Iberdrola celebró ayer, por primera vez en su historia y en una iniciativa hasta ahora sin precedentes, una junta general de accionistas no presencial, todo ello marcado por la situación excepcional de la crisis sanitaria del coronavirus.

Así, con el objetivo de salvaguardar los intereses generales y la salud ante la propagación del Covid-19, la compañía apostó por seguir adelante con la junta, aunque cambiando por completo lo previsto, en una cita que tuvo por escenario la Torre Iberdrola de Bilbao, sede social del grupo, y donde no hubo presencia física de accionistas, representantes o invitados.

El real decreto aprobado por el Gobierno concedía flexibilidad a las compañías, ante la situación excepcional, para organizar sus juntas generales durante los diez primeros meses del año, cuando antes el plazo expiraba en junio, explicó la compañía.