El cerrojo al turismo en Canarias por la epidemia de Covid-19 tiene visos de prolongarse, si no se produce una rápida mejoría de la situación, durante la mayor parte de este año, salvo para la clientela local. Consciente de ello, el Gobierno regional ha decidido aprovechar este indeseado y repentino parón para aplicar al sector nuevas medidas de prevención y protección e intensificar las que ya existen con el objetivo de promocionarse como el destino más seguro y preparado del mundo para afrontar cualquier incidencia, sobre todo, pero no únicamente, en el ámbito sanitario. La Consejería de Turismo ha activado la búsqueda de recursos con los que llevar a cabo el proyecto de convertir el Archipiélago en "laboratorio turístico mundial de seguridad" y emerger de esta crisis reforzado. Solo para comenzar a desarrollar las medidas previstas serán necesarios unos 20 millones de euros, pero la titular del área, Yaiza Castilla, advierte de que esta cantidad deberá "multiplicarse" para completar el proyecto.

La intención de la Consejería es hacer valer los resultados obtenidos por Canarias en la contención del coronavirus -es una de las regiones con menor incidencia y los nuevos positivos disminuyen día a día- ante los mercados turísticos internacionales. "Somos ocho fortalezas", destaca Castilla, en referencia al comportamiento que ha tenido la enfermedad en las islas. La forma en que se afrontaron los primeros casos en la Comunidad Autónoma, que precisamente se produjeron entre visitantes -el turista alemán de La Gomera y los del Hotel H10 Costa Adeje Palace-, también ha de ser un aval, según la consejera, para la imagen del destino.

Los protocolos turísticos

Turismo pretende poner en marcha este año los "protocolos" que permitirán garantizar y aumentar la seguridad en toda la cadena de valor del sector, adaptándola al nuevo contexto: desde la salida de los turistas de sus países hasta la llegada a los aeropuertos canarios, con toma de temperatura en ambos casos, y posteriormente en actividades como el transporte -con mamparas u otros elementos de protección y prevención-, los establecimientos alojativos o los de ocio. "Todo ello -puntualiza Castilla- con exquisita amabilidad y sin estigmatizaciones" y en forma de "proyectos pilotos" que luego puedan extrapolarse a otros destinos españoles o internacionales.

Las medidas se articularán mediante subvenciones y ayudas a las empresas -particularmente las pequeñas y medianas y a los profesionales autónomos-, dotadas con fondos tanto públicos como privados. Sobre los primeros, Castilla sostiene que el propio Gobierno canario debe destinar al turismo más recursos de lo que tradicionalmente ha hecho, una idea que ya defendía antes de que se desencadenase la crisis de la Covid-19. Al tiempo, se propone captar financiación tanto del Ejecutivo central como de la Unión Europea -esgrimiendo, en este último caso, la condición de región ultraperiférica de las Islas-, sin perjuicio de que finalmente el Estado acceda -como reclama Canarias- a que las comunidades autónomos puedan endeudarse para afrontar las consecuencias sociales y económicas de la pandemia. Además, la Consejería espera que los fondos provengan también del sector privado. Aunque es consciente de que la situación del tejido empresarial no es la mejor en estos momentos, se muestra convencida de que hay algunas firmas con "músculo financiero" suficiente como para contribuir al proyecto.

El actual es "el momento oportuno" para avanzar en este terreno, puesto que las previsiones del Gobierno autonómico apuntan a que el semicierre del sector turístico se mantenga durante lo que queda de año. "Ojalá nos equivoquemos y la salida sea más rápida, pero los mercados emisores van más retrasados que nosotros en la gestión sanitaria de la crisis y no podemos permitir que entre población contagiada", dice la consejera. La "reactivación" en verano del turismo de los residentes puede dar algo de alivio al sector, aunque sobre la clientela local pesarán los condicionantes del brusco deterioro económico y social que ha generado la crisis. De hecho, según los cálculos del departamento de Estudios de Investigación de Turismo de Canarias, la empresa pública vinculada a la Consejería-, la demanda de los residentes cubrirá apenas un 10% de la oferta de los establecimientos alojativos.

Desplome monumental

La caída de visitantes internacionales motivada por la epidemia del nuevo coronavirus y las medidas adoptadas para frenarla rondará el 80% al final de año, con solo tres millones de turistas extranjeros, frente a los 13,1 con los que se cerró 2019. Este desplome del volumen de clientes se traducirá, a tenor de las previsiones de Turismo de Canarias, en la pérdida de 12.000 millones de facturación turística, 3.200 de ellos en el sector hotelero, con un impacto sobre el producto interior bruto (PIB) de Canarias del 28% y la merma de alrededor de 130.000 puestos de trabajo como media a lo largo del ejercicio.