puntuales"-, imprescindibles para "generar confianza" en los clientes y también en los trabajadores. Esa confianza, señaló, será la base para que el sector progrese una vez asegurada su supervivencia. El desembolso que la hará posible -y que los hoteleros no pretenden repercutir sobre los precios- se dirige a garantizar la seguridad sanitaria de los turistas y empleados, pero también a que los primeros no sientan que "vienen a un sistema burocratizado que no les deja disfrutar de sus vacaciones", explicó la presidenta de Grupo Fedola.

Puede que no tantas cosas cambien en el turismo posterior a la pandemia, pero al menos en un primer momento requerirá ciertas actitudes diferentes. Según Bruno Correa, en la relación de los directivos con la plantilla debe imperar una "mayor transparencia". "Si voy a decir a los trabajadores que van a venir tiempos duros y a pedirles que arrimen el hombro, y al mismo tiempo a intentar motivarlos, debo ser transparente", argumentó el consejero del Paradise Park. Eso obliga a que el personal conozca, "en grandes números", "los resultados de la empresa, el tamaño del agujero que ha dejado el parón". También "toca formar", y no necesariamente en aspectos técnicos que los empleados dominan a la perfección, sino en la "gestión de emociones" o, más exactamente, en cómo transmitirlas a los clientes en una fase que estará caracterizada por las distancias de seguridad y el uso de mascarillas.

La crisis ha impactado de lleno en el sector turístico, afectado por la interrupción casi total de su actividad hasta hace menos de una semana y la severa restricción de la movilidad aérea. Para sobreponerse a esta situación, los empresarios insisten en que es "fundamental" prolongar los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) por causa de fuerza mayor "al menos hasta desplegar el 50% o el 60% de la operativa aérea", indicó José Fernando Cabrera. Entre las reivindicaciones de los hoteleros, defendidas por las patronales, figura también el aplazamiento durante un año de los vencimientos de la Reserva de Inversiones de Canarias (RIC), la renovación automática de las hipotecas -aplicando carencias de un año- y el mantenimiento "durante el tiempo que haga falta" de los avales del Instituto de Crédito Oficial (ICO).

La deuda de la turoperación

Uno de los obstáculos que ha planteado la crisis de la Covid-19 es la deuda que mantienen los turoperadores con los establecimientos alojativos. Los hoteleros entienden que estas compañías "lo están pasando mal", pero creen que eso no justifica los impagos, señaló Víctoria López. "Tengo la idea de que tarde o temprano pagarán", agregó la máxima dirigente del Grupo Fedola, confiada en las "grandes cantidades de dinero" que los respectivos gobiernos están inyectando en los operadores turísticos ante el riesgo de que estas grandes empresas caigan.

El shock de la pandemia ha reavivado el debate sobre la necesidad de introducir un mayor grado de diversificación en la economía del Archipiélago. Los hoteleros comparten esa reflexión. "Tenemos una gran vunerabilidad al depender solo del turismo", admitió López. El sector primario (agricultura, ganadería y pesca) y la industria, con la energía a la cabeza, son las vías para evitar que todos los huevos estén puestos en la misma cesta. En este sentido, José Fernando Cabrera reclamó "un pacto de verdad, no de titulares de periódicos" para que establecimientos alojativos compren producto canario, mientras que José Barreiro ofreció la fortaleza del sector servicios como "apoyo para la industrialización". Pero la diversificación, para los empresarios y directivos hoteleros, debe ser también interna. "Nuestra auténtica diversificación está en el turismo", afirmó Cabrera. Incorporar nuevos productos y acceder a otros mercados -el presidente de Golf Resort destacó los relacionados con la naturaleza y el medio ambiente- puede contribuir a contar con un sector más sano y preparado para encarar futuros contratiempos.