Las finanzas públicas se desangran. A la ingente cantidad de recursos públicos que engulle cada día la lucha contra el coronavirus -test, mascarillas, hospitalizaciones- se suma la pérdida de ingresos por el cese de actividad de las empresas y el desplome del consumo. El consejero de Hacienda del Gobierno de Canarias no lo niega: "En las próximas semanas habrá problemas de liquidez", afirma Román Rodríguez. Con los colectivos sanitarios clamando por elementos de protección suficientes que eviten su contagio y que comienzan a llegar a las Islas, el gasto sanitario no está en discusión. Ahora bien, ¿quién paga este aquelarre de regulaciones de empleo y aplazamiento de impuestos?

Pedro Sánchez mira a una Unión Europea (UE) que cada vez lo parece menos. Naciones Unidas hizo ayer suyas las palabras expresadas hace dos semanas por la canciller Angela Merkel: el mundo se enfrenta a la mayor crisis desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Y en esa tan acertadísima como, al parecer, vacua y grandilocuente frase se quedó la dirigente germana. Con el primer ministro holandés, Mark Rutte, al frente, Alemania se mantiene entre el grupo de los países que niegan la mutualización de la deuda que ya genera esta crisis.

Se oponen así a las reivindicaciones de España, Italia, Francia o Portugal, que, como la ONU, sostienen que no es problema de un país, sino del mundo entero; por tanto, de toda la Unión Europea. Como tal, todos los miembros del proyecto común deben hacerse cargo de cubrir una parte del boquete en las finanzas públicas. Rutte y Merkel, con la siempre confortable compañía de Austria y Finlandia, invocan la utilización del MEDE (Mecanismo Europeo de Estabilidad). Es decir, defienden que las naciones más afectadas -la ausencia de datos compulsados tampoco deja claro cuál lo está más- recurran al colchón creado tras la última crisis para rectificar los desmanes de las cuentas nacionales.

En suma, se han propuesto sacar ventaja de esta situación, sometiendo a los países que más compatriotas ven morir a una especie de minirrescate que descarta del todo la defensa en el futuro de la existencia de una verdadera unión de países. Imposible cuando teóricos aliados traicionan a sus supuestos socios y les obligan a pagar muy cara la deuda de un problema que no han generado.

Galgos o podencos

Mientras se produce esa discusión de si son galgos o podencos los que muerden los tobillos de la ciudadanía, la maquinaria de salvar vidas incrementa su demanda de recursos públicos. En ese mismo tiempo, la merma de ingresos cobra el tono de dramática. Román Rodríguez calcula que en el periodo de máxima afectación, el de estado de alarma en que nos hallamos más el tiempo que tarde la economía en recuperar una velocidad medianamente aceptable, las arcas autonómicas perderán "entre el 60% y el 70% de los ingresos previstos" en el presupuesto de este año.

Endeudarse para afrontar el tsunami es la única solución y Sánchez apura los tiempos en espera de que neerlandeses y alemanes se bajen del pollino. Pero mientras eso no sucede, el presidente echa mano de cuanto billete ve pasar cerca. En la Conferencia Sectorial de Empleo y Asuntos Laborales celebrada ayer, las comunidades autónomas supieron que, al menos por el momento, se quedan sin buena parte de los fondos para políticas activas que tenían que recibir este año.

La consejera canaria, Elena Máñez, y sus homólogos del Partido Socialista votaron con la nariz tapada a favor de la propuesta, que prosperó. Un total de 2.300 millones de euros tenían que llegar a las regiones, ahora serán 1.048 millones. ¿Cuántos tendrían que haber llegado al Archipiélago? Mutismo absoluto ayer. El año pasado fueron casi 200 millones y, dadas las circunstancias, contar con la mitad sería hasta milagroso.

Coalición Canaria (CC), en la oposición en las Islas, rechazó la medida e instó al Ejecutivo autonómico a enfrentarse al central. Los nacionalistas saben que eso no ocurrirá. El expresidente y hoy senador autonómico, Fernando Clavijo, criticó la "recentralización" que se está observando. Y si esto ocurrió ayer, ¿qué puede esperarse del superávit generado por la comunidad autónoma en los últimos ejercicios? El esquema es idéntico: Pedro Sánchez exige a la UE la flexibilización de las reglas fiscales, allí oyen llover a pleno sol y el presidente canario, Ángel Víctor Torres, se lo reclama a Sánchez cada domingo. Cero resultado.

"No tiene ninguna capacidad de poner firme a Sánchez", señaló Clavijo sobre el jefe del Ejecutivo canario. Mientras, Román Rodríguez asegura que los 270 millones de superávit dan para pagar las nóminas solo de un mes y retoma la necesidad de endeudarse para superar el momento actual. Los nacionalistas, con total escepticismo, le animan a exigir a Madrid los 1.500 millones de la sentencia por el anterior convenio de carreteras. "¿Si no les dejan disponer del superávit, les van a dejar endeudarse?", expuso Fernando Clavijo.