La paralización de un país por un virus desconocido afecta a cada estadio de su desarrollo económico. Con casi 200.000 personas sin trabajo temporalmente en Canarias, el turismo en punto muerto, la industria a medio gas y la construcción funcionando en un 60%, las consecuencias negativas se disparan y el consumo se hunde un 70%, según los datos aportados por BBVA Research. Además, el Archipiélago lidera la caída de demanda eléctrica debido a la paralización del sector servicios. Hasta un 22% ha caído la producción de electricidad en las Islas, con picos de caída de hasta el 42,4% -se pasó de los 1.192 megavatios por hora del viernes 6 de marzo a las 11.00 horas, cuando todavía no se había decretado el estado de alarma, a los 687 megavatios por hora del viernes 10 de abril, tras casi un mes de confinamiento-. Un descenso eléctrico mucho más elevado que en el resto del territorio nacional, donde la media se encuentra en un 14,7% menos, según los datos de Endesa y Red Eléctrica Española.

Precisamente, el descenso del precio de la luz, sumado al de los combustibles, precipitó la caída del Índice de Precios al Consumo (IPC), que en Canarias descendió tres décimas -la comunidad donde menos disminuyó la tasa interanual- hasta colocarse en el 0,8%. En España esta bajada fue mucho más acuciada, al caer siete décimas y colocarse en un 0%, el nivel más bajo desde 2016, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que atribuye el recorte al comportamiento de los carburantes, del transporte aéreo de pasajeros, de la electricidad, de los paquetes turísticos y de los hoteles, cafés y restaurantes.

Tal y como explican desde la Confederación Canaria de Empresarios (CCE), esta caída pone de manifiesto los primeros efectos que la pandemia y las medidas de confinamiento están suponiendo sobre el consumo en Canarias, "que ha agudizado la debilidad que ya venía mostrando durante los últimos meses", aseguran en un comunicado. La CCE relaciona la brusca caída del IPC con el fuerte descenso que mostró el precio internacional del petróleo durante los primeros meses de 2020, que llegó a caer un 70,9% entre los meses de enero y marzo, y que ya se sitúa en las primeras semanas de abril en el mínimo histórico de 18,72 dólares por barril.

En lo que va de año, el IPC ha caído un 0,6% en Canarias, fundamentalmente afectado por el descenso que acumula el epígrafe del vestido y el calzado, cuyos precios registran una bajada del 11,2%. Sin embargo, en el último mes los precios de los alimentos y las bebidas no alcohólicas subieron en las Islas un 2,7% en tasa interanual, un alza de precios a la que siguió de cerca, con un 2,5%, la de las bebidas alcohólicas y el tabaco. Por contra, en el último mes, los precios de la vivienda y del ocio y la cultura registraron bajadas anuales de un 3,1% y un 1,4%, respectivamente, siendo los únicos epígrafes que anotaron descensos. El grupo de transporte -con una caída de precios del 2,4%, frente al alza del 1,8% de febrero, ha sido el que más influencia ha tenido en la contención de la inflación.

El confinamiento de los dos millones de residentes canarios ha conllevado también, como era de prever, un descenso brusco en el consumo. Según un estudio de BBVA Research en el que analiza el impacto del Covid-19 en las compras realizadas mediante tarjeta de crédito y débito utilizando tecnologías de big data, el consumo medio semanal se ha desplomado un 70% en Canarias, impulsado por el cierre turístico que ha provocado la crisis sanitaria.