La declaración de alarma mediante el Real Derecho 463/2020, del 14 de marzo, se traduce en pérdidas de hasta el 90 por ciento en el sector de la pesca artesanal, según asegura el presidente de las Cofradías en la provincia tinerfeña, Víctor Juan Díaz, también responsable de la Federación Provincial de Santa Cruz de Tenerife y patrón mayor de la Cofradía de Nuestra Señora de Candelaria, esta última en la Villa Mariana.

Por este motivo, se ha dirigido un escrito tanto a la Dirección General de Pesca de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca del Gobierno de Canarias como al Cabildo de Tenerife en el que se recuerda que la declaración del estado de alerta con motivo de la situación de crisis sanitaria ocasionada por el Covid-19 limita la libertad de circulación de las personas para adoptar una serie de medidas de cara a proteger la salud de los ciudadanos.

Desde la Federación en la que se integran las diez cofradías de pescadores de Tenerife, dos de La Palma y cada una de las que existen en La Gomera y El Hierro, se hace constar que "las medidas afectan directamente al funcionamiento de cada organización al no tener ingresos por el varadero, tales como grúa, estancias, barcos varados... dado que permanecen cerrados en este tiempo".

"Dada la situación precaria en la que nos encontramos, solicitamos un anticipo de la subvención que se destina anualmente a las Cofradías destinada a sufragar los gastos corrientes y de personal, o en su defecto una ayuda directa inmediata para hacer frente a esta situación y poder mantener así las puertas abiertas", añaden.

Víctor Juan Díaz asegura que los pescadores de las catorce cofradías de la provincia tinerfeña pasan por "una situación angustiosa, al ver menguados de forma drástica sus ingresos, ya que los principales compradores son los restaurantes, que ahora están cerrados, a lo que se suma la merma de los pedidos de los supermercados". Insiste el presidente de la Federación Provincial de cofradías en que "se pide menos cantidad de pescado y las pescaderías aún menos: el sector no tiene ventas y no se puede mantener", sentencia.

"Esta situación también ha creado perjuicios a los trabajadores del mar", y recuerda que se ha recomendado a la flota que sus tripulantes extremen las medidas de higiene y sigan una serie de recomendaciones que en muchos casos no se pueden mantener por las características de las embarcaciones". Y pone como ejemplo la Cofradía de Candelaria, en la que el propio Víctor Juan Díaz desarrolla su labor. Algunas embarcaciones han reducido su tripulación si bien es necesario un mínimo de dos personas para ayudarse y tampoco es que se puedan medir las distancias de seguridad que se recomiendan, máxime cuando se ven obligados a elevar nasas, prácticamente hombro con hombro, según explica. Añade que la marinería de algunos barcos ha pasado de cuatro a dos e incluso alguno ha tomado la decisión de parar dado el riesgo y sobre todo la falta de ingresos a consecuencia de las limitaciones del decreto.

El presidente de la federación provincial reclama a las administraciones compensaciones económicas que les permitan seguir en la brega, máxime cuando asumen a diario un riesgo: en caso de que algún pescador se viera afectado, el barco quedaría confinado en el puerto y algunas familias pasarían hambre, añade Víctor Juan Díaz.

Las cofradías se mantienen gracias a los bares -que están cerrados-, carecen de infraestructura y carecen de primer punto de venta, si bien sobre este particular aclara que se permite la comercialización desde el mismo puerto. Esto ha obligado a reinventarse al sector y crear sus perfiles en las redes para actuar como primeros puntos de venta, que había suprimido el Cabildo de Tenerife y ahora se ha autorizado de nuevo.

Esta situación afecta a unas 1.500 licencias de pesca y precisa que tiene una mayor incidencia en la de Los Cristianos, donde se concentra más del 60 por ciento de las autorizaciones.