Si tuviera que describir los escenarios futuros que pueden abrirse en el sector turístico, ¿cuáles destacaría?

Esta crisis tendrá tres fases. La primera, en la que nos encontramos, es de contención sanitaria. Luego vendrá la fase de transición, la desescalada, con una progresiva apertura. En esta nueva normalidad podemos plantear tres grandes alternativas. Por un lado, un escenario de cambio radical -que no creo que se produzca- en el que el mundo poscoronavirus cambie de tal forma que no lo reconozcamos. La experiencia de las crisis en el sector turístico fruto de atentados, tsunamis u otras enfermedades nos refleja que hay un efecto muy intenso a corto plazo y, aunque se producen cambios en el mundo, no son tan radicales. En segundo lugar, un escenario intermedio de aceleración de las tendencias en curso. Es seguro que el mundo cambiará y dejará una huella en toda una generación. Por ejemplo, cómo nos hemos adaptado al teletrabajo. El tercer escenario sería una vuelta a la situación precoronavirus, cosa que no sería descartable mirando la historia. Tras la crisis financiera de 2008 parecía que el cambio sería radical y, sin embargo, vivimos de nuevo el ascenso de ciertas burbujas que indican que aprendemos poco de la historia.

¿En cualquiera de estos escenarios pueden darse consecuencias más duras?

Claramente parece que van a ser más duras. Se está hablando de una caída del 8%, 10%, 12% del PIB en España. En Canarias podemos irnos a una caída en torno al 30%. Realmente, la magnitud de esta crisis en su dimensión económica va a ser mayor que la crisis financiera de 2008 en adelante. Pero todo dependerá de la duración. Si Canarias, tras tener un invierno pasado turísticamente bueno, comienza a partir de septiembre una recuperación más o menos importante y puede tener un invierno razonablemente bueno, entonces se daría el escenario menos dramático. Pero si esto se alarga, el Estado empezará a tener problemas de financiación y todo el sistema puede entrar en una situación grave a nivel económico.

¿Qué ventajas tiene Canarias para afrontar la recuperación?

Canarias tiene unas singularidades que hay que poner en valor. Por ejemplo, el hecho de que tengamos una imagen tradicional de destino seguro nos coloca en buena posición. La experiencia del cierre del Hotel H10 Costa Adeje Palace al inicio de la crisis sanitaria se está convirtiendo en un valor positivo para el destino, e igualmente, el hecho de que el número de casos de personas afectadas por el coronavirus en Canarias haya estado muy controlado. La seguridad es una fortaleza y una oportunidad de cara al futuro. Al mismo tiempo, somos un destino organizado y la dependencia tradicional de los turoperadores podría tener un papel positivo en la nueva coyuntura en la medida en que para levantar el mercado necesitamos empresas que, en los países de origen, estén consiguiendo clientes para traerlos al Archipiélago. Somos un destino muy conocido en toda Europa que funciona todo el año y esto es una gran ventaja estratégica de Canarias. Tenemos elementos para la esperanza. La clave está en la apertura del transporte aéreo.

¿Cuáles son las vulnerabilidades que tiene el Archipiélago para afrontar la crisis turística?

El primero es la gran dependencia del turismo, en torno a un 35% de nuestro PIB. Todos los estudios señalan que el sector turístico es el más afectado por la crisis. Realmente, estamos en una situación de gran vulnerabilidad en este sentido. A esto añadimos que las previsiones plantean que lo primero que se irá abriendo en todos los países es el mercado doméstico para turismo de proximidad, mientras que nosotros dependemos intensamente del transporte aéreo. Esto nos hace aún más vulnerables.

Usted dirige la Cátedra de Turismo CajaCanarias-Ashotel-Universidad de La Laguna

Las universidades están llamadas a desempeñar un rol muy importante. Está la cuestión del conocimiento, la información, la metodología? En esto, la Cátedra de Turismo, la ULL y la ULPGC tienen que jugar un papel decisivo. Y al tiempo, esta crisis nos pone en la necesidad de colaborar en red. Es uno de los aprendizajes de la crisis. Estamos colaborando con las instituciones públicas, fomentando el relanzamiento del Observatorio Turístico de Canarias en el cual las universidades del Archipiélago prestan apoyo. Tenemos que acelerar y cambiar formas tradicionales de trabajar y poner al conocimiento y la cooperación en el centro de la toma de decisiones.