El Boletín Oficial del Estado (BOE) ha ofrecido durante las últimas semanas cientos de páginas de literatura legal abierta a la interpretación y que no deja de deparar sorpresas. Para el sector comercial, la última se encuentra hacia el final de la orden del Ministerio de Sanidad que regula las condiciones de la fase 1 del denominado plan de transición hacia una nueva normalidad. La disposición adicional segunda del texto contempla la prohibición de "anunciar o llevar a cabo acciones comerciales que puedan dar lugar a aglomeraciones de público, tanto dentro del establecimiento comercial como en sus inmediaciones", una medida que, en esencia, supone la imposibilidad de aplicar rebajas o lanzar campañas de descuentos. Para unos empresarios que llevan dos meses acumulando mercancía por el cierre de las tiendas, el veto a las rebajas supone serias dificultades para dar salida a ese stock, en unos momentos en que la temporada de primavera está a punto de dar paso a la de verano y en que la necesidad de liquidez es acuciante.

En el descontento con la medida incluida en la letra pequeña del BOE coinciden los representantes del pequeño comercio y los de las grandes superficies de distribución. Estas últimas, además, tienen otro motivo para el malestar, puesto que no han podido abrir aún sus puertas. Los establecimientos de más de 400 metros cuadrados deberán esperar hasta el 25 de mayo, cuando, previsiblemente, entrará en vigor la fase 2 de la desescalada tras la restricción de la movilidad y la actividad económica con la que se trata de combatir la expansión del nuevo coronavirus. No obstante, el segundo párrafo de la disposición adicional sí concede una ventaja competitiva a los grandes comercios: la prohibición de las rebajas afecta solo a las tiendas físicas, no a las ventas que se realicen a través de internet, una modalidad esta última en la que las firmas de más tamaño están más duchas y para las que tienen más recursos que las pequeñas.

"Se están dando todas las ventajas al comercio electrónico en detrimento del físico, que lleva dos meses cerrado", lamenta Abbas Moujir, secretario general de la Federación de Áreas Urbanas de Canarias (Fauca), quien considera "una incongruencia" que se limiten las rebajas para evitar las masificaciones cuando ya son obligatorias medidas de seguridad como la separación entre personas o la reducción al 30% del aforo de los establecimientos. Si en un momento determinado acude más clientela de la permitida basta con guardar cola en el exterior, argumenta Moujir.

El cierre a cal y canto del comercio físico -establecido en el real decreto del 14 de marzo que declaraba el estado de alarma en España- se produjo justo en vísperas de la campaña del Día del Padre y con otras fechas significativas a la vista, como la Semana Santa o el Día de la Madre. Todo el estocaje del que se hizo acopio para esos días no se ha podido vender, pero las deudas con los proveedores persisten. A ello se une ahora, dice el secretario general de Fauca, "la competencia del comercio online". "Esto perjudica totalmente a los pequeños", advierte.

Organizaciones como la Confederación Española de Comercio o la asociación de autónomos UPTA ya habían reclamado la suspensión de las rebajas de verano para no debilitar aún más a los negocios más pequeños o a los unipersonales, con menos margen para hacer descuentos. Lo publicado en el BOE, sin embargo, no llega tan lejos, al menos en principio, y solo afecta a esta fase de la desescalada. Para saber si también se aplica en etapas posteriores -como la fase 2- todavía habrá que esperar, puntualiza Alfredo Medina, secretario general de la Asociación de Grandes Distribuidores de Canarias (Asodiscan), unos establecimientos que, precisamente, entrarán en juego a partir de ese momento.

Medina critica, en primer lugar, que el texto de la disposición adicional de la orden publicada el pasado sábado es "confuso y hasta contradictorio" y sostiene que deja un amplio margen a la interpretación debido a su "laxitud". "¿Qué se entiende por aglomeración, más allá de la propia limitación de superficie y de aforo? ¿Y cómo sabemos cuánta gente va a responder a una determinada acción promocional?", se pregunta.

Además de ambigua y escasamente concreta, la medida adoptada por el Gobierno central es "innecesaria", para el representante de la gran distribución. "Lo que interesa al sector, independientemente del tamaño o la categoría, es tener liquidez cuanto antes", explica. La mercancía de primavera está a punto de "caducar" para dar paso a la de verano y restringir las promociones puede impedir vender la primera. Medina es partidario de que la Administración "ponga en foco en las medidas sanitarias: distanciamiento, equipos de protección, control de aforos...", mientras que la intervención del Estado en las políticas comerciales le parece "invasiva".