Hay que buscarles un sitio donde dormir a los turistas que seguirán en Canarias pese al cierre de los hoteles y apartamentos. Aunque el Ministerio de Sanidad ha decretado la suspensión de la actividad de estos establecimientos a partir del próximo jueves, tanto las empresas como el Gobierno regional son conscientes de que para entonces seguirá habiendo turistas en las Islas. Más bien pseudoturistas o turistas zombis, esos que por unos u otros motivos no dejarán el Archipiélago pese al estado de alarma pero que en realidad ya no hacen vida de turista, básicamente porque no hay nada abierto, ni siquiera las playas. En cualquier caso, se trata de personas a las que ni se puede ni se va a abandonar a su suerte, de ahí que tanto en el sector público como en el privado estén buscando las mejores opciones. ¿Cuántas personas? La cifra se desconoce con exactitud y probablemente no se sepa hasta el mismo jueves. Pero es aun más difícil saber cuántos visitantes permanecen alojados en viviendas turísticas ilegales, que como tal escapan del control público y parte de las cuales continuarán teniendo huéspedes más allá del día 26.

Hasta el jueves (anteayer) aún había en Canarias alrededor de 80.000 viajeros, según los datos de la Consejería de Turismo del Gobierno autonómico. Sin embargo, ayer estaba previsto que dejaran el Archipiélago unos 30.000 de esos 80.000 turistas, con lo que en estos momentos son en torno a 50.000 los que continúan en las Islas. A principios de esta semana superaban ampliamente los 100.000, con lo que está cumpliéndose la hoja de ruta para el desalojo paulatino y ordenado de hoteles y apartamentos, que precisamente fue una de las principales demandas de la patronal para evitar que cada empresa fuera por su lado y el sector acabara sumido en el caos. No obstante, esos miles de turistas que todavía siguen en Canarias obligan a muchos establecimientos a mantener la actividad a pesar de que cada día en esta situación les supone más pérdidas. Y de hecho son mayoría los que se encuentran en esta tesitura: abiertos pero con una ínfima ocupación. Es más, algunos tendrán que seguir abiertos, o más exactamente medio abiertos, incluso después del jueves.

De entrada porque hay una parte de los turistas que es de temporada o larga estancia, es decir, personas que vienen a Canarias a pasar varios meses. Por eso la orden del Ministerio de Sanidad establece que este tipo de cliente sí podrá continuar en el establecimiento, pero eso sí, siempre que en sus habitaciones o estancias disponga de todo lo necesario para ser autosuficiente. En otras palabras: no se le prestarán los servicios habituales y de algún modo pasará a ser un ciudadano más hasta que se levante el estado de alarma. Hay que puntualizar que este es un colectivo minoritario y en general menos problemático, pero hay también turistas que, sencillamente, "se niegan a salir".

El presidente de la Asociación Hotelera y Extrahotelera de Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro (Ashotel), Jorge Marichal, explicó ayer que son personas que sienten que aquí están más seguras de lo que estarán en sus países de origen, y por eso no quieren abandonar el Archipiélago. Esta situación sobrevenida es justamente una de las razones que llevaron a la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat), que también preside Jorge Marichal, a pedir el decreto que regula el cierre de los establecimientos y evita el desorden. Para que haya, en definitiva, "seguridad jurídica".

Con todo, el grupo más numeroso es el de los turistas que no podrán dejar las Islas de aquí al día 26 no ya porque no quieran, sino porque les va a resultar imposible. Son quienes tenían programada su salida para estos días pero se han quedado sin vuelos y sus países no llegan a tiempo de repatriarlos antes del jueves. Una bolsa de expatriados temporales que está por ver cuántas personas la integran y que obliga a buscar soluciones. Del lado de las empresas, tanto Ashotel como la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo (FEHT) de la provincia de Las Palmas están viendo en qué establecimientos alojar a estas personas que permanezcan en Canarias cuando la actividad esté oficialmente en suspenso. Y del lado de las instituciones, el Gobierno autonómico ya ha elaborado un protocolo, una suerte de plan de rescate del turista zombi. La idea es contactar antes que nada con las embajadas o consulados de los distintos países, pero hasta que estas personas puedan volver a sus casas, se alojarán en apartamentos o viviendas vacacionales, que por lo general permiten al inquilino esa autosuficiencia a la que obliga la orden de Sanidad.

Otras incógnitas son cuántos viajeros están alojados en complejos o viviendas vacacionales ilegales (que se cuentan por miles) y cuántos continuarán así tras el cierre de los establecimientos legales. "No se sabe cuántos están ahí", subrayó el presidente de la Asociación de Empresarios Turísticos de Fuerteventura (Asofuer), Antonio Hormiga. "Hay muchos en complejos ilegales, y este es un problema con el que ahora se encuentra la Administración por no haber hecho cumplir sus propias leyes", ahondó el vicepresidente de la FEHT y presidente de la Asociación de Empresarios de Alojamientos Turísticos (AEAT) de Las Palmas, Tom Smulders. "Para cumplir a rajatabla la orden del Gobierno, las fuerzas del orden tendrían que hacer un registro de los edificios para ver qué hay dentro", agregó Smulders en relación con la oferta ilegal.

Mil canarios en La Palma

En las llamadas Islas Verdes (La Palma, La Gomera y El Hierro) quedan en conjunto unos 3.000 turistas: 250 en El Hierro, algo menos de 700 en La Gomera y 2.100 en la Isla Bonita. Es en esta última donde se da una circunstancia que llama la atención: de los 2.100 turistas, alrededor de un millar son canarios. Unos 1.000 isleños que pasan unos días en La Palma pese a las restricciones que impone el estado de alarma. Así pues, los turistas zombis no solo son extranjeros, sino que entre ellos hay hasta canarios a pesar de que ya hace una semana que se decretó el estado de alarma por el brote de coronavirus.